Alejandro Talavante |
JAVIER LÓPEZ
Alejandro Talavante
cosechó hoy su tarde soñada en la Feria de San Isidro, al conseguir hacer
olvidar su fracaso con los "victorinos"
para encandilar a la gente con una Puerta Grande de ley, en una tarde en la que
también brillaron Sebastián Castella
y José María Manzanares, con una
oreja cada uno.
Si hay un espectáculo en el mundo en el que las emociones
juegan un papel fundamental es el toreo, un arte que cala en lo más hondo del
sentir del aficionado cuando un torero se entrega en el ruedo y muestra su lado
más puro y más de verdad, como lo hicieron hoy los tres que hicieron el
paseíllo. Cada uno en su estilo, eso sí, que no se equivoque nadie, pero entre
lo macizo que estuvo Talavante, lo
plástico que se mostró Manzanares y
lo sublime que anduvo también Castella
con la mano izquierda, la gente todavía debe estar toreando por la Calle de
Alcalá camino de un lugar donde poder contar lo vivido hoy en Las Ventas. Esa
es la grandeza del toreo.
Y qué decir cuando sale una corrida tan buena como la que
lidió hoy Victoriano del Río, con toros muy importantes, aún con las
salvedades de quinto y sexto; pero, en conjunto, gran encierro del señor
ganadero de Guadalix de la Sierra.
Si hay un torero en este momento que se merece un triunfo
tan rotundo como el que se cosechó hoy, ese es Talavante, que ha pasado en menos de siete días del dolor y la
impotencia a ser el hombre más feliz del mundo después de firmar una faena
maciza, de Puerta Grande. Un Talavante
sublime ante ese toro del triunfo, tercero de la corrida, un manso pregonado en
los primeros tercios, pero que acometió con poder y mucha emoción en la muleta.
Y ahí estaba el hombre, dispuesto a poner la feria en llamas desde que se echó
la franela a la zocata.
Por ahí surgieron un par de tandas notables por lo bien que
pulseó las embestidas, lo bien que se fajó con el toro y lo profundo que
condujo al manso. Inenarrable fue un natural tras un cambio de mano por detrás,
el mejor muletazo de toda la feria por lo eterno y limpio que fue, de
escalofrío. A derechas, idéntica
comunión, incluso con el animal refugiado en tablas. Ahí se vio el compromiso,
capacidad y entrega de Talavante,
que se lo pasó sin enmendarse por un hueco físicamente imposible para librar
ese círculo mágico, que finalmente logró. La plaza, un manicomio. Bernadinas de pánico y estocada en lo
alto, perfecto colofón a una obra de dos orejas sin discusión.
El sexto, sin embargo, fue un animal quedado y sin clase,
que corneó a Valentín Luján, y con
el que apenas pudo justificarse.
Castella, que
nada pudo hacer con su primero, que se inutilizó antes de montar la muleta,
cuajó otra de las faenas importantes de la tarde al cuarto, un gran toro, al
que cuajó de forma excepcional sobre la mano izquierda, con naturales largos y
templadísimos en tandas de suma limpieza. Obra también grande, quede dicho, con
el único lunar del descabello, pues de las dos orejas que tenía en su mano,
sólo paseó una.
José María Manzanares |
Lo de Manzanares
es pura plástica. Es verdad que no se los pasa cerca, pero el toreo que hace es
tan bello que encandila a la gente. Así estuvo con su primero, al que
instrumentó una faena preciosa por el empaque y el embroque tan maravilloso que
tiene tanto a derechas como al natural.
Otra cosa es la colocación. Pero no hay que ponerle peros al alicantino, pues
lo importante fue que emocionó a la parroquia, que de eso también se trata.
Cortó una oreja entre las habituales protestas del tendido "7". Más de uno no duerme esta
noche del disgusto, aunque seguro que se alegraron de que no pudiera redondear
la Puerta Grande con el complicado y cambiante quinto. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Victoriano del Río,
muy bien presentados y muy importantes, cada uno con sus virtudes, a excepción
del cambiante cuarto y el quedado sexto, pues el primero tuvo también cosas
buenas hasta que se lesionó. Con mucha clase el segundo; manso y emocionante el
tercero; y extraordinario el cuarto.
Sebastián Castella: estocada trasera y dos descabellos (silencio);
y estocada y descabello (oreja tras aviso).
José María Manzanares: estocada tendida y trasera en la suerte de
recibir, y larga agonía (oreja tras aviso); y pinchazo, media y descabello
(silencio).
Alejandro Talavante: estocada (dos orejas); y casi entera
atravesada y descabello (silencio).
En cuadrillas, Javier Ambel
saludó en el primero.
En la enfermería fue operado Valentín Luján de una cornada en el sexto,
el cual reporta 'herida por asta de toro en fosa iliaca izquierda con
trayectoria ascendente de veinte centímetros penetrando en cavidad abdominal.
Contusión de asas intestinales sin perforación'. Pronóstico muy grave
Viernes 24 de mayo. La plaza tuvo lleno de "no hay billetes"
en tarde soleada y agradable.
Sebastián Castella |
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