LUCAS PÉREZ
@lucasperezest
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Diario EL MUNDO de Madrid
Los recursos de los jóvenes que empiezan son muy limitados.
Manuel Caballero toreaba una novillada en la localidad salmantina de Lumbrales.
Para ahorrarse la pernoctación en el hotel, decidió salir de viaje por la noche
y llegar a su destino a primera hora de la mañana. El viaje lo hizo en un Seat
Ibiza junto a otras cuatro personas, por lo que los trastos de torear no cabían
en el coche. Por ello, el mozo de espadas preparo la baca y coloco todo el
material en ella.
Cuando pasaban por Quintanar de la Orden (Toledo),
decidieron parar en un área de servicio para repostar y al hacerlo se dieron
cuenta de que no había ni rastro de la baca, y por supuesto, tampoco de los
trastos de torear del albacetense. Entonces, a Caballero, que venia escuchando
el programa Los toros de la cadena Ser, se le ocurrió una idea: llamar a Manolo
Molés para que hiciera un llamamiento en antena, por si alguien veía sus
capotes y muletas.
-Buenas noches, mi nombre es Manuel Caballero, soy novillero
y he perdido mis trastos en la carretera. Por favor, si alguien los encuentra
que se ponga en contacto conmigo, porque esto es mi vida y sin ellos no puedo
trabajar -dijo.
Su llamada resulto efectiva puesto que al rato un
aficionado, dueño de un restaurante en Quintanar de la Orden, llamo al programa
para confirmar que había encontrado los trastos de Caballero, con quien mantuvo
desde entonces una gran amistad.
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