viernes, 17 de mayo de 2013

Liber Taurus: ¿Quito sin feria?



SANTIAGO AGUILAR

La empresa que gestiona la Plaza de Toros Quito informó que analiza la viabilidad de organizar o no la Feria Jesús del Gran Poder 2013, esta breve declaración fue recibida de dispar manera por los diferentes estamentos que componen la fiesta de los toros en el Ecuador y en especial por el importante número de aficionados a las funciones taurinas.

Más allá de la escueta información oficial, el análisis se centra en las condiciones sociales y políticas que vive el país andino y, la conveniencia de llevar a cabo corridas de toros sin la realización del último tercio de la lidia, resultado de la prohibición impuesta tras la consulta popular realizada en mayo de 2011.

En el primer caso, las circunstancias sociopolíticas respecto a la fiesta se han tornado aún más adversas como resultado del fortalecimiento político del gobierno del Presidente Correa reelecto para un nuevo período en febrero pasado, jornada de votaciones que supuso además el control absoluto del Congreso de diputados y desde allí, de todas las funciones del estado. De sobra se conoce el desafecto oficial a esta actividad cultural, en esa lógica es de esperarse una serie de nuevas acciones concebidas y diseñadas para desmontar el espectáculo taurino en el Ecuador.

Mirando hacia adelante, a comienzos del próximo año se deberán realizar elecciones para designar a los alcaldes de la totalidad de municipios del país, se estima, dada la potencia del grupo en el poder, que gran número de los ayuntamientos también serán captados por la corriente gobiernista.

En el caso puntual de Quito, el alcalde Barrera promueve desde ya una nueva designación con la cual, queda diferida alguna posibilidad democrática de desmontar la medida que  impide la muerte del toro en el ruedo.

Desde el plano de los aficionados, la feria de 2011, que se desarrolló sin la culminación de la faena con la suerte suprema desagradó al público que asistió en inferior número que en años anteriores; la asolerada afición quiteña terminó desencantada del rito inconcluso, lo que determinó que el año pasado la respuesta popular a la oferta empresarial sea exigua, coyuntura que sumada a la falta de garantías de seguridad, enrareció el ambiente y la feria finalmente abortó. Así las cosas luce improbable que este año se reedite el ciclo de corridas.

Mientras tanto, la afición organizada está en la obligación de impedir que del imaginario quiteño se borre esta ancestral tradición; siguiendo el ejemplo de la gloriosa lucha por la libertad llevada a cabo en el 2011 por organizaciones de todo tipo articuladas en los colectivos Somos Ecuador y Unete.

El caso es que el en otra hora prestigioso abono de hasta nueve corridas de toros con el público copando los tendidos de la cincuentenaria plaza, parece ser que por el momento se verá sometido a un doloroso paréntesis, el que todos quienes amamos esta manifestación cultural, aspiramos sea breve. No debemos olvidar que la actividad taurina ya vivió en el pasado épocas de persecución e impedimento, la fiesta de los toros supervivió a bulas papales y decisiones políticas temporales. Estamos seguros que al cabo de algunos años, en el dorado ruedo equinoccial de la Monumental Quito se celebrarán corridas de toros íntegras, como mandan los cánones, con la gloriosa muerte del toro en la arena.

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