Antonio García, uno de los
grandes de América
EL VITO
Para ser lidiada en Valencia el 07 de diciembre de 1969,
Manolo Chopera adquirió una corrida de Bella Vista. Antonio García, joven ganadero
bogotano tenía contacto con Venezuela desde hacía ya bastante tiempo. El nombre
de Vistahermosa de Colombia no era extraño para la afición criolla, porque
varias de las fechas memorables en el toreo nacional, tenían como bastión la
ganadería de Antonio, la de Vistahermosa de Mosquera, Cundinamarca.
La situación económica en Colombia no era muy promisoria, y Venezuela
iniciaba el desarrollo de una serie de plazas en la frontera. Se celebraron
corridas de toros en Táriba, San Cristóbal, llegaron a Valencia los hermanos
Joselillo de Colombia y Manolo
Zúñiga con sus plazas portátiles. Echaban mano a corridas de
toros de México y de Colombia.
Los orígenes de la ganadería de Vistahermosa colombiana son interesantes,
y están ligados al desarrollo de la fiesta de los toros en el territorio
neogranadino y con el tiempo ejercería una decidida influencia en Venezuela.
Francisco García fue de muy joven vaquero de la casa de
Santa Coloma, en Sevilla. Llegó a Colombia en 1925, en compañía de su pariente
Julio de la Olla, primer mayoral de Mondoñedo, contratado por Ignacio
Santamaria cuando don Ignacio, el gran prócer de la fiesta de los toros en
Colombia, negoció con el Conde de Santa Coloma la compra de los primeros sementales
que formaron la ganadería cundinamarqueña.
Mondoñedo fue fundada con vacas criollas colombianas. Vacas
de las sierras andinas y los sementales de Santa Coloma, importados por
Santamaría y registrados en los libros y en la historia del toreo con los
nombres de: "Ligero", "Civilero", "Canastillo" y
"Malavista" y
dos del duque de Veragua, con los nombre de
"Cigüeño" y "Granadino", cuyas cabezas, o lo que de ellas
quedan, adornan unos pasillos de la casa de habitación de la finca de La
Holanda, en Mosquera. Tuve oportunidad de conocer este bello rincón de la Sabana
de Bogotá invitado por Fermín Sanz de Santamaría, en una de mis primeras
visitas a la hermosa y grata ciudad de Santafé. Más tarde el mayoral Julio de
la Olla llevó otros machos de Santa Coloma a los predios de las fincas Holanda
y El Rubí, en Mosquera, que tenían por nombre "Cordón",
"Aventurero", "Greñudo" y "Estornino". De los
cuatro padrearon los tres primeros, porque "Estornino" murió apenas
pisó suelo bogotano. La bancarrota comercial hizo que el señor Santamaría se
viera obligado a entregar parte de su fortuna a la Corporación Colombiana de
Crédito. Entre las propiedades estaba la ganadería de Mondoñedo, que para la
época contaba con más de mil cabezas de ganado de cruce criollo con Santa
Coloma. Durante dos años la Corporación de Crédito manejó la ganadería de
Mondoñedo, y al frente de la vacada quedó Francisco García. En vista de que los
herederos de don Ignacio, poco o nada hicieron por recuperar los bienes
incautados, el organismo gubernamental, en vandálica actitud, acremente
criticada por la opinión colombiana, en especial por el diario El Tiempo, de
Bogotá, en histórica campaña, envió partidas de reses al matadero.
Muchos aficionados compraron a precio de gallina flaca parte
de ganadería. Se fundaron ganaderías como la de don Benjamín Rocha Gómez (El
Aceituno), con más de cien vacas y los toros "Taponero",
"Llorón", "Alemán" y "Ligero". César Marulanda
fundó la ganadería de Nápoles en Armenia. Doña Clara Sierra, que compró vacas
de Mondoñedo y gran parte del rebaño de Rocha Gómez, que moría asfixiado por el
calor en las ardientes tierras de El Tolima, fundó la célebre finca de Venecia,
vecina con La Holanda y colindante a El Cairo, tierras que luego serían de
Francisco García.
Se beneficiaron de la demencia burocrática los señores
Arturo Hernández y Eduardo Laverde, como también el matador de toros español
Félix Rodríguez Antón, santanderino que vivió en Colombia hasta el final de sus
días y fue un pionero en la construcción del gran edificio de la ganadería
brava neogranadina. Pepe Estela fundó en Cali la divisa de Ambaló, y también se
benefició con vacas de la familia Santamaría compradas a la Corporación de
Crédito.
Los sucesos de la quiebra financiera de don Ignacio
Santamaría ocurrieron en el año de 1931, que aún retumban en el eco del desastre
taurino en la Sabana de Bogotá y que provocaron la deserción y regreso a España
del mayoral Julio de la Olla. Francisco García, en cambio, prefirió esperar.
