Alberto Aguilar |
JAVIER LÓPEZ
Fotos: EFE
La corrida que lidió la ganadería de José Escolar este domingo
en Las Ventas puso el interés y el argumento a una tarde exigente en la que los
tres toreros, unos mejor que otros, se fueron de vacío.
Después de tanta morralla ganadera desde que se inició la
feria, por fin un plato "gourmet"
de verdad, del agrado del exigente paladar taurino del aficionado venteño,
traducido éste en una corrida con mucho que torear como la que lidió hoy José
Escolar.
Antes del festejo la gente estaba ávida de saber cómo iban a
salir los seis "albaserradas", si iban a ser imposibles por
peligrosos, o, por el contrario, si iban a aportar lo que el aficionado de
Madrid espera de este tipo de encierros: la emoción y la exigencia del toro
bravo en toda su esencia. Y por donde, la corrida no dejó indiferente a nadie,
pues a pesar del imposible primero y del mansurrón sexto, entre medias saltaron
cuatro toros muy interesantes, sobre todo segundo y cuarto, con los que había
que estar muy listo para aprovecharlos y conseguir que el binomio "hombre-fiera" trascendiera al
tendido.
De los toreros, no todos estuvieron a la altura de las
circunstancia. El más destacado, sin duda, Alberto
Aguilar. Robleño, sin estar mal,
tampoco estuvo bien. Y "Rafaelillo", ¡ay "Rafaelillo"!, simplemente
no tuvo su tarde.
Un "Rafaelillo" que recibió
con dos largas cambiadas en el tercio
al toro que abrió plaza, un animal bronco y reservón, con el que, tras probarlo
y ante la imposibilidad de armar faena, tuvo que abreviar. Con el cuarto no
pudo enmendar la plana "Rafaelillo", pues, a
pesar de pegar algún que otro muletazo y demostrar valor a raudales, se
equivocó de planteamiento, le faltó dar más sitio a un astado que se desplazó
con nervio y por abajo, pero con el que se empeñó en una labor demasiado
encimista.
Robleño se mostró
seguro con su primero, que se movió con buen son por el derecho, y al que el
madrileño instrumentó una faena entonada pero también con algunos altibajos. Gustó Robleño en las verónicas genuflexas de salida y en los torerísimos doblones por
abajo con los que prologó una faena de muleta que contó con varias tandas a
derechas de mucho relajo y parsimonia; pero a la que le faltó más "alma", esa cara batalladora
tan característica en él para enfrentarse a los encastes más duros de la cabaña
brava.
Por eso este primer trasteo de Robleño no trascendió lo suficiente a los tendidos, habituados a la
guerra que siempre plantea este bravo torero y, que hoy, se echó en falta. El quinto
fue un toro con emoción por el peligro que desarrolló: embistiendo a oleadas, "midiendo" una barbaridad,
escarbando constantemente, venciéndose y recortando el viaje. No valían
confianzas, por tanto, y así, al pie de la letra, se lo tomó Robleño en una labor de mucha polvareda
y escaso contenido.
El primero de Aguilar
fue toro muy ofensivo de pitones, que, aunque se desplazó en la muleta, apenas
tuvo transmisión. Aguilar lo toreó
con aplomo en series cortas sobre los dos pitones, aunque lo que más trascendió
fue el parón final, aguantando miradas y tarascadas con valor y mucha
solvencia, lo que se dice "estar
hecho un tío", para acabar enjaretando un par de series por el pitón
derecho de mucha arrogancia y capacidad. Unos adornos en el epílogo y una estocada
arriba pusieron fin a una faena firme y sincera que le valió la ovación más
cerrada de la tarde.
El sexto fue un animal tan noble como manso, con el que se
volvió a ver un Aguilar sereno y
capaz para conseguir robar algún que otro natural de buena factura, pero sin
poder levantar una faena en la que el "escolar"
acabó "rajándose". / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Toros de José Escolar, con
cuajo y pitones, bravos en el caballo, y de interesante comportamiento Los
mejores, el segundo por el pitón derecho y el cuarto. Con movilidad pero sin
transmisión el tercero. Desentonaron el bronco y reservón primero y el
mansurrón sexto.
Rafael Rubio "Rafaelillo": estocada que hace guardia (silencio); y
pinchazo y estocada corta (silencio tras aviso).
Fernando Robleño: estocada (ovación tras aviso); y estocada
caída (silencio).
Alberto Aguilar: estocada (aviso y gran ovación tras
petición); y pinchazo y estocada caída (palmas).
En cuadrillas, buen tercio de varas de Juan José Esquivel en el cuarto, en el que saludaron en banderillas
José Mora y Pascual Mellinas.
La plaza rozó el lleno en tarde espléndida.
Fernando Robleño |
No hay comentarios:
Publicar un comentario