Miguel Ángel Perera |
JAVIER LÓPEZ
El diestro Miguel
Ángel Perera, que cortó hoy la primera oreja de la Feria de San Isidro
entre los toreros de a pie, se marchaba de la plaza "satisfecho"
porque "hacía tiempo que no sentía emociones así de bonitas en
Madrid", declaró el torero de Extremadura (oeste) a EFE
minutos antes de abandonar la plaza.
"La verdad que he disfrutado mucho. Sentir los olés de Madrid con
esa rotundidad es lo que soñamos todos los toreros, y hoy los he podido
sentir", añadió. Perera
sorteó dos toros de distinta condición, uno que le permitió expresar el toreo
que lleva dentro, y otro más exigente con el que tuvo que mostrar su lado más
firme. "El primero tenía cosas muy buenas pero también me ha exigido, un
toro con mucho 'disparo', con mucha velocidad; y la verdad que le he cogido los
tiempos, me he acoplado muy bien con él, y he disfrutado mucho. Y el otro, con
media Puerta Grande abierta, tenía que apostar con él y hacer el esfuerzo para
conseguir redondear un triunfo mayor, que, al final, se me ha escapado",
finalizó.
El joven Ángel Teruel,
que confirmaba su alternativa, dio la cara y se justificó más que de sobra con
dos toros, también, bien distintos uno del otro. "He intentado al menos
mostrar actitud y entrega toda la tarde, y pienso que he estado a la altura con
el bueno y con el malo, por eso me voy satisfecho porque creo que he cumplido
con las expectaciones, y me llevo una ovación de Madrid que no olvidaré en
mucho tiempo", señaló.
Sobre su lote, el madrileño reconoció: "el primero me ha dejado
expresar cierto toreo que llevo dentro, y el último ha sido más de apostar para
al menos poder justificarme".
El primer espada, el francés Sebastián Castella, fiel a su estilo cuando vienen mal dadas, salió
de la plaza cabizbajo, apartando micrófonos y sin pronunciar palabra. / EFE
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