jueves, 28 de junio de 2018

José Tomás: la penúltima reaparición


ÁLVARO RODRÍGUEZ DEL MORAL

El diestro madrileño José Tomás protagoniza este viernes en el coso de Las Palomas, de Algeciras (Cádiz, sur), el último capítulo, por ahora, de su intermitente historia taurina. Tomás actuará mano a mano con el matador extremeño Miguel Ángel Perera en una corrida que se ha convertido en el eje indiscutible de la Feria Real de la localidad gaditana, que se inició este miércoles.

Es la única fecha que figura hasta este momento en la agenda del matador, que aún no ha fijado ni día ni plaza para volver a enfundarse el vestido de torear en 2018. La de Algeciras será, además, su primera actuación en público después de actuar en la corrida coral organizada en la Monumental de México el 12 de diciembre de 2017 a beneficio de las víctimas de los terremotos que asolaron el país azteca.

El año anterior, la temporada 2016, solo había toreado en siete corridas después de dejar 2015 prácticamente en blanco con una única comparecencia en el coso mexicano de Aguascalientes, el mismo ruedo en el que estuvo a punto de perder la vida en abril de 2010.

Antes de la brutal cornada del toro «Navegante», José Tomás ya era un torero de culto que había manejado como nadie los tiempos y hasta una extraña -y efectiva- política de comunicación basada en no decir nada. Desde entonces es una leyenda viva que ha espaciado al límite sus comparecencias públicas para seguir convirtiendo cada una de sus salidas a la palestra en una ocasión única.

José Tomás reapareció en la Feria de Julio de Valencia de 2011, un año después de aquel gravísimo percance. Lo hizo en medio de un clima de impresionante expectación. Aquella temporada se redujo a nueve fechas y tampoco fue demasiado pródiga en triunfos.

El diestro madrileño toreó mucho menos en 2012, tan solo tres corridas, en las que incluyó la ya mítica encerrona nimeña que marcaría la cumbre de este tramo de su vida torera. 2013 quedó en barbecho y cuatro fueron las corridas apuntadas en 2014, que se redujeron a una sola en 2015: la nombrada reaparición en Aguascalientes.

José Tomás ya ha rebasado de largo las dos décadas de una alternativa que tomó, precisamente, el 10 de diciembre de 1995 en México. A partir de ahí es obligado recordar otro trágico hito que, de alguna manera, ha marcado la trayectoria del torero. Se trata de la gravísima cornada sufrida en Autlán de la Grana, en el estado mexicano de Jalisco, el 16 de enero de 1996. Aquel tremendo percance, como en Aguascalientes, obligó a hacerle varias transfusiones de sangre para salvar su vida. Aún no se había convertido en la leyenda que hoy es, y hubo un menor despliegue mediático. Su totemización llegaría después del largo paréntesis que siguió a su marcha en 2002.

Desde aquel año, la hipotética reaparición de José Tomás se había convertido en la comidilla de los inviernos hasta que, sorprendiendo a todos, decidió volver a vestirse de luces un lustro después de desaparecer de la escena pública. Lo hizo llenando hasta los topes la Monumental de Barcelona el 17 de junio de 2007 iniciando otra etapa de su trayectoria marcada por la elección cuidada de los escenarios, el ganado y los compañeros y el escaso número de paseíllos cumplidos desde entonces, casi siempre fuera de las plazas de mayor trascendencia y, siempre, lejos del coso de la Real Maestranza de Sevilla.

Ha pasado el tiempo y cada una de sus actuaciones es también una menos para el eclipse definitivo que se producirá cualquier día, en cualquier plaza y sin anuncio previo.

El diestro de Galapagar (Madrid) volverá a enfundarse el vestido de torear este viernes. Ha llenado la plaza y toda la feria; los hoteles y hasta las mesas de los restaurantes, pero tampoco han faltado críticas a las estrategias taurinas de esta vuelta.

Tomás comparecerá en el coso de Las Palomas con tres toros de Núñez del Cuvillo especialmente escogidos para la ocasión. No habrá opción a sorteo con Miguel Ángel Perera, que ha reseñado tres reses de Jandilla. La tensión previa del encuentro queda así rebajada a pesar de la enorme expectación despertada.

Mientras tanto, se sigue especulando con la próxima plaza que podría pisar. En realidad ni siquiera se sabe con certeza si habrá otra más. Una cosa es segura: Tomás no volverá a hacer una temporada al uso; tampoco puede ser ya el paladín que defienda en el ruedo los ataques que sufre la fiesta. Un día, sin anunciarlo, será la última. / EFE

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