LUCAS PÉREZ
@lucasperezest
Diario EL MUNDO de Madrid
Por sus apellidos y su tardía vocación torera, Cayetano
Rivera Ordóñez se ha convertido, desde sus inicios, en uno de los matadores más
perseguidos por la prensa denominada 'rosa', junto a su hermano Francisco, ya
retirado.
Alternando su profesión con distintas colaboraciones para
firmas de ropa, relojes o perfumes, Cayetano suele ser primera plana de toda
clase de publicaciones más allá de las taurinas. Pero el madrileño, por encima
de todo, se considera torero y por eso cuida que en cada aparición suya en
prensa no especializada se cuide y se respete su profesión.
En cuanto a las manías y supersticiones tan propias en los
toreros, Cayetano acumula unas cuantas obsesiones:
- Antes de salir para la plaza, pide que le dejen solo un
minuto en la habitación del hotel. Allí reza y, en un platito de aceite,
enciende unas velas. Al regresar, se repite el ritual pero al revés. Pide
entrar antes a la habitación para volver a rezar y recoger las velas que él
había encendido.
- Durante el tiempo que transcurre entre que sale de la
habitación hasta que regresa, es decir, durante el tiempo que pasa en la plaza
de toros, pide por favor que no entre absolutamente nadie a esa estancia. Ni
personal del hotel, ni nadie. Es su templo y quiere que se respete.
- Junto a su capilla de imágenes nunca faltan tres cosas:
una cadena de oro que le regaló su padre, otra cadena de oro que le trajo su
hermano Francisco de América y un carné de socio, que le hicieron cuando era
niño, de una peña taurina de su abuelo Antonio Ordóñez.
Anécdotas
extraídas del libro '300 anécdotas taurinas', del que La Esfera de los libros
acaba de editar la segunda edición
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