Seis plazas de toros, las más
soñadas y las más temidas, marcan el devenir de cada temporada.
ANGEL GONZALES ABAD
Diario ABC de Madrid
Seis plazas de toros son las que marcan cada año la
temporada taurina, las que más influyen en la cotización de los toreros, en las
que se lidia el toro con mayor trapío, los cosos con los aficionados más
rigurosos y entendidos, en donde se juega la auténtica Champions del torero.
Son las plazas que los diestros sueñan conquistar, las más temidas también.
Valencia
El coso de la calle de Játiva fue inaugurado oficialmente el
22 de junio de 1859 con una corrida en la que Curro Cúchares lidió toros de
Carriquiri y de la Viuda de Zalduendo, aunque las obras del coso no finalizaron
hasta dos años más tarde.
Se trata de un edificio neoclásico inspirado en el Coliseo
de Roma y concebido por Sebastián Monleón. Con una capacidad inicial para
16.000 personas, tras sucesivas remodelaciones su aforo actual ronda las 13.000
localidades. Esta dividida en tendidos y dos pisos que se denominan nayas.
Celebra cada años dos ferias, la de Fallas en marzo, que
abre oficialmente la temporada en plazas de primera, y la de san Jaime en
julio. También programa algún festejo el mes de mayo y en octubre por el Día de
la Comunidad Valenciana.
La plaza de Valencia tiene una gran historia y en su ruedo
se han escrito innumerables páginas del toreo. La doble alternativa de Litri y
Julio Aparicio el 12 de octubre de 1949 fue un auténtico acontecimiento
nacional, como los doctorados de Paco Camino, Curro Romero o Enrique Ponce.
Sevilla
En 1761 comenzaron en Sevilla los trabajos de un nuevo coso
sobre el solar de otro de madera anterior, obras que no concluyeron hasta 1881.
Desde entonces, la plaza, propiedad de la Real Maestranza de Caballería, es una
de las más importantes del toreo. La tradicional corrida del Domingo de
Resurrección, su Feria de Abril, las novilladas de mayo y junio, su Feria de
San Miguel, están jalonadas de grandes acontecimientos que han marcado la
Historia de la Tauromaquia.
En su ruedo irregular permanecen vivas faenas inolvidables,
que resuenan en sus doce mil localidades. La competencia de Joselito y
Belmonte, tantos y tantos toreros sevillanos, Pepe Luis Vázquez, Manolete, Luis
Miguel Dominguín, todas las figuras de los años cincuenta y sesenta, su torero
Curro Romero... perviven entre sus paredes, se asoman cada día de toros a sus
tendidos y sus gradas. La Puerta del Príncipe es el sueño de todo aquel que se
viste de luces. La puerta de la gloria sigue estando en Sevilla, aunque antes
es preciso triunfar a lo grande en su albero dorado.
Madrid
La Monumental de Las Ventas es la primera del mundo. Sin
discusión, un triunfo en su arena es el aval que abre las puertas. Su Feria de
San Isidro, un mes completo de toros, decide sobre la temporada y sobre la vida
de muchos toreros que, bien salen disparados hacia carteles de lujo en todas
las ferias españolas bien quedan parados con las ilusiones rotas en una plaza
insustituible.
Casi 25.000 localidades componen la Cátedra de Las Ventas,
un foro temido y ansiado por los toreros. La tabla de salvación para quienes
comienzan o no se encuentran en su mejor momento profesional. El espaldarazo
definitivo para los que consiguen el éxito y atraviesan a hombros su Puerta
Grande.
Las Ventas se debe a la idea de Joselito El Gallo de crear
plazas de toros monumentales para abaratar los precios de las localidades y
favorecer el acceso de público a los tendidos. Su proyecto, llevado a cabo por
José Espelius, no lo llegó a ver por su trágica muerte en Talavera. La plaza
fue construida en 1929, pero no se inauguró hasta 1931 y debido a que estaba
situada en las afueras de la capital muy mal comunicada, su programación
continuada no comenzó hasta tres años después.
