domingo, 24 de junio de 2018

FERIA DE HOGUERAS –TERCERA CORRIDA: Manzanares y Carretero, final feliz y a hombros

El alicantino desorejó a 'Disparado', un soberbio juampedro que salvó el honor del lamentable encierro. El manchego coronó la tarde de su alternativa con tres trofeos.
Diego Carretero
SALVADOR FERRER
@salvaferrer78 
Diario EL MUNDO de Alicante
Foto: EFE

Diego Carretero, novillero manchego afincado en Alicante, tomó la alternativa con el toro «Rezongana», negro mulato chorreado, de 490 kilos y con el hierro de Juan Pedro Domecq. Un manchego ilustre, eslabón evolutivo del toreo, Rey del temple, Dámaso González, también se doctoró en el coso de la Plaza de España. Y solía ser habitual ver a Dámaso en los tendidos de la plaza. Honor a los más grandes. Siempre en el recuerdo.

Diego Carretero tiene oficio, un concepto sobrio, recio y clásico como buen manchego. Soberbio el saludo a la verónica, rematado en la boca de riego, mecidas las verónicas. Torerísimo el inicio por bajo. Hubo una serie maciza en redondo, limpio el trazo, apurada la embestida. Endeble y terciado el toro. Gustaron las formas clásicas y el buen gusto. Paseó su primera oreja como matador de toros.

Morante en Alicante siempre deja cosas para el recuerdo más allá de su imborrable torería. El día que le ofreció unas gafas al presidente -anteayer lo pudo hacer Roca Rey-, la tarde que cogió la manguera y se puso a regar o la otra que apuntilló al toro como si fuera un certero tercero. Los genios pueden hacer lo que quieran. El segundo era un taquito más que un tacazo. Poca cosa por fuera y por dentro. Una media sabrosa, dos ayudados por alto y un molinete con el aire de un abaniqueo con la franela se apuntan como lo más reseñable de su labor. Con estos toros, casi la nada. Y si de emoción hablamos, la nada. Qué pena.

El cuarto salió picado de chiqueros. Morante lo saludó por chicuelinas. Infumable el juampedro, flojo de remos, que parecía que quería pero no podía con su alma. Gazapón y andarín, además. Inédito el genio de La Puebla del Río. Hubo leves pitos tras doblar el toro, más de decepción que de juicio sonoro crítico.

Como los dos primeros, el tercero traía la misma estampa anovillada, terciada. Salió con pies pero fue un espejismo. En estos casos de toro chico, si se mueven uno se olvida de las carencias morfológicas pero si además blandean el espectáculo es lamentable. La gente, muy con su torero, no pudo ni demostrarle el afecto. Con este tono de escasez artística y nulidad bovina se llegó a la hora de la merienda.

El quinto fue un toro de escándalo, sensacional, de bravura sostenida, que diría el maestro Barquerito, refinada y soberbia. Puede que de indulto. «Disparado» salvó el honor con su excepcional bravura en tarde tan desastrosa. Lo aplaudieron en el arrastre. Nadie pidió la vuelta al ruedo. El de Juan Pedro Domecq embistió con clase, celo, fijeza, nobleza, tuvo duración. Todo virtudes. Un toro de bandera. Manzanares le cortó las orejas tras una faena enmarcada en su concepto de acompañar las embestidas con su inconfundible empaque. Hubo ligazón e intensidad. Y hubo, sobre todo, una serie redonda, sublime y rotunda al natural. Con la derecha, algunas series fueron más frondosas de lo habitual en Manzanares. Mató de una gran estocada y paseó las dos orejas. Recuerden su nombre: «Disparado», pedazo de toro.

Carretero no se quiso quedar atrás tras el triunfo de Manzanares, a quien brindó el toro. El de Hellín lo recibió con dos largas cambiadas de rodillas en el tercio. Con el pastueño sexto, Carretero lució al natural. Tiene cosas de torero macizo y hecho pese a ser su primera corrida de toros.

La euforia se disparó en los dos últimos toros, cuyo juego y resultado maquillaron en buena parte el conjunto de un encierro mal presentado.

Manzanares y Carretero abandonaron la plaza a hombros por la puerta grande. Final feliz. Quizá.

JUAN PEDRO | Morante, Manzanares y Carretero
Toros de Juan Pedro Domecq, terciados, anovillados, que ofrecieron un juego escaso y lamentable; endeble y noble el 1º, deslucido y flojo el 2º, blando el chico 3º, deslucido el 4º, extraordinario el 5º, aplaudido en el arrastre; pastueño el 6º.
Morante de la Puebla, de catafalco y oro. Pinchazo y estocada (palmas). En el cuarto, dos pinchazos, media estocada y descabello (silencio).
José María Manzanares, de azul marino y oro. Dos pinchazos (silencio). En el quinto, estocada (dos orejas).
Diego Carretero, de blanco y oro. Pinchazo y estocada. Aviso (oreja). En el sexto, estocada (dos orejas).
Plaza de toros de Alicante. Sábado, 23 de junio de 2018. Cuarta de feria. Más de tres cuartos largos de entrada.

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