lunes, 25 de abril de 2016

Cinco historias en la larga espera para conseguir entradas de San Isidro

Centenares de personas en el inicio de la venta de localidadesPúblico heterogéneo, de ambos sexos y todas las edades analizan el estado de salud de la Fiesta de los toros.

HUGO ALGUACIL PÉREZ
@hugoalguacil

El inicio de la venta de entradas sueltas para la Feria de San Isidro ha vuelto a llenar de aficionados la explanada de la plaza de toros de Las Ventas. Centenares de personas esperaban a las 10 de la mañana de este lunes la apertura de las taquillas y no pocos pasaron la noche junto a las mismas para asegurarse alguna de las cotizadas localidades de las tardes punteras del ciclo, que se celebrará desde el viernes 6 de mayo al 5 de junio.

La ausencia de grandes figuras como José Tomás o Morante de la Puebla no ha reducido la afluencia de público. Es más, en los corrillos que se forman durante tantas horas de espera los nombres de Roca Rey o López Simón ya se mezclan con los de Talavante, Juli o Perera, toreros más que consagrados que saben lo que es salir a hombros por la Puerta Grande de Madrid y ven ahora peligrar su posición de privilegio.

Las tres tardes en las que está anunciado Talavante (13, 15 y 18 de mayo), las dos de El Juli (20 y 25 de mayo) o la tradicional corrida de Beneficencia (1 de junio, con Sebastian Castella, José María Manzanares y López Simón en el cartel) estaban en las 'chuletas' de los aficionados más madrugadores.

En 2016 la oferta de entradas es ligeramente superior a 2015 ya que han quedado liberadas 599 localidades al no haber sido renovados esos abonos. En el próximo San Isidro alrededor de dos tercios de la plaza corresponderá a abonados: 13.175 normales más 2.040 para mayores de 65 años y 530 de menores de 25, que hacen un total de 15.745 asientos.

Ante las taquillas se concentran hombres y mujeres de todas las edades, de varias nacionalidades y distintos niveles económicos. Los hay que comprarán entradas para casi todos los días, otros sólo acudirán a las tardes fuertes. Esta concentración heterogénea de aficionados -que viven la los toros de maneras muy distintas- es un buen termómetro para evaluar el estado de la Fiesta.

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