ÁLVARO R. DEL MORAL
El diestro José Tomás abarrotó hoy el Coso de Las Palomas de
Algeciras (Cádiz) en la que era su reaparición en ruedos españoles tras dos
años de ausencia, en una tarde llena de contenido marcada por el indulto del
toro "Libélula", del hierro de Jandilla, a manos de Miguel Ángel
Perera.
La Feria Real de Algeciras giraba en torno al nombre
rutilante de José Tomás. El madrileño había disparado las reservas hoteleras
llenando la plaza para sí y sus compañeros. Se hablaba de que el mismísimo Rey
Juan Carlos había planeado bajar hasta el Campo de Gibraltar para contemplar la
actuación del torero republicano que nunca le ha brindado un toro. No fue así.
Roto el paseíllo, no faltó la ovación para el gran
protagonista, compartida con Perera. Y salió el primero de los
"cuvillos", un toro hondo que remató en los tableros y se descolgó en
el capote. Tomás lo toreó a pies juntos, con el engaño un punto recogido,
rematando con una media de primor. El galleo, por chicuelinas de infrecuente
temple, levantó el primer clamor. El quite combinó una talaverana, una
cordobina, una navarra y el remate de una serpentina.
El suave inicio de faena, midiendo las fuerzas del toro, fue
seguido de dos excelentes series diestras en las que falló el motor del noble
animal. Por el izquierdo ya no pudo más, aunque el torero exprimió ese lado
cosiendo las series con alardes de imaginación. Pero la faena no había acabado:
los muletazos finales, metido entre los pitones y cambiándose el toro por la
espalda, volvieron a levantar clamores. Siguieron un ramillete de estatuarios y
un imposible pase de pecho antes de agarrar un feo espadazo trasero y caído. No
importó. Cayeron las orejas.
Al distraído tercero los sujetó en un solemne quite por
gaoneras pero la faena, con el bicho rajado y desentendido, no pudo romper.
Le quedaba el quinto, que estuvo a punto de agarrarle en un
resbalón. La faena rompió por el lado izquierdo, siempre en los medios,
supliendo con su entrega la falta de gas del astado. Hubo manoletinas de
postre, metisaca y un pinchazo del que pareció salir prendido. El toro se
amorcilló.
No se sabe si habrá una nueva oportunidad de verle de nuevo
en esta temporada. Muerto este quinto le obligaron a dar la vuelta y le
despidieron con gritos de ¡torero,
torero!
Perera paró a su primer "jandilla" por
chicuelinas. La cosa se ciñó más por tafalleras y se animó en los dos grandes
pares de banderillas de Ambel. La faena comenzó rodilla en tierra, preludio de
una labor firme, ceñida y bien trazada que sorteó la trompicada embestida. El
extremeño aún se pegó un arrimón de infarto. La espada, eso sí, se encasquilló.
Al cuarto lo templó a la verónica pero la cosa se animó más
en el variado quite posterior. Perera, que brindó al público, lo recibió con su
clásico pase cambiado por la espalda. Repitió la suerte, con el toro cada vez
más cerrado hasta cerrar la obertura con uno de pecho, mirando al tendido. Siguió
una grandiosa y maciza serie diestra que hizo rugir al personal. Perera siguió
por ese lado, cosiendo los muletazos, casi circulares, con temple exquisito.
Pero es que también lo iba a bordar al natural en dos grandiosas tandas
espatarradas que parecieron agotar la gasolina del animal. Aún le arrancó
nuevos pases diestros con el público en pie. Perera selló el alboroto
enroscándose el toro por luquecinas mientras se empezaba a pedir su indulto. El
matador, borracho de toreo, seguía exprimiendo aquella brava nobleza. El
presidente no tardó en conceder el perdón de su vida.
Aún le quedaba el sexto, al que formó un auténtico lío por
saltilleras antes de tomar la muleta y la espada para brindar a Tomás. La faena
comenzó a fluir con muletazos cambiados, siempre vertical el torero antes de
ponerse a torear en redondo con la entrega y la firmeza que no tuvo su enemigo.
FICHA DEL FESTEJO
La corrida, sin sorteo, se dividió en tres toros de Núñez de Cuvillo escogidos por José Tomás y tres de Jandilla para Miguel Angel Perera.
Bien presentados. De los 'cuvillos', el primero resultó blando y noble; rajado
el segundo; sin fondo el tercero. El primer "jandilla" embistió
rebrincado. De excelente condición el segundo, de nombre "Libélula",
que fue indultado. El último no sirvió.
José Tomás, de verde inglés y oro: dos orejas, ovación
y vuelta al ruedo.
Miguel Ángel Perera, de corinto y oro: oreja, dos orejas y rabo
simbólicos, y silencio.
En cuadrillas, Saludaron Ambel,
Chacón y Curro Javier.
La plaza se llenó hasta la bandera, con el "no hay billetes"
en taquillas, en tarde muy calurosa. / EFE
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