Hermoso de Mendoza |
PACO AGUADO
Tres orejas, aunque de muy distinto valor, se repartieron
los tres rejoneadores que actuaron este sábado en la feria de San Isidro de
Madrid, que contaron con el buen juego de los toros de Carmen Lorenzo pero
también con la dificultad añadida de tener que lidiarlos bajo la tormenta y
sobre un peligroso lodazal.
La imagen de un toro y un torero enfrentándose en medio de
un aguacero ya se ha convertido en el recurrente icono de este San Isidro,
hasta el punto de que tal circunstancia ha sido suficiente para que el público,
en reconocimiento al esfuerzo, haya premiado generosamente alguna de esas
mojadas faenas.
Pero, hasta el festejo de hoy, la imagen no se había
producido con los rejoneadores, para los que el barro que se genera en el ruedo
supone asimismo un hándicap y, aún más, un grave riesgo para sus cabalgaduras,
más susceptibles de resbalarse en el suelo mojado. Ese fue el verdadero mérito
de la terna de jinetes de esta tercera corrida de rejones de la feria, pues
justo a la salida del tercer toro comenzó a descargar sobre la plaza de Las
Ventas una fuerte tormenta que fue convirtiendo el escenario en una auténtica
pista de patinaje. Afortunadamente, no hubo que lamentar ni caídas ni
desgracias, sino que incluso se cortaron hasta tres orejas, aunque, eso sí, de
muy distinto peso específico. Y alguna de ellas, como la que paseó Lea Vicens
del sexto, sin ninguno.
El trofeo de mayor valor y autenticidad lo cortó Pablo
Hermoso de Mendoza del segundo de su lote, después de que ante el bravo primero,
todavía con el ruedo en condiciones aceptables, luciera mejor toreando de costado
que clavando banderillas. Pero con el cuarto, ya con la plaza totalmente
embarrada, el maestro navarro hizo un alarde de dominio y de valor, llevando
prendidas las embestidas del encastado ejemplar a centímetros de la grupa de su
caballo "Disparate", siempre con una notable exposición y clavando
banderillas por delante y con verdad.
Sergio Galán, que también expuso sobre el barro con el
quinto en una faena muy similar salvo en su remate, fue el primero en abrir el
"marcador" tras recrearse en embroques muy templados y frontales con
el toro que salió en segundo lugar, justo antes de que se desatara la tormenta.
Lo mejor de su actuación, tanto con uno como con otro, fueron los pares de
banderillas a dos manos sobre "Apolo", un caballo de capa isabelina con el que así logra llegar al
cénit de sus faenas.
A Lea Vicens sí que le tocó lidiar sobre el lodo a sus dos
toros, aunque con el bravo tercero el ruedo aún no estaba en las pésimas
condiciones que lucía en el turno del noble toro que cerró plaza.
Con todo, ni con uno ni con otro se centró la francesa, muy
despegada y destemplada al torear y aún más desacertada al clavar, por mucho
que se le premiara al final con una barata oreja de consolación, absolutamente
intrascendente en comparación con las que se ganaron sus compañeros de cartel.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Carmen Lorenzo
(5º y 6º con el hierro de El Capea),
despuntados para rejones, dispares de volúmenes y de encornaduras, y de muy
buen juego en general, aunque algunos mansearon de salida.
Hermoso de Mendoza, con casaca negra y plata: pinchazo y
rejonazo trasero contrario (silencio); rejonazo contrario (oreja).
Sergio Galán, con chaquetilla gris marengo: rejonazo
trasero contrario (oreja); pinchazo y rejonazo delantero contrario (ovación
tras petición de oreja).
Lea Vicens, con chaquetilla negra y azabache: tres
pinchazos y rejonazo trasero (palmas tras leve petición).
El festejo comenzó con varios minutos de retraso para que se
acondicionase el ruedo.
Vigésimo sexto festejo de abono de la feria de San Isidro, con lleno en
los tendidos (23.181 espectadores, según la empresa), en tarde de tormenta y
con lluvia constante desde la lidia del tercero. / EFE
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