Y los mariachis tocaron Las
Golondrinas para el Maestro Zotoluco en su despedida
Por ADIEL ARMANDO
BOLIO,
Especial para VUELTA
AL RUEDO
CIUDAD DE MÉXICO,
CDMX. Sábado 4 de febrero.- El
ambiente era el propicio, se cumplía cabalmente la trayectoria de un torero,
quien tras 30 años de alternativa pone punto final porque así lo decidió él, un
torero como el mexiqueño Eulalio López “Zotoluco”, quien desde un principio se
planteó una meta, llegó a ella y la cumplió, que fue la de ser figura del toreo
a nivel nacional y con un alto reconocimiento a nivel internacional.
Al iniciarse el paseíllo, con 15 minutos de retraso, porque
todo mundo quería tomarse una foto del recuerdo con su torero preferido, en
este caso, el de Azcapotzalco, empezó el festejo cuando tras una lluvia de
confeti, enmarcaba la salida de los toreros al ruedo, en tanto que en los
tendidos de la plaza se veían adornados con pancartas que tenían leyendas que
ensalzaban la trayectoria del “Zotoluco” y de agradecimiento por toda su
tauromaquia.
El resultado del festejo, aunque en el número de corte de
apéndices miente, pues de haber acertado los toreros con la espada, estaríamos
hablando de una tarde de ocho orejas, cuando sólo se cortaron tres, pero lo
importante fue lo realizado por los diestros en el ruedo, quedando la gente más
que satisfecha.
De esta manera, ante un prácticamente lleno en la zona
numerada y buena entrada en el sector general, se lidiaron seis toros bien
presentados de la ganadería hidalguense de Fernando de la Mora, destacando el
corrido en segundo lugar, que mereció el premio del arrastre lento.
Al toro que abrió el festejo, de nombre “Arete”, Eulalio
López “Zotoluco” lo recibió con una larga cambiada de rodillas, cerrado en
tablas, para luego de pie, lo veroniqueó con empeño. Con la muleta, a un
ejemplar medido de fuerza, falto de casta y que terminó soseando, le empezó un
trasteo magisterial, doblándose suavemente, para luego, a base de sobarlo y
esperarlo, le endilgó varias series de naturales, arrancándole todos y cada uno
de los muletazos con mucho mérito. Por el derecho ha ido de menos a más, hasta
robarle, a base de aguante y de pisarle los terrenos, lances de gran torería.
Mató de pinchazo y estocada entera para hacerse ovacionar.
A su segundo, “Voy y vuelvo”, Eulalio López “Zotoluco” lo
toreó a la verónica con soltura y oficio. En el tercio de varas, el connotado
picador potosino Ignacio Meléndez, fungió como tal, con evidente efectividad en
su última actuación profesional. Con la muleta, luego de que se desmonterara en
el tercio el banderillero Christian Sánchez y de que le brindara su trasteo a
quienes se encargaron de apoderarlo en la última fase de su carrera, Alejandro
Silveti y Alonso Cuevas, “Zotoluco” a base de su reconocido valor y poder,
logró una faena de gran mérito a un ejemplar nada fácil, enrazado,
sobresaliendo su recio toreo derechista y de gran pundonor. Acabó de atinada
estocada y por ello se le concedió un valioso apéndice. Dio la vuelta al ruedo
haciéndose acompañar de su picador de confianza Ignacio Meléndez, quien así
dijo adiós a la profesión.
Al tercer toro de su lote, llamado “Toda una historia”,
marcado con el número 101 y con 518 kilos, el del adiós definitivo, “Zotoluco”
lo saludó con dos largas cambiadas de hinojos en tablas, para luego, de pie,
lancear con clase a pies juntos e irse a los medios para ejecutar un ramillete
de valientes y vistosas chicuelinas, además de llevar al “socio” al caballo por
chicuelinas caminándole. Con la franela, una vez brindada la faena a su esposa
e hijos, luego de iniciarla con pases de rodillas por alto en la zona de
tablas, empezaron a sonar las notas de las sentimentales notas de “Las
Golondrinas”, al tiempo que en los tendidos se prendían las luces de los
celulares, mientras “Zotoluco” se daba a la tarea de perseguir a un huidizo
toro, pero no voy a contar lo que hizo dejó de hacer, aquí lo relevante que en
su faena se vieron reflejadas las faenas que realizó a lo largo de 30 años y
casi siete meses de alternativa en todas las plazas del Orbe Taurino y siempre
defendiendo el sitio de figura del toreo. Todo era melancolía y emotividad. Se tiró a matar. Dejó media
estocada, se puso pesado con el descabello.
