miércoles, 1 de febrero de 2017

…El tablero

KIKE ROSALES
@kikefutbol

La Feria de San Sebastián, en su apartado taurino, terminó dejando un mal sabor en la boca por lo organizativo; una feria que se dio de milagro, desnudando una verdad que se sabía iba ocurrir.

Lo primero: Que la empresa taurina Fabio Grisolía cuando fue a licitación, tenía muchos años sin verse en el universo taurino, lo demostraba que sus cuentas bancarias no se habían movido. Pero contaba con el respaldo del llamado “Socio Solidario”, una empresa láctea que era la que con su activos muy grandes en lo económico respaldaba a la empresa taurina.

El requisito de la experiencia en organizar actos taurinos se basaba en Fabio Grisolía (Fabito), quien estuvo en la organización de la Feria de Mérida y quien fuera parte de la ganadería La Carbonera; ese era el apoyo taurino. Con la fuerza de la empresa láctea en lo económico, gana la licitación la empresa pero después de eso las cosas mostraron un mal prólogo.

El sostén de lo taurino se rompe cuando una disputa pública donde Fabio Grisolía señala a uno de los socios de “mitómano compulsivo”, termina con esa sociedad ante la demanda del afectado y obliga la salida de Fabito.

Luego empieza la lucha por conseguir los dólares, las trabas burocráticas en el país para ello son conocidas por todos y se busca apoyo en gente del gobierno. El gobernador del estado Táchira junto a personal de su más estricta confianza, sirvió como aval para hacer el lobby y que aparezcan los dólares.

Un anuncio público por parte de la empresa en el periódico de mayor circulación regional: diario La Nación, lo confirma; ellos agradecieron al Gobernador todo lo que les colaboró para realizar esa feria.

Vienen los toros de los hierros españoles, violando normas sanitarias sabidas por todos que llevaron a los que fueron indultados y los no lidiados, a que terminaran fusilados en las fincas donde pastaban.

Luego empieza la tragedia de las deudas; a los matadores que vinieron de afuera se les debe; a algunos hasta dos años; a los venezolanos también; y se suman a ellos las ganaderías venezolanas. En este 2017 fueron claras las cobranzas públicas; Castañeda fue uno y también un ganadero en un WhatsApp les pedía que se comunicaran con él para “arreglar asuntos administrativos”.

Se quiso retirarle la concesión, pero por la decisión de un tribunal local eso quedó en pura intención. Entonces viene la terminada edición de las corridas de la Feria de San Sebastián y ante la no venida de los toreros anunciados, se cambian los carteles y se reducen a tres, en vez de cuatro, los festejos; y se comienza a convertir en la feria de las sustituciones. Cosas como atrasar la corrida del sábado porque el matador Colombiano Ramsés no vino al país, o Eduardo Gallo que estaba en San Cristóbal y no toreo porque no hubo acuerdos en el pago.

Sucedieron hechos de verdad sorprendentes; dejar como “garantía” de pago un vehículo para poder cumplirle a una ganadería. Lo otro es la esperanza para los que tuvieron que sustituir, que puedan cobrar, o como a “Maravilla” que solo le dieron “pírricos” trecientos mil bolívares.

La feria en lo taurino quedó muy herida, la desorganización empezó a verse desde el comienzo cuando sus problemas internos como la demanda entre sus miembros se hizo pública. La gente se sintió burlada por los anuncios no cumplidos, sabiendo que “cualquier cosa”, ante tanto desorden podría pasar pensando, “es que sería igual jugar ajedrez con una paloma, tú haces la jugada pero en cualquier momento, seguro ella te caga el tablero…”.

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