RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Foto: José León
Las circunstancias económicas y políticas que han aquejado
al país en los últimos años no escapan también que haya afectado la fiesta
brava. Es redundar destacar que el espectáculo taurino no tenga cabida al
momento del público, aficionado y taurino “se meta la mano en el bolsillo”. Primero
y fundamental lo que es la comida y los gastos propios de un hogar, que cada
quien sabe cuáles serían.
Esto ha tenido como consecuencia que numerosas plazas (Valencia,
Maracay, Maracaibo y numerosas en la provincia) con ayuda de esta enfermiza política
también que se ha tenido para con el lio del toro desde los despachos de alcaldías,
se hayan literalmente cerrado esperando mejores tiempos. Ni hablar el sueño
eterno que se tiene con la arena del Nuevo Circo de Caracas, quien lleva más de
dos décadas cerradas, y con ello poco más de tres generaciones de aficionados capitalinos
que se han alejado de lo que fue uno de sus espectáculos de referencia dentro
de la sociedad.
Todo ello ha hecho que nuestros toreros nacionales (entiéndase
matadores, novilleros, subalternos y rejoneadores) en vista de este cerco cada
vez más acentuado han tenido que emigrar para ejercer la profesión la cual se
han especializado, han dedicado gran parte de su tiempo, miedos y
preocupaciones, y en fin, sueños e ilusiones. Este éxodo se ha tornado en ver cada
día más y más jóvenes espadas tener que tomar bártulos y espuertas y librarse
su destinos fuera de lo que fue su primeras andanzas, como lo fueron nuestras
plazas portátiles, nuestras ferias de pueblo, e incluso, plazas puntuales de
feria consolidadas como Táriba, Valle la Pascua, San Felipe, Achaguas,
Barcelona. por mencionar algunas.
A estas ciudades hacemos referencia por ejemplo un país que
dada su amplia expansión taurina se haya convertida en primera opción para nuestros
toreros. Se trata del Perú, nación el cual desarrolla a lo largo del año una
amplia temporada por toda su intrincada geografía andina, incluso llevando a
cabo más festejos que en otros países de referencia como el caso de México o
España por señalar la magnitud del comentario.
Estos nombres de toreros que tienen actualmente su visión puesta
en ruedos incas son los de los matadores Rafael Martínez, Eduardo Valenzuela, Luis
Prato, Rafael Castillo, Javier Cardozo, Gregorio Torres “Maravilla”, Manolo Muñoz,
Antonio José y Ángel Ramos, Manolo López, Fabio Castañeda, Edgar Antonio, Jonathan
Guillén, así como los novilleros Alejandro Barragán, Ángel Alberto Hernández, Carlos
Sulbarán, Cleiderman Méndez, Reymer Arellano, sin dejar a un lado banderilleros
de gran nivel como Mauro David Pereira y Jenrry Belandria “Piedrita”, solo por
mencionar algunos de los que tenemos referencia. Quedaran en el tintero otros
más que la memoria nos deja apartados a un lado, quienes libran embestidas bravas
en los distintos pueblos de un país que se ha convertido, ante la tragedia que
nos acongoja, en una de las vías más expeditas mantenerse activos para, en las
pocas citas que sobreviven en este instante dentro del calendario taurino
nacional, sean tomados en cuenta y brillen a un nivel que no del todo se acerca
a la realidad que ha proporcionado un óptimo rodaje, como si lo traen otros
toreros, sean mexicanos o españoles de primera línea de sus respectivos
escalafones, por mencionar.
Es la realidad de una fiesta brava que se niega a morir. A pesar
de estar todos los ingredientes en “el sartén” para darle sepultura, sí de
antemano no pensamos en otras alternativas viables, tanto de parte de
empresarios –muchos los cuales aprovecharon el boom de CADIVI para hacerse de
lucrosos ingresos-, ganaderos e incluso comisiones taurinas, que también tienen
parte de este asunto que nos atañe.
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