El torero fue operado de nuevo ante la falta de riego en la
pierna detectada tras varias pruebas; la cornada arrancó las venas femoral y safena
y provocó una gran hemorragia.
«Primero había que salvar al hombre, luego la pierna y ahora
al torero». Son palabras de José Luis Blanco, apoderado de Manuel Escribano, al
poco de que sometieran a Escribano a una nueva operación de urgencia en la mañana
de ayer: las pruebas para confirmar el riego de la pierna hicieron saltar las
alarmas en la UCI de la clínica del Perpetuo Socorro de Alicante. «Algo no
marchaba bien y los médicos decidieron bajarle a quirófano. La intervención ha
consistido» -continúa Blanco- «en liberarle de la presión muscular que impedía
la correcta circulación». Síndrome compartimental, para los sabios del bisturí.
El violento arrancamiento de las venas femoral y safena
interna fue calificado por el doctor Reyes como «muy grave» cuando la angustia
prolongaba la tarde del sábado hacia la noche: el matador entró por la puerta
de la enfermería en shock hipovolémico. El reguero de sangre por el ruedo ya
anunciaba el calibre de la hemorragia. «El propio doctor ha reconocido que la situación
pudo controlarse gracias a la presencia del cirujano cardiovascular. En otro
sitio y en otras manos...», concluye el apoderado, que ni sabe ni puede hablar
de tiempos de recuperación. Sólo acierta a decir lo bien que estuvo Manuel. Y
lo bueno que fue el toro de Adolfo hasta que sintió el frío de la espada.
Parte facultativo de Escribano
"Herida por asta de toro en el Triángulo de Scarpa de
12-14 centímetros de profundidad, que produce arrancamiento completo de vena
femoral y de safena interna. Presenta asimismo evisceración de testículo
izquierdo, con pérdida de superficie escrotal. Cuadro hemorrágico severo con
shock hipovolémico. Las lesiones son de pronóstico muy grave. Doctor: José
María Reyes. Fue trasladado a la UCI de la clínica del Perpetuo Socorro de
Alicante".
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