Ha sido testigo de grandiosas hazañas. Las catorce puertas
grandes de Santiago Martín "El Viti" dan medida de la dimensión de
esta figura, como las doce de Paco Camino, las once de Antonio Bienvenida o las
cinco de Antoñete. Todas las figuras del toreo de las últimas ocho décadas han
tenido que triunfar en Madrid para confirmar sus poderes.
Pamplona
El 7 de julio de 1922 con toros de Vicente Martínez actuaron
Saleri II, Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda en la primera corrida de la
nueva plaza de Pamplona, que sustituía al viejo coso en funcionamiento desde
1844. La capital navarra contaba así con un recinto para casi catorce mil
personas en donde los sanfermines se hicieron grandes, la fiesta española con
mayor repercusión internacional, gracias al escritor norteamericano Ernest
Hemingway. Precisamente en el paseo que honra su memoria esta el coso que en
1966 fue ampliado según el proyecto del arquitecto Rafael Moneo hasta alcanzar
su aforo actual que ronda las veinte mil localidades.
Su actividad se centra entre el 5 y el 14 de julio, fechas
en la que se celebra la Feria del Toro, en donde el toro, de trapío siempre
imponente, es el auténtico protagonista de la fiesta. Por la mañana en la calle
en sus tradicionales encierros y por la tarde en la plaza.
La seriedad de los animales que se lidian en Pamplona marcan
una de las cimas de la temporada en un coso que vive un apasionante ambiente en
el que las peñas de mozos en el sol marcan el desarrollo del festejo, con unos
tendidos de sombra en donde se impone la cordura de los más aficionados. Esa
dicotomía, esa locura entre el sol y la sombra, hace de la plaza pamplonesa un
espectáculo en sí misma.
Bilbao
La noche del 4 al 5 de septiembre de 1961 un pavoroso
incendio puso fin a 83 años de historia de la vieja plaza bailbaína de Vista
Alegre. Las fuerzas vivas de la capital vizcaína se pusieron manos a la obra y
el 19 de junio siguiente, tan solo nueve meses y medio después, Antonio
Ordóñez, César Girón y Rafael Chacarte hicieron el paseíllo en la nueva plaza
diseñada por el arquitecto Luis Gana, para enfrentarse a un elenco ganadero
formado con toros de Juan Pedro Domecq, Urquijo de Federico, Atanasio
Fernández, Antonio Pérez Tabernero, marques de Domecq y Ricardo Arellano.
Antes y después la seriedad por bandera en las formas y en
el fondo. Desde la selección de las corridas de toros entre las de mayor trapío
que se lidian en toda la temporada, hasta la corrida vespertina, pasando por
toda la liturgia de los prolegómenos que se viven en esta plaza como en ningún
otro sitio.
La nueva Vista Alegre, uno de los puertos más duros de la
campaña taurina española, tiene capacidad para casi quince mil almas y esta
situada en la torerísima calle Martin Agüero.
Zaragoza
El coso de la Misericordia acaba de cumplir sus primeros 250
años de vida, pues fue inaugurada el 8 de octubre de 1764 a instancias del
ilustrado Ramón de Pignatelli para conseguir fondos para el hospital y el
hospicio provincial. En sus tendidos el aragonés más universal, Francisco de
Goya, tomó apuntes para su genial tauromaquia.
La plaza de la capital aragonesa ha sufrido profundas
reformas desde su construcción original. Su aspecto exterior actual de estilo
neomudéjar se debe a la ampliación que tuvo lugar en 1917 debido a la
competencia surgida entre dos novilleros zaragozanos -Florentino Ballesteros y
Herrerín-, que hizo vivir unos años de pasión desatada en sus tendidos. Cuando
se inauguró la reforma, los dos habían muerto víctimas en el ruedo; el primero
en Madrid ya de matador de toros y Herrerín en Cádiz, todavía de novillero.
En 1988 se instaló una cubierta sobre la plaza que protegió
a los toreros y a los espectadores de las inclemencias del tiempo, que en la
Feria del Pilar son habituales en la capital del Ebro, y a comienzos del
presente siglo se mejoró la comodidad interior disminuyendo las localidades a
poco más de diez mil asientos.
Zaragoza, la plaza que cierra la temporada, ha sido temida
por los toreros de todas las épocas por la dureza de su afición y por el toro
con edad y trapío que históricamente se ha lidiado en su ruedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario