JAVIER LÓPEZ
Una tarde de lo más anodina por la absoluta invalidez de los
toros de Lagunajanda fue lo que dio de sí el festejo de hoy en Las Ventas, en
el que destacó el buen oficio de López Chaves, aún sin espada, y en el que
confirmó alternativa Julio Parejo, que anduvo digno pero sin rivales.
Esto del toreo es cosa de dos. Y cuando no quiere... ya se
sabe. En la tarde de hoy en Madrid, el remiso, o los remisos, mejor dicho,
fueron los toros de Lagunajanda, todos en el límite de la invalidez, imposibles
ni tan siquiera para ensayar el toreo. También el viento molestó durante toda
la función, la cual se acabó yendo por los derroteros de la frustración y la
desesperación.
El toro de la confirmación de Parejo fue devuelto a los
corrales por partirse un pitón por la cepa en el primer encuentro con el
caballo. El extremeño corrió turno y saltó al ruedo el reseñado como sexto, un
"tío", que se dice en la jerga por su imponente estampa, aunque
pronto evidenciara muy pocas fuerzas, llegando a la muleta sin ningún celo,
moviéndose al paso y perdiendo las manos continuamente.
No tuvo la suerte de cara Parejo, aunque se mostrara por
encima de las circunstancias, haciendo las cosas con mucho temple, dentro de
una labor que, como no podía ser de otra forma, no llegó a calentar.
El sexto fue un sobrero de El Risco, en la línea de los
titulares, es decir, muy blando y sin fondo alguno. Parejo anduvo con ganas,
pero, volviendo otra vez a lo mismo, cuando uno de los dos no quiere pelea...
poco o nada se puede hacer.
El primero de López Chaves fue también para atrás por su
absoluta invalidez. El hermano de camada que salió en su lugar fue bravo en el
caballo, empujando con fijeza y mucho poder sobre todo en el primer puyazo. En
la muleta, en cambio, no tuvo tan buen estilo el toro, acostándose por derecho
y sin terminar de pasar. Poco material para el salmantino, que anduvo con
oficio pero sin lucimiento.
El sobrero del Conde de la Maza que hizo quinto, sin ser
tampoco nada del otro mundo, al menos se mantuvo en pie para que López Chaves,
a base de consentirle y hacerlo todo a su favor, extrajera muletazos de notable
entidad por el lado derecho.
Suavidad, mando y hasta cierto regusto en los compases
finales fueron los mimbres de una faena en la que la inteligencia, la buena
técnica y el buen oficio del torero de Ledesma acabaron fusionándose para
llevar el interés a los tendidos. Lástima que al final lo echara todo a perder
con la espada.
Tampoco tuvo tela que cortar Víctor Janeiro en su primero,
toro que manseó en los primeros tercios, sin fuerza alguna, y de rebrincadas
acometidas hasta que se paró.
El de Ubrique brindó al público una faena de mucha voluntad,
en la que se mostró solvente pero sin alcanzar mayores cotas por las nulas
posibilidades que le dio el astado. El estoconazo final, que tiró al toro sin
puntilla, fue lo mejor de una labor ovacionada por los tendidos.
El quinto fue un toro que embistió a oleadas y tirando
derrotes a diestro y siniestro. Janeiro volvió a estar tesonero, e incluso
firme para aguantar y sortear las tarascadas que le tiró el animal, que, por
suerte, acabó desfondándose, permitiendo al gaditano torearlo con más sosiego,
aunque, eso sí, también por la periferia. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Cuatro toros de Toros de Lagunajanda,
de desiguales hechuras y muy deslucidos por su absoluta falta de fuerzas.
Cuarto y sexto fueron dos sobreros de El
Conde la Maza y El Risco, noble
y soso a partes iguales el primero, y deslucido el otro.
Domingo López Chaves: pinchazo y bajonazo (palmas); y tres
pinchazos y media atravesada (ovación tras aviso).
Víctor Janeiro: gran estocada (ovación); y casi entera
caída (silencio).
Julio Parejo, que confirmaba alternativa: estocada
trasera (ovación tras aviso); y dos pinchazos y estocada baja (silencio tras
aviso).
La plaza registró menos de un cuarto de entrada en tarde de viento y
progresivamente fría.
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