JORGE ARTURO DÍAZ REYES
@jadr45
Treinta y un corridas continuas, y lleno completo. Luego
dirán que no hay afición. La Divisa verdinegra cerró el San Isidro 2016 a su
modo. Con la diversidad propia del abigarrado ancestro.
Cárdenos y negros, altos, largos, vareados, cargando mucha
leña en amplias cunas, y mucha y dispareja romana casi 600 kilos promedio, y
102 entre los extremos. Imponían. Leyendas aparte.
Pero el talante fue más disímil. De todo hubo en la viña de
los señores Antonio y Eduardo. Desde la
brava nobleza del gran primero (bis) “Tabernero”, arrastrado bajo una cerrada
ovación, hasta el mal genio y la mala
uva del sexto, último de la feria “Ojeador”. Y en medio de ellos lo que ustedes
quieran, incluida la falta de fuerza y la sosería. Material apto para
lidiadores dignos de tal título.
Rafaelillo estuvo a una estocada del triunfo, triunfo.
Devuelto el primero, corrieron turno y le soltaron el cuarto, 605 kilos, que
desde la distancia tomó dos buenas varas de Collado y a punto de la tercera le
cambiaron tercio. Persiguió y apretó a Mora contra las tablas haciéndole
ovacionar.
Tras el brindis al Rey Emérito, muleta baja de tablas a
medios y una faena natural, natural, pur natural. De frente, perfil y medio
pecho. Series de a cuatro y cinco con su forzado. “Tabernero” humillaba y pasaba
fijo pero no tonto, pudiendo echar mano del aguantado en cualquier momento.
Verdad.
Los oles iban uno tras otro, rezados. Toreo no de
florituras. Toreo del que llaman clásico. Lo clásico es lo intemporal. Habrá
quien no le haya sentido las languideces que le mueven el piso. Está en su
derecho. Pero la plaza bullía por los trofeos cuando el murciano después de
laboriosa igualada pincha tres veces y a la cuarta da la estocada que habría
tenido que dar primero para llevarse todo. Saludó. Poco premio. Y para colmo
mató al cuarto (reserva de Valdefresno) le impuso un volapié de campeonato.
Castaño, aun con secuelas de la quimioterapia, lució más con
el tardo y desganado quinto, pisándole los terrenos y aguantándole largas
cavilaciones. Le hizo pasar ligado en las últimas tandas izquierdas y le
fulminó a volapié ganando el saludo desde el tercio.
Perez estuvo decoroso, jugándose sin esperanza frente a dos
revoltosos buscadores de cuello ágil. Abrevió con uno y fatigó con otro. Ganas
y valor no le faltaron, quizá poder sí. Las palmas finales fueron agradecidas.
Fernando Sánchez rayó a gran altura en sus tres pares, uno
al segundo y dos al quinto. Dejando arrancar primero a los toros, caminando
hasta el embroque, cuadrando por la cara, reuniendo los arpones arriba y
saliendo airoso. Sosiego, torería, dominio. Tres veces, tres ovaciones, dos saludos.
Estos videos deberían ser obligatorios en las escuelas taurinas. Lo de hoy con
los miuras y lo de Adalid el otro día con los saltillos, quedará en los anales
de la feria como instantes brillantes que honran la fiesta. También saludó con
mérito Ruiz en le sexto y salió aplaudido el picador Francisco Vallejo con el
sexto. Corrida rica en incidencias. Así son los Miura.
Se acabó la corrida, murió la feria, y ya vendrán los
balances. Lo que yo vi justificó la peregrinación.
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