David Galván |
JAVIER LÓPEZ
El
confirmante David Galván saludó la
única ovación de una tarde en la que algunos toros de La Palmosilla, aun ayunos
de bravura, ofrecieron más posibilidades de lo que finalmente hubo por parte de
los toreros, hoy en Las Ventas.
Un
cartel de los más variados y, si me apuran, hasta estrambóticos de la feria.
Tres toreros de estilos muy diferentes, que, a priori, podían ofrecer cosas muy
distintas para lograr divertir al respetable.
Pero
al final ni el "pellizco"
de Curro Díaz ni la alegría y
variedad de "El Fandi" consiguieron levantar una tarde anodina en
la que algunos toros de La Palmosilla, aun con poca raza,
fueron protagonistas por su alto índice de toreabilidad. Si acaso el joven
confirmante David Galván fue el
único que dejó algo de poso en su primero por la elegancia y clasicismo que
atesora, aunque aún le quedan cositas que pulir.
El
toro de ceremonia de Galván tuvo
buenas virtudes como la movilidad, la prontitud y la fijeza, pero con el que
había que estar también en alerta, pues al mínimo descuido, al mínimo hueco que
se le dejaba, se frenaba y se venía al cuerpo. El gaditano mostró un concepto
fino y templado en una faena basada sobre la mano izquierda, por donde brotaron
algunos naturales cadenciosos, y por
abajo, pero al conjunto le sobraron tiempos muertos y otras desigualdades como
un par de desarmes y algún que otro susto, voltereta incluida, fruto, quizás,
de su notoria bisoñez.
El
sexto se movió, pero acabó apagándose como una vela. Galván anduvo nuevamente tesonero, pero esta vez la faena no llegó
a despegar. Y, por si fuera poco, se atascó con los aceros.
Lo
de Curro Díaz es pura plástica. Qué
gusto, qué aroma, qué manera de emocionar con un desmayado, una trinchera o un
cambio de mano. Auténticos carteles de toros. La pena fue que sólo se le pudo "saborear" en esas probaturas
con su primero, un toro noble pero que, según transcurría su lidia, empezó a
frenarse, hasta pararse, y con el que el de Linares se acabó diluyendo en una
faena carente de ajuste y hondura. Detalles, por tanto, sin concretar.
Y le
pudo el desánimo en el cuarto, un toro que acabó acusando un largo y desmedido
segundo puyazo, pues apuntó calidad y buen son, pero, mermado de fuerzas por el
castigo en varas, acabó desfondándose antes de lo previsto. Curro, aquí, no pasó de discreto.
"El
Fandi", fiel
a su guión, se mostró variado de capote, aunque esta vez las chicuelinas dijeron más bien poco; pegó
sus carreras en banderillas, donde estuvo cumbre en un gran par de "la moviola" y, aunque estuvo
entregado en la muleta, apenas llegó a interesar en una faena insulsa en la que
primó la cantidad sobre la calidad.
Volvió
el granadino por los mismos derroteros en el quinto, al que saludó con una larga cambiada en el tercio y con el que
volvió a destacar con hasta cuatro pares de rehiletes, algo que no puso a todo
el mundo de acuerdo por ese último par de más. Y con la franela..., idéntica
vulgaridad en lo artístico. Es verdad que la entrega, voluntad, tesón y
disposición no le gana nadie al granadino, pero los dos toros que sorteó, en
otras manos, seguramente estaríamos hablando de un triunfo grande y no dos
silencios como losas, que fue lo que se llevó.
Al
final de la tarde, la sensación que quedó fue que se fueron toros sin torear ni
aprovechar debidamente, de ahí que el resumen perfecto sea un elocuente "lo que pudo ser y no fue". / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Toros de La Palmosilla, aceptablemente presentados, nobles y, aunque bajitos
de raza, en general toreables, especialmente primero y tercero. Desentonaron
algo más el frenado segundo y el insulso sexto. Cuarto y quinto, se movieron
pero yendo a menos.
Curro
Díaz: pinchazo hondo y cinco descabellos
(silencio); y estocada (silencio).
David
Fandila "El Fandi": estocada tendida y caída, y
descabello (silencio); y estocada (silencio).
David
Galván, que confirmaba alternativa: pinchazo
y media tendida (ovación tras aviso); y cuatro pinchazos (silencio tras aviso).
En cuadrillas, José Manuel Montoliú saludó en el segundo.
La plaza tuvo tres cuartos de entrada
en tarde espléndida.
Curro Díaz |
No hay comentarios:
Publicar un comentario