Sin cobrar un peso, vestido de franciscana paciencia, se mantuvo vigilante de
cada una de las reses. Este hecho de encontrarse encargado de la ganadería,
propiedad de la Corporación, sus dotes de buen aficionado, trato directo con
Julio de la Olla, fueron elementos fundamentales para que supiera la auténtica
constitución del rebaño. García, que estuvo a la orden de la Corporación de
Crédito en calidad de funcionario, ganó grandes beneficios económicos por razones
de cesantía y de antigüedad, que cobró con tierras y reses.
Así fue que se hizo ganadero de reses bravas y señor de
tierras en la Sabana de Bogotá aquel joven andaluz que había llegado a tierras
americanas como vaquero en compañía de su primo Julio de la Olla.
En 1936, Francisco García fundó la ganadería de Vista
Hermosa con los sementales españoles y cien vientres que el avispadísimo sevillano
supo escoger entre las mil reses que habían formado Mondoñedo. El hierro de la
ganadería de García es similar a la de Joaquín Buendía, y por divisa los
colores oro y encarnado, de la bandera española, la divisa de su amada tierra a
la que fue a vivir los últimos días de su tránsito terrestre. Con un sentido
muy claro de la selección, creó en el tiempo una gran ganadería. Un toro ideal
para Colombia, de finas y pequeñas hechuras, bravo y
encastado, que ganó fama con el tiempo. A Venezuela envió en 1949 una corrida
memorable, en la que triunfó el leonés Antonio Velázquez, quien toreó junto a
Luis Sánchez "El Diamante Negro" y Luis Miguel
Dominguín. De ese triunfo en Caracas nació la ganadería venezolana
de Vistahermosa, de Cayetano Pastor, que fundó con dos toros de Francisco
García.
Antoñito tenía fija idea de salir de Colombia. Las
guerrillas, la situación política, el espejismo de la Venezuela petrolera eran
muchas tentaciones como para quedarse en la Sabana de Bogotá. Además, el cerco
que le tendían sus colegas ganaderos, no diferentes a los del resto del mundo
en cuanto a sus bajas pasiones, le ahogaban en su propia tierra.
Por todo esto Antonio García visitó la frontera. Se
relacionó con aficionados tachirenses y llegó a entusiasmarlos para que
trajeran a Venezuela ganado bravo de su ganadería. Así lo hizo, con Joel Casique
y otros socios que tuvieron, para esa época, la unción del Ministro de
Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, que abrevió con su influencia
estadios burocráticos.
Antonio García fundó un hierro a su nombre; y con ese hierro
y denominación trajo a Venezuela vacas y toros. Toros para ser lidiados en
corridas a su nombre, y así se hizo la tarde del siete de diciembre de 1969 en
Valencia, y así se hizo luego en San Cristóbal, cuando Joselito López, Miguel
Márquez y el maestro salmantino Santiago Martín "El Viti",
redondearon una tarde memorable de la que aún recordamos la brava actuación del
toro "Vanidoso"; y así en Puerto Cabello y en Caracas y en otras
plazas donde siempre se lidiaban toros que llegaron a Venezuela de novillos y
de becerros, pero que habían nacido en Colombia y estuvieron herrados con
señales diferentes a las de Bella Vista. No fueron estos célebres toros de
Bellavista, así se empeñen en considerarlo algunos de los que fueran
propietarios de la divisa tachirense.
Esta circunstancia acarrearía confusiones, más tarde, en lo
referente a la antigüedad de la ganadería; porque habiéndose lidiado sus toros
antes que otras ganaderías –según los carteles, como el de Valencia la tarde
del 07 de diciembre de 1969–, adquirió reconocimiento de antigüedad más tarde,
cuando en Caracas lidió reses que sí habían nacido en el país y que sí tenían
el hierro de Bellavista: porque las que se lidiaron en Valencia, y las otras
plazas, que mencionamos llevaron el hierro de Antonio García, el criador bogotano.
Los toros anunciados como de Bellavista, pero que aclaramos
eran de Antonio García, se lidiaron en la Monumental de Valencia y el cartel de
esta corrida, última de la temporada, lo integraron César Girón, que cortó una
oreja, José Fuentes y Curro Vázquez, ambos poderdantes de Rafael Sánchez El
Pipo, famoso por sus excentricidades y porque fue el descubridor de Manuel
Benítez "El Cordobés". Los toros dieron buen juego. Manolo Chopera aprovechó
para limpiar los corrales de la Monumental y regaló toros mexicanos de
Valparaíso y de Javier Garfias.
Muy poca gente fue a la corrida. Hecho que no le preocupó a Manolo
Chopera, que en uno de esos gestos, muy suyos, incomprensibles para el que
ignore la dimensión que el vasco tuvo como profesional del toreo, abrió en el
restaurante El Toro Rojo, de Valencia, unas botellas de escogidos caldos
franceses, para brindar en tarde de fracaso económico por todos los éxitos que
la vida le había dado, por la amistad. En compañía de Sebastián González Regalado
y Miguel Laguna, dos personas muy especiales para Martínez Flamerique,
aprovechó para despedir el año de 1969 en suelo americano.
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