PACO AGUADO
La esperanzadora terna de espadas que hizo hoy el primer
paseíllo en Las Ventas tras la feria de San Isidro -Fortes, Álavro Lorenzo y
Galdós-, no consiguió provocar ni una sola ovación del escaso público que
asistió a un festejo que fue como una espesa resaca del larguísimo abono
finalizado hace justo una semana.
Y eso que en la Monumental estaban los cabales, el público
habitual de la plaza sea el festejo que sea, y que hoy, pese a la asombrosa
cifra de asistentes facilitada por la empresa (cerca de 9.000 espectadores),
apenas llegaba a cubrir un cuarto del aforo de los tendidos, es decir poco más
de 5.000.
Un cartel que reunía bastantes más atractivos que la mayoría
de los que compusieron la Feria de San isidro pero que tuvo varios toros
desrazados y de escasas fuerzas en una desigual corrida de Bohórquez. A lo que
se unión la falta de temple y sutileza de los matadores con los que sí que
ofrecieron posibilidades. De ésos, de los toros con opciones, hubo tres, los
dos del lote de Álvaro Lorenzo y el primero del peruano Joaquín Galdós. Aunque
tampoco estuvieran sobrados de fuerzas, esos tres ejemplares dejaron ver
algunas de las virtudes de su encaste Murube, como la clase y el galope, sólo
que, en una tarde de molesto viento, sus matadores, no consiguieron
potenciarlas.
Al toledando Lorenzo, que volvía a repetir en Las Ventas
tras cortar tres orejas el Domingo de Resurrección, le faltó mayor pulso y le
sobraron exigencias para sacar jugo de los dos suyos, en dos largas faenas
plagadas de pausas y que tuvieron el preámbulo de dos estimables recibos a la
verónica.
El peruano, entre protestas constantes del tendido por la
supuesta flojera del animal, tampoco supo templar ni asentarse con las
embestidas de un tercero que, pese a todo, nunca se cayó ni dejó de acudir a
sus cites. Ya con el sexto, las dudas de Galdós se acrecentaron.
Por su parte, Fortes se encontró con el lote más deslucido,
formado por un primer toro de feas hechuras y absolutamente afligido y un
cuarto grandón y fofo que no paró de defenderse hasta venirse completamente
abajo.
El malagueño se aplicó con ambos con generosidad, pero sin
lograr interesar a unos espectadores que se pasaron la tarde protestando, quizá
acusando el malestar de la pesada resaca isidril. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Fermín Bohórquez,
desiguales de volúmen, hechuras, y cuajo y sin exageración en las cabezas. En
general, de escasa raza y fuerzas, aunque con algunos ejemplares manejables y
dejando ver calidad en sus embestidas. Los más deslucidos, 1º,4º y 6º.
Fortes, de negro y plata: pinchazo y media
estocada delantera (silencio); estocada baja y descabello (silencio).
Álvaro Lorenzo, de grana y oro: estocada caída (silencio);
pinchazo y estocada (silencio).
Joaquín Galdós, de azul noche y oro: estocada delantera
(palmas); tres pinchazos y cinco descabellos (silencio).
Entre las cuadrillas, destacó Sergio
Aguilar por su inteligente y templada brega en el segundo. *** Al finalizar
el paseíllo, se guardó un minuto de silencio por el diestro Iván Fandiño, en el primer aniversario
de su muerte en la plaza francesa de Aire-Sur-Adour. *** Menos de un cuarto de
entrada en apariencia, aunque la empresa facilitó el dato de asistencia de
8.874 espectadores, en tarde ventosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario