Ramsés se fue a hombros tras
desorejar al sexto. *** A Vargas le negaron la puerta grande pese a dos faenas
meritorias. *** Pardo porfió con un lote complejo. *** Muy seria corrida de
Santa Bárbara.
JORGE ARTURO DÍAZ
REYES
@jadr45
Foto: EFE
La tarde se insinuaba lúgubre, fría, oscura. Partes tristes
sobre los heridos de la mañana. Paseíllo a cabeza descubierta en homenaje a las
víctimas del atentado, y minuto de silencio en memoria del ganadero Ernesto
González Caicedo fallecido tres días antes. Pero saltó “Buenavida”, musculoso,
castaño, capirote, veleto, astifino, rematador, y estalló la ovación de los
tozudos aficionados que pese a la bomba terrorista coparon casi media plaza.
Loor también a ellos.
El capitán Barbero trajo seis toros con mucha leña y cuajo
(cuatro cinqueños, 1º, 2º, 4º y 6º). Parecían con más kilos que los acusados
por las tablillas. Cunas amplias. Agudas, largas y veletas perchas. Capas de
diversos matices, cinco en castaño y un negro salpicado, el manso. Todos de
bella lámina. Su juego fue también diverso, enriqueciendo las alternativas de
lidia. Desde el bravo y noble sexto hasta el manso quinto. Las versiones del
toro ibérico. Pelearon en varas, persiguieron banderilleros, algunos fueron inciertos
y ásperos, pero ninguno aburrió. Transmitieron. El hierro vuelve a pasar con
nota en su plaza tutelar. Y el público, encantado con el trapío, se les entregó
de salida y arrastre. Una corrida como la merece la Santamaría, como la merecía
un día tan infame y trágico que no podremos perdonar ni olvidar jamás.
Para empezar, Sebastián Vargas, tira de repertorio capotero.
Verónicas, chicuelinas, caleserinas, gaoneras y brionesa de saludo y quite.
Bulla puya bien, y el cucuteño, tras dos pares de poca precisión, clava uno
espectacular de Calafia, que unifica las opiniones. Brindis al coronel Gualdrón
comandante de la guardia de plaza que había sufrido más de veinte bajas cinco
horas antes en el canallada criminal. Ovación a sus héroes. De una, torero
sembrado en los medios. Dos y dos cambios por pecho y espalda, trincherilla y
pecho. Tandas a diestra y siniestra, ligadas y rematadas, que perdieron
secuencia en la última parte pues “Buenavida” buscó tablas y tardeó. Allá fue
tras el, y plantándole cara le robó los muletazos y hasta le obligó en dos
circulares de revés. La estocada ejecutada con gran facilidad y limpieza
produjo derrame. La petición fue tenaz. Pero Don Orlando Garcia-Herreros se
sostuvo, encima le dio una vuelta al toro que nadie pidió, y encaro con firmeza
la bronca.
El cuarto, tumbó a Clovis, y en el último tercio tuvo un
juego similar al anterior, que la veteranía de Vargas no tuvo problema en
resolver. Finalizando con un volapié bien ejecutado pero hemorrágico y tardo
que ahora sí recibió la oreja. Con esa misma óptica presidencial en el primero,
quizá se hubiese ido a hombros.
Ramsés, pasó silenciado con el carialto, incierto y rudo
segundo. Pero con el que cerró la temporada, el imponente “Corredor”, fue otra
cosa. Lanceo dominador. Aplaudida vara de Adelmo. Tercio luminoso de Santana y
Garrido. Y luego, el mejor toreo de la tarde. Fiel a sí mismo el capitalino.
Verticalidad de plomada. Pierna y muleta por delante. Aguante. Temple, trazó
largo, mano baja, encadenando uno con otro sin ceder pulgada. Todo en los
medios. Todo bien. Tanto en las series derechas como en las naturales. Las
mejores. La plaza, la martirizada plaza cerraba su ciclo arriba, y con un
torero paisano, hijo de otro, de “El Bogotano”, que volvía con su toreo adusto
y veraz a estar como se debe estar con un bravo de trapío tan respetable.
Orgullo ciudadano. Las faenas valen según el toro ¿No? Y este era inobjetable.
Faltaba la muerte ritual, merecida, y la honró con un estocadón de padre y
señor mío que recibió las dos orejas inmediatas y la salida triunfal en
hombros. El clamor del tendido era como un mentís a los miserables, a los
gargajeantes, a los bestias, a los leguleyos, a los asesinos, y a la vez un
grito de que la Fiesta y la libertad no se rendirán.
Cristóbal Pardo, tuvo mala suerte en el sorteo, pero pese a que porfió, la verdad es que
tampoco se le vio a gusto en ninguno de sus seis tercios. Ademas no estoqueó
con tino.
La valiente terna colombiana cerró así, honrosamente, la
temporada de reapertura de la Santamaría, la de “La Libertad”. Una temporada
que había comenzado con vergonzosa y feroz azonada antitaurina, transcurrido
bajo aleves ataques políticos, y terminado bárbaramente con terrorismo. Pero a
pesar de todo la Fiesta vive.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Santa Bárbara
(en Domecq), bien presentados, seriamente armados, astifinos y de juego
diverso. Al 1º se le dio vuelta, el 2º y el 4 aplaudidos y el 6º ovacionado.
También de salida casi todos.
Sebastián Vargas, vuelta tras fuerte petición y oreja
Cristóbal Pardo, silencio y silencio tras dos avisos
Ramsés, silencio y dos orejas.
Incidencias: Saludaron Ricardo
Santana y Carlos Garrido tras
parear al 6º. *** Al terminar la corrida Ramsés
salió a hombros.
Domingo 19 de febrero 2017. Plaza de Santamaría. 6ª de “La Libertad”.
Nubes y lluvia leve. Menos de media plaza.
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