La festividad del amor de este
semental y su harén de vacas duraba seis meses: del 1 de enero al 24 de junio.
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Diario ABC de Madrid
«Nadie sabe cómo fue, cómo ha surgido/ este imprevisto afán,
este ardimiento/, y lanza loco un cálido mugido». Los versos de Rafael Morales
alumbran el nacimiento de un becerro después de que sus padres «de lidia», de
las mejores reatas, desataran su «pasión» en la inmensidad del campo bravo.
Es el caso de «Desgreñado», un semental cornalón y negro que
en cuanto amanecía noviembre saltaba las alambradas «en busca de hembras». «A
tal punto que desde el día de "Tosantos" lo encerraba en una haza
cercada de piedras, con la suficiente altura para que no pudiera barbearlas. De
todas maneras, a medida que la hierba del otoño crecía, oíamos en la finca el
bramido del celo de "Desgreñado", que se generalizaba a los demás: un
bramido corto, profundo, inconfundible». Lo cuenta don Álvaro Domecq en la
maravillosa obra «El toro bravo»(Espasa-Calpe), en el capítulo dedicado a la
sensualidad del toro y la vaca.
«Desgreñado» tenía que esperar al 1 de enero para dirigirse
al cercado donde le aguardaba el harén de vacas seleccionadas para ser madres.
«Me permití, y con permiso de los poetas, llamar a ese día el "día del
amor" de los toros». El particular San Valentín del toro bravo, que se
adelanta en mes y medio al de los humanos.
La primera cita
Y sigue don Álvaro refiriéndose a lo que podría ser «la
primera cita de los enamorados»: «Esta fecha [1 de enero], los sementales, que
han vivido solos todo el año, pasan a los cerrados de las vacas, unas cuarenta
por semental, y dentro de un espacio de unas cincuenta hectáreas,
aproximadamente. Quise siempre recalcar la poesía de este encuentro, y en mi
conferencia de Lima sobre "El toro de lidia en el campo", incidía en
la majestuosa, imponente entrada del toro en su previsto harén, paso a paso,
lentamente, en cómo se acercaba, una a una, a todas las hembras del serrallo.
Es como la primera visita de cortesía, como si avisara algo que ellas, las
vacas, saben de sobra: que él está allí».
Sin embargo, ese particular San Valentín está perfectamente
estudiado y preparado por el ganadero, con las notas de cada animal para
conocer «su carácter, sus antecedentes, su familia y sus posibles resabios».
Las novias de «Desgreñado»
En el caso de «Desgreñado», un semental de siete años, daba
demasiado nervio y el ganadero buscaba novias de embestida más «suave». Pero
«Desgreñado» era impaciente y antes del 1 de enero ya se mostraba revoltoso e
inquieto, «como si esperase la llegada de esa fecha triunfal que habrá de
vivir, hasta el 24 de junio, San Juan, cuando, normalmente, se les saque de su
harén». ¿Que cómo es la vida en esos seis meses? «Habrá al que no le parezca
suficiente el número de vacas y busque en el hato del vecino. No es frecuente».
Se dice en el citado libro, una joya imprescindible, que el
semental a veces tiene un círculo de vacas preferidas. «Hay casos, muy
contados, en que el toro se encariña con una vaca o no se quiere separar de
ella. Los vaqueros lo llaman "aquerenciarse" con la vaca, un término
absolutamente clásico y campero». Y recordaba Domecq las palabras de Salvador
de Madariaga: «El toro no ve la vaca que fecunda. Fecunda el rebaño». Y añadía
que «las posturas que adopta en la cubrición son las mismas que sigue durante
el desarrollo de sus agresiones».
El resto de la camada, siempre gozando de la libertad de la
dehesa, vive con una «exigente represión sexual, a menos que uno se escape y lo
busque, lo que que cuidamos que no suceda», escribía. Pero eso es otra
historia. Hoy es San Valentín, que en el caso de «Desgreñado» duraba seis
meses: de enero a junio. Cualquier día es bueno para celebrar el amor bravo.
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