sábado, 30 de abril de 2016

¿Dónde se juega la Champions del toreo?

Seis plazas de toros, las más soñadas y las más temidas, marcan el devenir de cada temporada.
 
ANGEL GONZALES ABAD
Diario ABC de Madrid

Seis plazas de toros son las que marcan cada año la temporada taurina, las que más influyen en la cotización de los toreros, en las que se lidia el toro con mayor trapío, los cosos con los aficionados más rigurosos y entendidos, en donde se juega la auténtica Champions del torero. Son las plazas que los diestros sueñan conquistar, las más temidas también.

Valencia

El coso de la calle de Játiva fue inaugurado oficialmente el 22 de junio de 1859 con una corrida en la que Curro Cúchares lidió toros de Carriquiri y de la Viuda de Zalduendo, aunque las obras del coso no finalizaron hasta dos años más tarde.

Se trata de un edificio neoclásico inspirado en el Coliseo de Roma y concebido por Sebastián Monleón. Con una capacidad inicial para 16.000 personas, tras sucesivas remodelaciones su aforo actual ronda las 13.000 localidades. Esta dividida en tendidos y dos pisos que se denominan nayas.

Celebra cada años dos ferias, la de Fallas en marzo, que abre oficialmente la temporada en plazas de primera, y la de san Jaime en julio. También programa algún festejo el mes de mayo y en octubre por el Día de la Comunidad Valenciana.

La plaza de Valencia tiene una gran historia y en su ruedo se han escrito innumerables páginas del toreo. La doble alternativa de Litri y Julio Aparicio el 12 de octubre de 1949 fue un auténtico acontecimiento nacional, como los doctorados de Paco Camino, Curro Romero o Enrique Ponce.

Sevilla

En 1761 comenzaron en Sevilla los trabajos de un nuevo coso sobre el solar de otro de madera anterior, obras que no concluyeron hasta 1881. Desde entonces, la plaza, propiedad de la Real Maestranza de Caballería, es una de las más importantes del toreo. La tradicional corrida del Domingo de Resurrección, su Feria de Abril, las novilladas de mayo y junio, su Feria de San Miguel, están jalonadas de grandes acontecimientos que han marcado la Historia de la Tauromaquia.

En su ruedo irregular permanecen vivas faenas inolvidables, que resuenan en sus doce mil localidades. La competencia de Joselito y Belmonte, tantos y tantos toreros sevillanos, Pepe Luis Vázquez, Manolete, Luis Miguel Dominguín, todas las figuras de los años cincuenta y sesenta, su torero Curro Romero... perviven entre sus paredes, se asoman cada día de toros a sus tendidos y sus gradas. La Puerta del Príncipe es el sueño de todo aquel que se viste de luces. La puerta de la gloria sigue estando en Sevilla, aunque antes es preciso triunfar a lo grande en su albero dorado.

Madrid

La Monumental de Las Ventas es la primera del mundo. Sin discusión, un triunfo en su arena es el aval que abre las puertas. Su Feria de San Isidro, un mes completo de toros, decide sobre la temporada y sobre la vida de muchos toreros que, bien salen disparados hacia carteles de lujo en todas las ferias españolas bien quedan parados con las ilusiones rotas en una plaza insustituible.

Casi 25.000 localidades componen la Cátedra de Las Ventas, un foro temido y ansiado por los toreros. La tabla de salvación para quienes comienzan o no se encuentran en su mejor momento profesional. El espaldarazo definitivo para los que consiguen el éxito y atraviesan a hombros su Puerta Grande.

Las Ventas se debe a la idea de Joselito El Gallo de crear plazas de toros monumentales para abaratar los precios de las localidades y favorecer el acceso de público a los tendidos. Su proyecto, llevado a cabo por José Espelius, no lo llegó a ver por su trágica muerte en Talavera. La plaza fue construida en 1929, pero no se inauguró hasta 1931 y debido a que estaba situada en las afueras de la capital muy mal comunicada, su programación continuada no comenzó hasta tres años después.

