ÁNGEL GONZÁLEZ ABAD
Diario ABC de Madrid
Los aficionados sienten como unas garras afiladas y negras
amenazan con saña la Tauromaquia. Un antitaurinismo basado en una demagogia
política que deja a un lado todos los condicionantes morales que pudieran tener
los que con verdadera convicción se sienten lejanos a la Fiesta.
Una gran mentira utilizada como una cortina de humo sobre
los verdaderos problemas que siguen acuciando a la sociedad española y por ende
a todos los municipios en los que la izquierda radical -Podemos y sus marcas
blancas- ha lanzado su órdago sobre los toros.La Coruña, Palma de Mallorca,
Huesca, Níjar, Gandía… son ejemplos con un mismo patrón: un PSOE que sucumbe a
las soflamas de una minoría que le garantiza la vara de mando de la alcaldía.
Estamos ante una ofensiva que no va a ceder y contra la que
ya no cabe enarbolar los valores culturales y socioeconómicos de la Fiesta.
Aquí ha comenzado una batalla que habrá que librarla en un primer lugar
exigiendo el cumplimiento de la legalidad vigente y después, casa a casa,
cuerpo a cuerpo, si es preciso.
Pero hasta el momento en la defensa de la Tauromaquia solo
acuden los aficionados, la infantería que no encuentra el apoyo de un sector al
que sigue manteniendo con su millonaria asistencia a las plazas.
Y aquí viene el silencio de los corderos, la inexplicable
actitud silente de las grandes figuras del toreo, de los empresarios, de los
ganaderos, que siguen con la cabeza debajo del ala como convencidos de que aquí
no pasa nada. No han aprendido nada de todo lo que sucedió en Cataluña, un proceso
que ahora se repite, pero a velocidad de vértigo. Aquí, lejos de un verdadero
lobby taurino que ponga sobre la mesa de lo público al máximo nivel -y de ahí
para abajo- todo lo que económicamente significa el espectáculo taurino para
las distintas administraciones, que demuestre con contundencia la realidad
ecológica de la cría del toro bravo, que comunique y exija información; lo
único que los aficionados se encuentran es que los toreros han salido
desmonterados en Pamplona y una frase de apoyo a la Mallorca taurina en las
redes. Temblando tienen a los podemitas.
El silencio de los corderos mientras la infantería se sigue
batiendo el cobre por la pervivencia de su pasión. O alguien se levanta contra
toda esta mentira política que hace que un mismo partido apadrine la fiesta en
una ciudad y luche contra su pervivencia en otra a pocos kilómetros, o las
garras antitaurinas van a afilarse todavía más, sobre todo si el sector no pone
freno, que puede, y si los corderos siguen en silencio.
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