Según la reunión mantenida con la
Federación de Entidades Taurinas de Cataluña.
Patricia Navarro
@PatriciNavarro
Una escueta nota de prensa lo decía todo. Tampoco
sorprendía. Declaraba casi a la misma hora Artur Mas. Casualidad. O no. La
Federación de Entidades Taurinas de Cataluña (FETC)se reunió con Pedro Balañá
Mombrú el pasado día 1 y fue ahí cuando recibieron la confirmación. No se
celebrarán corridas de toros en la Monumental de Barcelona esta temporada. No
«de momento». «Ni como empresa titular y propietaria del coso ni tampoco en
régimen de arrendamiento, como ocurrió durante las temporadas de 2007 y 2011», en
este caso a la empresa Casa Matilla, que fue la que se encargó de dar festejos
durante los últimos años de vida de la Monumental barcelonesa. Fue un
comunicado de la FETC el que nos lo hizo saber.
En el mismo, la entidad catalana añadía: «El argumentario
para llegar a ese no, que Balañá explicó en dicha reunión, atiende tanto a
consideraciones jurídicas como sociales y políticas que aquí no se valoran»,
pero sí quisieron dejar claras algunas de sus posiciones respecto a la decisión
de la Casa Balañá, propietaria de la Monumental, como el sentimiento de
«frustración por la falta de coraje de la Casa Balañá para afrontar el desafío
de abrir la Monumental al toreo, aún contando con el respaldo de la Ley. Que el
crispado e incierto escenario social y político catalán invite a la prudencia
no debería significar la renuncia a ejercer derechos inviolables reconocidos en
la Constitución».
El Constitucional
Fue el pasado 21 de octubre cuando se conoció, después de
cinco años de espera, la resolución del Tribunal Constitucional. En este caso
resolvía a favor de la tauromaquia y anuló la ley catalana que prohibía la
celebración de corridas de toros, ya que consideraba que la norma invadía las
competencias del Estado en materia de Cultura. Así, el TC aludía a que «la tauromaquia
tiene una indudable presencia en la realidad social de nuestro país» y que las
corridas de toros resultan «una actividad con múltiples facetas o aspectos que
explican la concurrencia de competencias estatales y autonómicas en su
regulación dado su complejo carácter como fenómeno histórico, cultural, social,
artístico, económico y empresarial».
Como una «expresión más de carácter cultural», las corridas
de toros «pueden formar parte del patrimonio cultural común que permite una
intervención del Estado dirigida a su preservación», tal y como recoge la
Constitución. A pesar de ello, la sentencia dejaba varias líneas de actuación
abiertas, ya que no permitía la prohibición, pero sí la regulación. Un camino
peligroso para los amantes de la tauromaquia. Las reacciones en el sector
político catalán no tardaron en llegar y al día siguiente de que se conociera
la sentencia del Tribunal Constitucional la propia alcaldesa de la ciudad de
Barcelona, Ada Colau, ya manifestó que «los toros no volverán a pisar el albero
barcelonés».
Distinto maltrato
Lo hizo ya en su propio Twitter: «Diga lo que diga el TC:
haremos cumplir las normativas que impiden el maltrato animal». Datos curioso
éste del «maltrato animal» cuando en el propio Parlamento catalán se encargó,
justo a la vez que prohibían las corridas de toros, de blindar los correbous,
que son los toros que se corren por las calles con fuego en los pitones y que
se siguen celebrando con normalidad. Palabrería aparte en cuestiones
animalistas, tiempos convulsos en Cataluña.
Y la Fiesta sigue siendo blanco
fácil, con resiones e intereses personales que van más lejos todavía, Balañá,
de momento, se ha quitado del medio. No hay negociación en mitad de la batalla.
Olor a guerra. Y sucia. / Diario LA RAZÓN de Madrid
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