KIKE ROSALES
@kikefutbol
Los últimos días han sido de búsqueda de acabar con lo
taurino en el país, el asunto comienza en San Cristóbal, un wasap ha llevado a
instancias de tratar de poner “hasta presos” a los que “huelan a toros”.
Sin razonamiento, solo por lo reactivo se inicia una especie
de “cacería de brujas” tan similar a la McCarthy en los años 50 en Estados
Unidos.
Para este senador todo el que pensara o hablara de libertad
era sospechoso de ser comunista, acabó con carreras de: libretistas,
directores, dramaturgos, actores y actrices por el solo hecho que consideraba
que eran un peligro para la nación.
La vida pone las cosas en su sitio, el senador termino solo,
rechazado por la sociedad y alcoholizado siendo un “hazmerreir” por buscar solo
la fama de ser más patriota que Washington.
Los toros han sufrido persecución desde hace años, los
últimos tiempos aparece una secta llamada los anti.
Gente que no le gustan los toros y quieren matar a los que
les gustan los toros. Se vio en España, la muerte en el ruedo del matador Víctor
Barrio llevó a cosas como las de un maestro de escuela por vía twitter decir
“que bailarían y se miarían en la tumba” del fallecido torero.
En Bogotá se fueron a la plaza Santa María a escupir,
golpear y “putear la madre” de los que entraron al coso.
Ahora se desata una especie de “persecución” y
amedantramiento porque alguien cercano al poder considera que se deben “acabar
las corridas” por un solo hecho, porque no le gustan.
Lo más curioso es el silencio de los taurinos, suponemos que
esa intimidación es similar a la terrible que sufrieron los judíos en la Europa
de la segunda guerra mundial, en este caso porque algunos le gustan los toros
le colocan una etiqueta que es tan igual a la estrella de David en la solapa de
los judíos, “son taurinos” y eso para una minoría es un delito.
La cosa a veces anda por lo rebuscado, una intimidación
publica por ir a toros de verdad es parecido a lo del senador aquel en Estados
Unidos en los años 50 que por alguien pensar distinto le decía comunista.
Un poema de Almafuerte nos ha servido de compañía durante
toda la vida y en estos momentos que pertenecemos a esa minoría discriminada
por gustarle las corridas se nos vienen a la memoria.
Pero antes debemos organizarnos y defendernos ante tanta
barbarie para no hacer esa línea tan clara y que es un llamado a la dignidad de
los taurinos. “no cometas la estupidez del pavo, qué al primer grito, amaina su
plumaje”.
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