KIKE ROSALES
@kikefutbol
Existe una vieja frase que nos parece cabe en estas líneas,
esa de formas y fondo sobre todo por lo vivido en este inicio de año en la
parte taurina. San Cristóbal fue un rosario de incertidumbres; cosas que
pensaron nunca iban a ocurrir, pero sucedieron; por ejemplo, minutos antes de
hacer el paseíllo no se sabía quién toreaba, al final de todo aparece la frase
aquella “pero se dio la feria”, aunque lo mejor sería “de vaina se dio la
feria”.
Mérida sufre ese efecto dominó, toreros anunciados que no
vienen, la empresa aduce un contrato firmado pero lo cierto es que varios no
van a la Román Eduardo Sandia. En estos tiempos venir desde afuera a Venezuela
(no solo en lo taurino) sino en distintas maneras, conciertos, charlas o
inversión, cuesta mucho; la imagen internacional es que en el país no hay
dinero ni estabilidad democrática. Además (en los toros) hace rato se arrastra
una deuda con muchos matadores de afuera, la razón es la terrible burocracia
para poder conseguir dólares, a pesar de cumplir los requisitos a las empresas
taurinas no se los dan.
Este año la Feria del Sol tiene sobre sus hombros un peso
muy grande; sin querer, debe tratar de levantar la imagen internacional del
país y también limpiar de alguna manera “el hecho San Cristóbal”. Entonces
ocurre esto: Javier Castaño, Curro Díaz junto a Javier y Borja Jiménez no
vienen hacer el paseíllo; las razones para muchos, son económicas, aunque se
habla de una especie de “veto” soterrado de quienes llevan “los asuntos” de
estos toreros.
Algunos podrían no actuar en ferias importantes de España
(Madrid por ejemplo) sin que se lo mencionen o necesiten decírselo; la razón
parece que tiene que ver con motivos personales, diferencias anteriores y cosas
que muchos de verdad no sabemos y por ello no tocamos.
Entonces el prólogo por lo sucedido en Enero en San
Cristóbal “mueve la mata” en Mérida y cuatro toreros no vienen. La empresa dio
un paso al frente y nombró las sustituciones, sin esperar al día de la corrida;
hizo incluso los cambios en los carteles anunciando: Antonio Nazaré, Daniel
Luque (dos tardes), Pedrito de Portugal y Eugenio de Mora.
Entonces el punto de vista empresarial de forma gerencial y
ejecutiva hace las sustituciones sin perder calidad de los carteles
estructurados. Ahora vemos como Mérida tratará de rescatar la credibilidad
perdida en el país; esa deuda que se arrastra como una cadena pegada a los pies
de la organización de corridas. La misma cada día que pasa nos hace una llaga
muy grande que debemos curar todos.
Quizá puede haber otra sustitución, en estos tiempos y las
actuales circunstancias ya no son noticia; pero rescatar el alicaído mundo del
toro en el país, es un deber que tiene la empresa que organiza la Feria del
Sol. El deber lo está cumpliendo (por aquello de organización) pero la verdad
taurina del país es inocultable, de una forma u otra, todos están con culpas
que heredan de forma curiosa.
La imagen nuestra está entre lo oscuro; toreros que no
vienen porque “la verdad país” les dice que no hay dinero; un terrible control
cambiario y la desmedida ambición de quienes consiguieron dólares organizando
corridas, más para lucro que para la reinversión en lo taurino, son parte de
este daño.
La forma de cómo solucionar las ausencias está resuelta con
las sustituciones anunciadas y aceptadas por la mayoría; otro es lo más
espinoso de acomodar, eso que “mientan” el fondo.
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