CARLOS
CRIVELL
Algeciras
Diario
ELMUNDO de Madrid
La corrida se saldó a picotazo por toro. En
algunos casos hay dudas sobre si fue un picotazo o aún menos, como en los
sucesivos marronazos del picador en el tercero. Se vuelve a poner en cuetión si
en estos tiempos hacen falta dos picadores por cuadrillas. La gente celebra que
no se piquen los toros.
Abrió plaza un remiendo de Salvador Domecq que fue
un inválido descarado. Enrique Ponce le dio pases a media altura y a media
distancia. Sin inmutarse, como si estuviera en una placita de tientas. La buena
técnica del torero y semejante animal conformaron un pasaje carente de emoción.
El cuarto tampoco le permitió al torero de Chiva
lograr el triunfo. El toro fue manso y muy descastado. Metió la cara con
sosería en una labor de Ponce a media altura. El animal se tumbó ya al final de
la faena. Faltó la ligazón ante un toro sin vida ni fuelle. Era el toro de la
merienda, solo así se explica que la plaza pidiera la oreja con furia, algo que
no compartió el palco.
Con el segundo aparecieron en el ruedo los de Núñez
de Tarifa, antiguamente llamados Benjumea, en definitiva de Núñez
del Cuvillo. El segundo tuvo nobleza por el lado izquierdo y se paró
precozmente. Mientras se movió, Talavante toreó por naturales con facilidad.
Cuando se paró, Talavante tiró de recursos. Tampoco hubo emoción.
El quinto, un jabonero chiquito, cambió el signo
de la corrida. Embistió con calidad y acometividad. Se vino arriba en la buena
faena de Talavante, una labor de ritmo creciente, templada e imaginativa, que
en las tandas finales ofreció un toreo de alto voltaje. Esa excelente labor del
torero pacense quedó en nada ante el fallo con la espada.
El tercero se comportó como su hermano anterior.
Galván, que tiene el hambre de quien torea poco, se fue a portagayola y lanceó
por verónicas y chicuelinas. Se lució en un quite mixto de saltilleras,
tafalleras y caleserinas. El toro duró tres tandas y se paró. Galván corrió la
mano en el toreo fundamental con muletazos de buen concepto. A toro parado, el
diestro isleñó se metió en sus terrenos para dejarse acariciar el terno por los
pitones del animal. Acabó con manoletinas. Lo que sobresalió fueron sus ganas
de triunfo. La estocada fue fulminante y sus medio paisanos algecireños
reclamaron y lograron las dos orejas para su torero.
Ya como triunfador del festejo, Galván se gustó en
los muletazos rodilla en tierra del comienzo de su labor. Fue otro toro bueno
que salvó en parte a la divisa. Galván se sintió a gusto en el toreo
fundamental por ambos pitones, relajado, con un embroque perfecto, en tandas
que levantaron la tarde ya cuando la noche había llegado al coso de Las
Palomas. La plaza hirvió con el toreo de Galván, que demostró que tiene hambre
torera. Lo mató en el centro del ruedo y se adueñó del festejo entre el clamor
de la plaza.
NÚÑÉZ DE TARIFA | Ponce, Talavante y
Galván
Plaza de toros de Algeciras, 24 de junio de
2016. 3ª de Feria. Más de media plaza. Cinco toros de Núñez de Tarifa y uno, 1º, de Salvador
Domecq. Todos muy justos de presentación. El de Domecq, inválido. 2º y 3º,
nobles y descastados. El 4º, manso y descastado. 5º y 6º, nobles y con mayor
acometividad. El sexto, premiado con la vuelta al ruedo.
Enrique
Ponce, de azul rey y oro.
Estocada delantera (saludos). En el cuarto, estocada (vuelta al ruedo).
Alejandro
Talavante, de turquesa y oro.
Estocada (saludos). En el quinto, dos pinchazos y tres descabellos (saludos).
David
Galván, de rosa y oro. Estocada
trasera (dos orejas). En el sexto, estocada caída (dos orejas y rabo). Salió a
hombros por la Puerta de la Feria.
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