Ha sido testigo de grandiosas hazañas. Las catorce puertas grandes de Santiago Martín "El Viti" dan medida de la dimensión de esta figura, como las doce de Paco Camino, las once de Antonio Bienvenida o las cinco de Antoñete. Todas las figuras del toreo de las últimas ocho décadas han tenido que triunfar en Madrid para confirmar sus poderes.

Pamplona

El 7 de julio de 1922 con toros de Vicente Martínez actuaron Saleri II, Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda en la primera corrida de la nueva plaza de Pamplona, que sustituía al viejo coso en funcionamiento desde 1844. La capital navarra contaba así con un recinto para casi catorce mil personas en donde los sanfermines se hicieron grandes, la fiesta española con mayor repercusión internacional, gracias al escritor norteamericano Ernest Hemingway. Precisamente en el paseo que honra su memoria esta el coso que en 1966 fue ampliado según el proyecto del arquitecto Rafael Moneo hasta alcanzar su aforo actual que ronda las veinte mil localidades.

Su actividad se centra entre el 5 y el 14 de julio, fechas en la que se celebra la Feria del Toro, en donde el toro, de trapío siempre imponente, es el auténtico protagonista de la fiesta. Por la mañana en la calle en sus tradicionales encierros y por la tarde en la plaza.

La seriedad de los animales que se lidian en Pamplona marcan una de las cimas de la temporada en un coso que vive un apasionante ambiente en el que las peñas de mozos en el sol marcan el desarrollo del festejo, con unos tendidos de sombra en donde se impone la cordura de los más aficionados. Esa dicotomía, esa locura entre el sol y la sombra, hace de la plaza pamplonesa un espectáculo en sí misma.

Bilbao

La noche del 4 al 5 de septiembre de 1961 un pavoroso incendio puso fin a 83 años de historia de la vieja plaza bailbaína de Vista Alegre. Las fuerzas vivas de la capital vizcaína se pusieron manos a la obra y el 19 de junio siguiente, tan solo nueve meses y medio después, Antonio Ordóñez, César Girón y Rafael Chacarte hicieron el paseíllo en la nueva plaza diseñada por el arquitecto Luis Gana, para enfrentarse a un elenco ganadero formado con toros de Juan Pedro Domecq, Urquijo de Federico, Atanasio Fernández, Antonio Pérez Tabernero, marques de Domecq y Ricardo Arellano.

Antes y después la seriedad por bandera en las formas y en el fondo. Desde la selección de las corridas de toros entre las de mayor trapío que se lidian en toda la temporada, hasta la corrida vespertina, pasando por toda la liturgia de los prolegómenos que se viven en esta plaza como en ningún otro sitio.

La nueva Vista Alegre, uno de los puertos más duros de la campaña taurina española, tiene capacidad para casi quince mil almas y esta situada en la torerísima calle Martin Agüero.

Zaragoza

El coso de la Misericordia acaba de cumplir sus primeros 250 años de vida, pues fue inaugurada el 8 de octubre de 1764 a instancias del ilustrado Ramón de Pignatelli para conseguir fondos para el hospital y el hospicio provincial. En sus tendidos el aragonés más universal, Francisco de Goya, tomó apuntes para su genial tauromaquia.

La plaza de la capital aragonesa ha sufrido profundas reformas desde su construcción original. Su aspecto exterior actual de estilo neomudéjar se debe a la ampliación que tuvo lugar en 1917 debido a la competencia surgida entre dos novilleros zaragozanos -Florentino Ballesteros y Herrerín-, que hizo vivir unos años de pasión desatada en sus tendidos. Cuando se inauguró la reforma, los dos habían muerto víctimas en el ruedo; el primero en Madrid ya de matador de toros y Herrerín en Cádiz, todavía de novillero.

En 1988 se instaló una cubierta sobre la plaza que protegió a los toreros y a los espectadores de las inclemencias del tiempo, que en la Feria del Pilar son habituales en la capital del Ebro, y a comienzos del presente siglo se mejoró la comodidad interior disminuyendo las localidades a poco más de diez mil asientos.

Zaragoza, la plaza que cierra la temporada, ha sido temida por los toreros de todas las épocas por la dureza de su afición y por el toro con edad y trapío que históricamente se ha lidiado en su ruedo.

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