domingo, 26 de febrero de 2017

LEER UNA NOTICIA - El pagafantas

CARLOS RUIZ VILLASUSO

Al ganadero la historia le debe un monumento, el presente le debe dinero y el futuro le debe hasta de callarse. Todo esto se le debe, incluso a pesar de él mismo, pues hace tiempo que dejaron de expresar socialmente lo que son, quedando en un rincón estrecho y caprichoso, al albur del azar de las figuras que quieren sus toros y en medio de una vergonzante injusticia que consiste en pagarles poco y en precios inferiores a los tiempos de la peseta.

En este país que trata de esconder aquello que debería mostrar, el ganadero ha sido el sostenedor por siglos del medioambiente más equilibrado de Europa. La dehesa y espacios afines. Sin ellos, sería imposible que ese espacio de biodiversidad que aporta a nuestro país el pulmón natural básico para absorber gran parte de la huella ecológica de nuestro perverso consumo urbano, hubiera llegado hasta el 2017. Quede claro que digo el ganadero y no el ganado. El ganadero y no el toro. Llevamos siglos diciendo que es el toro el sostenedor de este tinglado, y no es cierto. Es el hombre quien decidió, un día, hacer de su propiedad un entorno de selección y cría de una especie en donde los números al alza (más cabezas, más tamaño, más peso, más crías, más carne, más leche) eran inservibles a su concepto de trato con la tierra y con el toro. Y esto no lo decidió ni una vaca ni un semental, lo decidió un hombre.

Y los herederos de esos hombres, siglo a siglo, tuvieron a bien una máxima filosófica de Plotino (Grecia, cercano a Platón) que dice: “Una herencia no es el pago del abuelo al padre, sino el pago de una deuda del padre hacia el hijo”. Así, año tras año, bien o mal o regular, el trato de la tierra ha sido una alegoría a lo que ahora se llama ecología. Una apología real al medio ambiente, cuando la ecología no sólo no existía, sino que el medio ambiente tampoco existía. No era medio. Era entero. Podría explicar por qué el ganadero ha sido incapaz de trasladar a la sociedad esta cuestión. Creo que el ganadero, hoy, se satisface más en la ciudad, a la vera de una figura que lidie sus toros, que en su campo. Ambas cosas eran, antes, compatibles. Por qué el ganadero no ha sido capaz de decirle a Greenpeace, por ejemplo, que muchos años antes que ellos, existió una Unión de Criadores. Que UCTL y WWF y GP, son hermanos que no se hablan. Que idea de trato bienestarista con la tierra y con lo rural, nació con la herencia de hace cinco siglos.

Abogo por una refundación ideológica, de futuro y de acción, de la Unión de los ganaderos. La corrida urbanita los ha hecho excesivamente urbanos, pero han de dar el paso. Liberarse y liderar con talento y fe su herencia

Simbolizan la derrota de lo rural frente a lo urbano. Un ganadero ya no es hermano del ganadero del de la tierra de al lado. Es utensilio de un armazón administración/empresa/torero/… en el que ejerce de pagafantas. Los demás hablan por él, deciden por él y se expresan por él en los discursos de Tauromaquia. Y resulta que el discurso más grande, poderoso, más antiguo y más de futuro de la Tauromaquia, el que pelea contra el Calentamiento Global, el que sostiene el más grande pulmón biodiverso en productividad de Europa, es su tierra. No sólo no están liderando ese discurso clave a una sociedad carente de cultura e información, sino que han dejado que los demás lo comuniquen. Y no saben hacerlo. No saben.

No hay nadie en el toreo, o casi nadie, capaz de exponer un discurso científico de por qué la dehesa es lo que es y que ésta desaparecería de forma evidente, con otro modelo de explotación. Nadie. Hay aproximaciones, frases tópicas (“el toro es el guardián”). Los pioneros del soporte de biodiversidad, de equilibrio sostenido, de buen trato a la tierra, han sido los ganaderos. Cuando en este mundo la palabra ecología aún estaba por ser nombrada. La UCTL y otros ganaderos, han sido los pagafantas de la Tauromaquia. Lo saben. Saben que de ellos partió la idea de la Fundación del Toro de Lidia. Saben que, desaparecida la corrida, ellos son los que más pierden. Pierden todo.

Abogo por una refundación ideológica, de futuro y de acción, de la Unión de los ganaderos. Son ellos y posiblemente sólo ellos, con ayuda de los demás, los poseedores de una coherencia medioambiental de siglos. La corrida urbanita los ha hecho excesivamente urbanos, pero han de dar el paso. Liberarse y liderar con talento y fe su herencia. Les recuerdo. Su tierra comprada con herencia o heredada. La herencia no es el pago que hizo el abuelo al padre, sino el pago de una deuda que el padre tiene para con su hijo.

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