El toro dobló solo, le sonaron un aviso, pero la entrega, el
cariño y el reconocimiento del público se hicieron presentes en una aclamada
vuelta al ruedo, que concluyó en el centro del ruedo.
Previo homenaje que le hicieron los niños con debilidad
visual de su fundación, cuando sus hijos Álvaro y José María le cortaron el
añadido, al tiempo que se soltaron al aire palomas blancas con emoción y entre
grito de “¡torero, toreo!”.
El valenciano Enrique Ponce, al primer astado de su lote, le
ha lanceado con clase a la verónica y luego quitó de forma estupenda por
chicuelinas en el centro del ruedo. Con la sarga, tras brindarle el trasteo a
“Zotoluco”, con un prólogo torerísimo a base de trincherazos, pases de la
firma, el cambio de mano por delante y el de pecho, le ha cuajado a “Venadito”,
un faenón con tandas brillantes de derechazos, plenos de arte y calidad
incólumes. Sus naturales han sido de una donosura increíble, llenos de tersura,
temple y dimensión espectaculares. Volvió al perfil derecho para ligar su bello
toreo en redondo, incluyendo su ya famosa poncina. Más detalles de arte
sublimado, para acabar de certera estocada y por ello obtener, en medio del
contento general, las dos orejas, en tanto que al noble burel se le dio el
arrastre lento.
En su segundo, “Tumbamuros”, el espada de Chiva, Valencia,
poco pudo hacerle con el capote ante las descompuestas embestidas del de
Fernando de la Mora. Su quehacer muleteril, luego de un aparatoso tumbo a uno
de los varilargueros, lo inició doblándose suave y elegantemente, para después
desengañarlo a través de enseñarle por dónde embestir, principalmente por el
pitón derecho, tirando de verdad del toro y en el toreo circular con cadencia y
arte quintaesenciado, todo envuelto por la magia y la maestría de Ponce. Lo
intentó por el izquierdo con evidente empeño pero el ritmo, la clase y la
estética de su depurada tauromaquia hicieron que su obra taurina derechista
llegara a alturas insospechadas entre gritos de “torero, torero”. Y echó todo a
un ejemplar no fácil. El toro se acobardó e intentó saltar al callejón
espantado por el sublime toreo de su lidiador, quien siguió dándose gusto,
desplegando su sabiduría torera, cuando en los tendidos de este septuagenario
coso imperaba la “locura”. Por desgracia no acertó al matar, le sonaron dos
avisos, pero ello no fue óbice para que el público lo ovacionara con fuerza en
una emotiva vuelta al ruedo.
Y en el toro que cerró el festejo, “Aroma de Azahar”,
Enrique Ponce veroniqueó con torerismo y mejor quitó por lances a pies juntos.
Con la tela escarlata, a un ejemplar que prometía poco, lo empezó a lidiar con
sumo talento pases suaves de trinchera, de la firma y el de pecho. A pesar de
que su antagonista buscó el refugio de las tablas, fue ahí donde el esteta
valenciano lo entendió hasta darle tandas magistrales por los dos perfiles y en
un palmo de terreno, sobresaliendo su labor diestra. El torero analizaba os
sitios dónde continuar su trasteo, pero el astado, a estas alturas del mismo,
se negaba a colaborar. Sin embargo, a base de insistirle, todavía le arrebató
muletazos meritorios y exponiendo. Finiquitó de estocada honda y desprendida
para ser ovacionado.
Finalizada la función, entre gritos de ¡torero!, tanto
Enrique Ponce como “Zotoluco” fueron izados en hombros y así salieron por la
Puerta Grande de “El Encierro”
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Fernando de la Mora:
bien presentados, sobresaliendo el lidiado en segundo lugar que mereció el
arrastre lento.
Eulalio López “Zotoluco”, quien se despidió de los ruedos:
ovación, una oreja y vuelta con un aviso
en el de la despedida.
Enrique Ponce: dos orejas, vuelta al ruedo tras dos
avisos y ovación.
Al final, ambos diestros fueron sacados en hombros por la Puerta Grande
de “El Encierro”.
INCIDENCIAS: El picador Ignacio
Meléndez se despidió de la profesión luego de su actuación durante la lidia
del tercer toro. *** Tras la lidia del quinto toro, “Zotoluco” adiós a los ruedos y sus hijos le cortaron el añadido.
Décima tercera corrida de la Temporada Grande Internacional 2016-2017 y
primera del LXXI aniversario de la Monumental Plaza México.
Entrada: poco faltó para el lleno en el numerado y buena en general.
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