PACO AGUADO
El hispano-luso Diego Ventura protagonizó este sábado en la
madrileña plaza de Las Ventas una memorable y clamorosa antología de toreo a
caballo, que además alcanzó cotas históricas al cortarle al cuarto toro de Los
Espartales el primer rabo que pasea un rejoneador desde que hace 87 años se
inaugurara el coso madrileño.
Pero, con todo lo que supone la obtención de ese hasta ahora
inédito trofeo, lo de menos puede que sean las marcas que Ventura sigue
alcanzando en Las Ventas -la de hoy fue su décimo sexta salida a hombros en
Madrid- y hasta las cinco orejas que paseó además del apéndice caudal, pues lo
realmente memorable fue el pletórico nivel de toreo que alcanzó en sus tres
faenas de este mano a mano.
Podría incluso asegurarse que la faena del rabo fue tal vez
la menos redonda, en comparación con las sobresalientes lidias que aplicó con
el segundo y el sexto toro de Los Espartales, en las que sobresalieron tanto su
excelente cuadra como su ambición, su dominio de la lidia y su ajustadísima manera
de embrocarse para clavar banerillas en todo lo alto.
La plaza entera se puso en pie ya cuando con el castaño
"Nazarí" Ventura llevo cosidas al estribo las embestidas del primero
durante una elipse que abarcó una vuelta y media al ruedo venteño, haciendo que
el animal, descastado y falto de entrega, no tuviera más remedio que someterse
a la enfibrada faena que le valió las dos primeras orejas.
Luego llegaría el "lío" del cuarto, al que recibió
con la garrocha a porta gayola, templando sus primeros arreones, antes de que
"Fino", sin intención de clavar por parte del rejoneador, le cuajara
un quiebro tan limpio como escalofriantemente apretado. Desde ese mismo momento
el publicó vibró sin descanso con la manera de torear, en el amplio sentido de
la palabra, del jinete sevillano, que llevó dónde y como quiso a
"Biemplantao" para preparar cada suerte y clavar con total ajuste y
precisión.
Y en esas salió "Dólar", otra de las estrella de
su cuadra, al que Ventura quitó el cabezal para, después de dos pasadas en
falso, clavarle, guiándole solo con las piernas, un soberbio par de banderillas
a dos manos que convirtió los tendidos en un auténtico manicomio.
Solo se hizo el silencio cuando tocaron a matar y el jinete
de la Puebla llegó despacio hasta la cara del toro para acabar tumbándolo de un
contundente rejonazo, adornándose en la agonía del ejemplar con el que iba a
hacer historia una vez que el presidente, Gonzalo de la Villa, ante la
insistente petición del público asomó por tres veces su pañuelo blanco por la
balaustrada del palco.
Claro que, de no haber pinchado una vez con el hierro de
muerte, bien podía haber repetido hazaña Ventura, porque lo que le hizo al
sexto, el único con clase y buen galope de los seis, aún enardeció más a los
tendidos.
Otro soberbio y largo galope de costado con el infalibe
"Nazarí", con el que clavó banderillas en corto y por derecho, dos
apuradísimas batidas con "Lío" y tres banderillas cortas clavadas al
violín con "Remate" hicieron que la plaza le coreara el merecido
grito de "¡Torero, torero!".
Y, aún más, que le pegara unos cuantos olés cuando, tras un
pinchazo y un rejonazo, echó pie a tierra y se adornó con gracia con la muleta
para cuadrar al toro y atronarlo con el descabello, dejándolo todo en una oreja
de ley.
Ante tal despliegue de torería, oficio, doma y valor de
Ventura y su cuadra, lo que hizo Andy Cartagena quedó en muy segundo plano.
Voluntarioso y buscando las palmas con los alardes de doma y los guiños a la
galería, el alicantino también cortó dos orejas y salió a hombros junto a
Ventura, aunque como protagonista de un espectáculo de categoría totalmente
distinta. Casi opuesto.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Los Espartales,
despuntados para el rejoneo, con cuajo y bien presentados, aunque muy justos de
encornaduras, y de juego descastado en general, entre los que destacó la
nobleza y la calidad del sexto.
Andy Cartagena, de chaquetilla corinto: pinchazo y
rejonazo contrario (oreja); rejonazo trasero (palmas tras leve petición); y
rejonazo trasero (oreja).
Diego Ventura, de chaquetilla gris perla: rejonazo
trasero (dos orejas); rejonazo trasero (dos orejas y rabo); y pinchazo,
rejonazo trasero barrenando y descabello pie a tierra (oreja y vuelta al ruedo
con el mayoral de la ganadería).
Cartagena y Ventura
salieron a hombros por la Puerta Grande.
Trigésimo tercer festejo de abono, y penúltimo de la feria de San
Isidro, con lleno en los tendidos (22.809 espectadores, según la empresa), en
tarde fresca.
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