domingo, 2 de agosto de 2015

Manolo Vanegas sin fortuna en su regreso a Las Ventas

Herido en la mano tras espeluznante voltereta
Entrega y valor la que dejo Manolo Vanegas en su regreso a Las Ventas este domingo, sin mucha colaboración de los astados. 

RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Foto: Juan Pelegrín / www.las-ventas.com

No han salido las cosas. Así se puede resumir el regreso este domingo, tras la oreja cortada a mediados del mes pasado, por parte del tachirense Manolo Vanegas a Madrid, la Catedral del Toreo, en fecha donde se cumplía 28 años de la última salida en hombros hacia la Calle Alcalá de un espada venezolano, como lo fue la del maracayero “Morenito de Maracay” ante toros de Cobaleda.

Vanegas hizo el paseíllo en Madrid con la vitola de haber sido uno de los destacados del ciclo novilleril de julio en Las Ventas, ante un serio encierro de los hierros de Martin Lorca y Escribano Martin. Ninguno de los astados corridos facilitó el lucimiento, lo que a la postre evidencia el balance artístico del festejo en la que sus compañeros de cartel el mexicano Gerardo Rivera (ovación y vuelta al ruedo por su cuenta) y el español Alejandro Marcos (silencio tras aviso y ovación).

Abrió plaza Vanegas en limpio saludo por verónicas, demostrando el ejemplar escasas fuerzas. Sabrosas las chicuelinas tras medido castigo en varas, y poco lucido tercio de rehiletes por parte del coleta de Seboruco, y poco más, pues el animal no transcendió al tendido, dejando evidente entrega y decisión en su comienzo de labor, rodillas en tierra, el torero venezolano, saliendo volteado en varias ocasiones, atropellando la razón. Silencio tras aviso.

En su segundo, más asentando  se desenvolvió, tras recibo con larga de rodillas en el tercio, rematando con media, de cartel. Nuevamente cuidado en varas, de poco valió, pues el ejemplar recortó viajes en la muleta hasta pararse, no dejando opción que arrimarse en cercanías al mencionado coleta, utilizando recursos como toques, temple, terrenos y valor para no pasar desapercibido. Le pasaporto con solvencia, siendo silenciado.

La cara amarga del festejo lo sufrió Vanegas ante el quinto de la función, tras ser volteado aparatosamente en el curso del tercio de varas, siendo prendido por el pecho, y arrastrado por el amplio ruedo venteño, en los pitones del astado, pasando a la enfermería donde milagrosamente se le apreció herida incisa en región cubital palma mano izquierda y contusiones y erosiones múltiples.

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