martes, 14 de febrero de 2017

LA HORA DE LA VERDAD - A la espera de José Tomás, Simón debe afinar mucho en San Isidro

ZABALA DE LA SERNA
Diario EL MUNDO de Madrid
@zabaladelaserna

Como si del ofrecimiento a José Tomás dependiese la recuperación inmediata de los abonos perdidos durante la última década en Las Ventas -quizá sobre la construcción de la oración en condicional y realmente dependa de José Tomás-, Simón Casas trabaja volcado en la confección de la Feria de San Isidro. Que JT (re)apareciese en Madrid tras los hitos históricos del 5-J y 15-J de 2008 -siete orejas en dos tardes que fueron más que siete orejas en dos tardes- sería el enésimo milagro de Casas en su fructífera relación con el fenómeno de Galapagar.

A la espera de que el milagro sucediera, el productor/empresario/apoderado debería afinar una Feria de San Isidro como si el milagro fuese imposible. Y, por los rumores que salen de las voces calladas de quienes pasan por el despacho de negociaciones de Plaza 1, la gran apuesta de San Isidro suena a perfil antiguo.

Si Morante se queda fuera de mayo, si Manzanares comparece, otra vez, únicamente en Beneficencia -este año extraída del bloque isidril y como siempre fuera de abono-, si Juli sólo se anuncia dos tardes, de nuevo, si Ponce repite como en 2016 en una única corrida, si Roca Rey se queda en un par de compromisos como Talavante en lugar de tres, la hazaña de reflotar el abono se va a tornar como la ascensión del Alpe d'Huez con una bicicleta de piñón fijo.

Hay tiempo aún para todo. Sobre todo para la esperanza. Y para no perder la fe, tan pronto, en Simón, el último hacedor de los grandes acontecimientos.

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