lunes, 3 de agosto de 2015

FERIA DE LA MERCED EN HUELVA - TERCER FESTEJO: El Juli, por encima de triunfalismos

El Juli
CARLOS CRIVELL
Diario ELMUNDO de Madrid

El Juli se llevó dos toros buenos, pero es cierto que el diestro puso de su parte todo lo posible para que los de Santiago Domecq se vinieran arriba en la muleta. El que lidió en cuarto lugar fue un sobrero, lidiado por uno que se partió una mano en banderillas. Aunque se entienda es no es reglamentario, es lógico que en estos casos salga el sobrero. Están las entradas muy caras como para privar al público de un toro.

El Juli estuvo muy bien en ambos, aunque la faena del cuarto fue más meritoria. Ese sobrero tenía un punto de mansedumbre manifiesta en palos. El Juli lo fijó de manera magistral, lo mandó con una suficiencia absoluta y llegó a sentirse en su toreo al natural cuando ya su faena estaba más avanzada. El animal quiso marcharse en dos ocasiones pero el poderío del torero le marcó el sitio y el camino para seguir embistiendo. Fue una demostración magistral de poder y dominio. A ese toro no lo mató bien, al revés, tras un pinchazo nos obsequió con un bajonazo tendido infame.

La faena al buen primero fue diferente. Fue un toro más vistoso, bravo y noble, muy repetidor, al que toreó a placer, primero con toques más bruscos y luego más reunido por ambos pitones. Fue una faena larga, pero cuando lo mató de forma contundente con su saltito y todo, el respetable logró las dos orejas para el madrileño. Buena tarde la de El Juli en La Merced.

En la bonita corrida de Santiago Domecq desentonó el segundo, amplio de cuna, estrecho de traseros y algo avacado. Perera lo dejó sin picar. Lo había recibido con lances de rodillas y se entregó en un quite escalofriante por saltilleras y chicuelinas. Tras las espaldinas de rigor, el extremeño se encontró con un toro muy flojo que apenas le permitió ligar algunas tandas de toreo ortodoxo. El final, cerca de los pitones aunque algo embarullado, tuvo emoción. Se pidieron dos orejas y le dieron sólo una. El problema del palco es que no se contuvo en el primer toro y ahora quiso echar el freno.

Perera lidió otro toro manso y justo de raza en quinto lugar. La nobleza por delante, pero poco más. Se puso de rodillas para ligar derechazos y ya enhiesto anduvo fácil por ambos pitones con muletazos limpios a un toro sin celo. Con los circulares y las cercanías llegó el entusiasmo, una estocada y dos orejas triunfalistas, como les gusta a muchos. El palco había perdido el norte a esas alturas.

Alejandro Talavante cortó una oreja fácil al flojo y soso tercero. La faena fue casi como el toro, aunque dos tandas de naturales templados nos recordaron al torero de la fantasía ya conocido. A pesar de un espadazo en mal sitio, la generosa plaza le premió con un trofeo.

El sexto era flojo, pero el piquero le arreó de lo lindo para que lo devolvieran. Pasaban las diez y media de la noche y todavía quedaba la lidia de un toro. El sobrero cumplió en varas y en la muleta. Talavante se gustó en una labor con temple, llena de detalles de improvisación, donde a la elegancia fue el motor del trasteo. Muy seguro, aprovechó la bondad del sobrero para irse a hombros con sus compañeros.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Merced de Huelva, 2 de agosto de 2015. 3ª de Colombinas. Casi tres cuartos de entrada.
Seis toros de Santiago Domecq, el cuarto lidiado como sobrero por uno de Ana María Bohórquez que se partió una mano en banderillas, y el 6º, sobero por uno inválido, bien presentados de juego diverso. 1º, bravo y noble; 2º, con poca clase; 3º, muy soso y flojo; 4º bis, mansito pero con nobleza; 5º, manso y descastado; 6º bis, noble.
El Juli, de sangre de toro y oro. Estocada (dos orejas). En el cuarto, pinchazo y bajonazo tendido (saludos tras aviso).
Miguel Ángel Perera, de rioja y oro. Estocada (una oreja). En el quinto, estocada (dos orejas).
Alejandro Talavante, de canela y oro. Estocada tendida y contraria (una oreja). En el sexto, estocada (una oreja).
Saludaron en banderillas Joselito Gutiérrez y Guillermo Barbero en el quinto, y Juan José Trujillo en el sexto.

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