KIKE ROSALES
@kikefutbol
Los manejos de la publicidad han variado en los últimos
años, por ejemplo la industria de alimentos para mascotas (patrocinante del
antitaurinismo), insiste en que un cachorro está a nivel de al menos ser un
“primo” (lejano) o por lo menos tener una especie de parentesco para que se
entienda porque “es parte de la familia”.
Curiosamente casi ninguna de estas promociones se muestran
en el campo, es en una casa de un buen suburbio o en un apartamento muy bien
equipado.
La razón parece que si se hace en una finca deja de ser
“primo” para ser llamado perro, el cual se embarra, arrea ganado, espanta los
pájaros en los sembradíos y come sin necesidad que el alimento venga empacado.
Los toros poco han sufrido cambios dentro de la
mercadotecnia, pero hace años se instauró una dadiva que algunos llaman
cortesía, a los cronistas les enviaban dinero metido en un sobre con los mozos
de espada, dicen que era por si estaba mal el matador pues que la crónica fuese
un poco más suave que rígida.
Entonces se volvía la “cortesía” en una especie de soborno.
Lo más curioso es que hoy en día se crea que se sigue dando esta práctica, las
corridas en la mayoría de los casos se ven hasta por internet y decir que un
becerro es un toro o que un torero estuvo bien cuando pega un petardo no lo
oculta “cortesía” alguna.
En este país los medios de mayor difusión no cubren las
corridas de toros, los toreros venezolanos cobran muy poco y a los que vienen
de afuera se les debe dinero, por eso cuando se habla de soborno en los toros
cabe una pregunta, ¿”sobre” qué?
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