Antonio Ferrera |
PACO AGUADO
EL diestro extremeño Antonio
Ferrera, que cortó una oreja tras un despliegue lidiador, y la cuadrilla
del salmantino Javier Castaño
protagonizaron momentos muy brillantes ante los toros de Adolfo Martín lidiados
hoy en Las Ventas.
La seria y nada fácil corrida de Adolfo Martín generó hoy
en Las Ventas estampas de lidia y toreo añejos. Para empezar, por su propia
estampa, muy parecida a la de los "victorinos"
de hace unas décadas, cuya sangre llevan. Y también por un juego propicio para
que los toreros tiraran de unos recursos y una gallardía cada vez menos
habituales en los ruedos.
Quien hizo un mayor despliegue de toda esa torería de otro
tiempo fue el extremeño Antonio Ferrera,
que demostró una gran autoridad lidiadora durante toda la tarde, y no sólo con
los dos toros de su lote. Siempre presente en la arena, haciendo valer tanto su
decisión como su madurez profesional, Ferrera
movió el capote con tanta precisión como vistosidad, haciendo bello lo práctico
y ejerciendo en todo momento como sabio y nada demagógico director de lidia.
Y también lo hizo así con las banderillas, sobre todo en el
pausado y recreado tercio que cuajó con el cuarto. Jugando con los terrenos y
dominando muy distintas suertes, el torero de Badajoz creó un escenario
singular en sendos tercios que tuvieron más sabor que esa espectacularidad tan
al uso en estos tiempos. Con la muleta, ya tuvo peso su faena al primero de la
tarde, un serio y hondo toro que pedía precisión y pulso para embestir. Todo
eso se lo dio Ferrera, que se
encontró con la todavía tibia respuesta del público en el inicio de la corrida
y una petición de oreja insuficiente.
El trofeo le llegaría en el cuarto turno, después de un
nuevo alarde lidiador en el primer tercio, en el que, por su empeño en lucirlo
en el caballo, tal vez centró demasiadas expectativas sobre un toro que en
realidad empezó ya a desfondarse tras el primer puyazo. Le faltó luego
recorrido y entrega al animal, y el extremeño tuvo que meterse en la distancia
corta para provocarle las embestidas, lo que no llegó a ser entendido por parte
del público. Aun así, Ferrera supo
resolver con oficio y dominio de la escena hasta cortar ese trofeo que premiaba
toda su actuación en conjunto.
Javier Castaño |
A punto estuvo de pasear también un trofeo del sexto Javier Castaño, después de haber sido
atendido en la enfermería de un puntazo en un dedo de la mano derecha. Aunque
bien podría decirse que más de la mitad de los méritos para ese posible trofeo
ya los hizo su propia cuadrilla.
La ostentosa suerte de varas que llevó a cabo Tito Sandoval y el sobrado protagonismo
que, como en el toro anterior, tuvieron sus subalternos David Adalid y Fernando
Sánchez en banderillas pusieron los tendidos en pie y dejaron a Castaño un ambiente muy caldeado para
cuando cogió la muleta. Pero el torero castellano-leonés no estuvo al mismo
nivel que sus subordinados, pues, como también le sucedió con el violento
segundo, pocas veces llevó toreadas con mando y asiento las buenas embestidas
de ese cornipaso toro de Adolfo, que fue con diferencia el
mejor de la corrida para la muleta.
A Alberto Aguilar,
que cogía su segunda sustitución en la feria, le tocó en el sorteo el lote de
mayores complicaciones. Y con ambos se movió el madrileño entre la decisión y
las lógicas precauciones para finalmente no sacar nada en claro. / EFE
FICHA DE LA CORRIDA
Seis toros de Adolfo Martín,
varios cinqueños y de dispar remate, aunque todos mucha con seriedad y en el
tipo de su encaste. Dieron un juego también variado, pues los hubo tanto con
nobleza como con complicaciones, ninguno fácil.
Antonio Ferrera: estocada desprendida (gran ovación tras
petición de oreja); estocada y descabello (oreja).
Javier Castaño: media estocada trasera contraria
(silencio); pinchazo, pinchazo hondo y descabello (vuelta al ruedo tras aviso).
Alberto Aguilar, que sustituía a Iván Fandiño: estocada atravesada (ovación); pinchazo, pinchazo
hondo, pinchazo, media desprendida y descabello (silencio tras aviso).
Tras la muerte del tercer toro, Castaño
fue atendido en la enfermería de un puntazo en el primer dedo de la mano
derecha, con lesión de la musculatura abductora del pulgar, de pronóstico leve.
Por ello se corrió el turno de lidia y salió para matar a su segundo toro en
sexto lugar.
En las cuadrillas destacaron banderilleando David Adalid y Fernando
Sánchez, que saludaron en dos ocasiones. En la brega, Rafael González. Y picando, Tito
Sandoval.
Jueves 30 de mayo. Vigésimo segunda corrida de la feria, con los
tendidos casi llenos.
Alberto Aguilar |
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