martes, 14 de febrero de 2017

DESDE EL BARRIO: El "de momento" de Balañá

PACO AGUADO

Son lógicas, comprensibles, plausibles y, por supuesto, compartidas por todos las ansias de la afición catalana por ver abiertas de nuevo las puertas de la Monumental de Barcelona. Parafraseando a Lorca, así que han pasado cinco años desde que se arrastró el último toro por su blanca arena, ya va siendo hora de pasearnos a cuerpo por sus pasillos.

La sentencia, aparentemente favorable, que emitió el Tribunal Constitucional el pasado mes de octubre contra la prohibición del Parlament ha alentado la euforia en ese sentido. Y en las catacumbas donde allí se reúnen, casi clandestinamente, los resistentes de lo taurino se han ido despertando este invierno un ferviente deseo de volver a ejercer en la Ciudad Condal el derecho de ir a los toros que a todos nos asiste.

Pero parece que la reunión que hace unos días mantuvieron los representantes de la Federación de Entidades Taurinas de Cataluña con la empresa Balañá ha sido recibida como un jarro de agua helada sobre la espalda, en tanto que el hijo de don Pedro les transmitió a los entusiastas su decisión de no intentar dar toros en la plaza de su propiedad, al menos "de momento".

La respuesta de los dueños de la plaza, comunicada urbi et orbi por la FETC a través de un comunicado de prensa, ha hecho que inmediatamente salgan a la luz los cuchillos y las horcas virtuales para someter a la famosa familia catalana a un despiadado linchamiento mediático, a un vapuleo en columnas y redes que solo vuelve a incidir, sin una mayor reflexión, en el argumentario manido y facilón de su cobardía y sus intereses económicos.

Supongo que desde aquí lo fácil sería sumarse a esas hordas y arrojar otra piedra más en la lapidación colectiva, pero cuesta nadar a favor de corriente pensando en que, probablemente, ese simple pero significativo "de momento" con que Pedrito matizó su respuesta encierra no una negativa sino una reflexión más profunda y detenida que la que haya podido hacerse al primer golpe de vista.

Consideremos que, al fin y al cabo, los dueños de la plaza son quienes sufrirían directamente en sus carnes las consecuencias de desafiar al "desafío" catalanista, pues es en esa gran autonomía, que algunos quieren que sea un pequeño país, donde tienen todos sus otros negocios, sus teatros y salas de cine, las empresas que hoy por hoy sostienen un emporio levantado sobre los pasados cimientos del toreo.

Es fácil, sí, atacar por ahí a los Balañá, por su supuesta falta de coraje para enfrentarse al totalitarismo catalanista (aunque habría que ver qué harían en su lugar los atizadores), pero, aun así, parece que en su escueta respuesta a la FETC se esconde discretamente –no se trata de dar tres cuartos a los pregoneros independentistas– una intención empresarial que va más allá de su lectura simplista.

Puede que sea eso que en Cataluña llaman "seny", que no es otra cosa que un pragmático y enraizado sentido común, lo que lleve a los Balañá a mantener la prudencia ante la que está cayendo en su tierra. Y que sean muy conscientes de que, en pleno furor independentista y con un gobierno autonómico dispuesto rabiosamente a desobedecer al estado español para conseguir la independencia, dar una corrida de toros en la Monumental tendría ahora mismo unas, malas, consecuencias insospechadas.

La reapertura de la plaza, por mucha legalidad que la ampare, sería en este momento un perfecto agarradero simbólico para los "rebeldes", que venderían el hecho como una de las provocaciones españolistas que tanto ansían para justificar sus posturas. Y, en plena guerra de tribunales, se generaría con toda seguridad una catarata de reacciones y medidas legales "catalanas" absolutamente contrarias a la tauromaquia.

De hecho, la alcaldesa Colau y los políticos del Gubern tutti frutti ya amenazaron con ellas al conocerse la que no deja de ser una decisión ambigua, no nos engañemos, del Tribunal Constitucional. Y en ese escenario, con los taurinos en minoría e inferioridad, la batalla nos llevaría para siempre a un callejón sin salida ni vuelta atrás, como puede suceder en Colombia. Habría toros, sí, una o dos tardes o toda una temporada, pero la victoria taurina catalana se tornaría tan pírrica como ha sido la de Bogotá

Exactamente eso, y sin querer jugar a adivinos, puede que eso mismo es lo que quiso decirles Balañá a los bien intencionados y heroicos activistas de la FETC que mantienen viva la llama, al asegurarles que por los motivos "jurídicos, sociales y políticos" de la actual Cataluña, de los que también ellos son muy conscientes, "de momento" no abriría ni cedería a otras empresas la Monumental para dar corridas de toros.

Sí. Es tiempo de "seny" y paciencia, de esperar a que escampe políticamente y, sobre todo, de no entrar al juego de los oportunistas que, como ese nuevo partido político tan mal asesorado desde las sombras del toreo, pretenden sacar tajada del río revuelto catalán.

Por una vez habrá que dejar a un lado la vehemencia que nada resuelve para usar la inteligencia en una estrategia a medio plazo y con visión de largo recorrido, esa que evite que la vuelta de los toros a la Monumental se acabe quedando en nada por asentarse precipitadamente sobre un terreno de arenas movedizas.

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