JAVIER LÓPEZ
El mexicano Arturo
Saldívar cortó hoy en Las Ventas una oreja tras una faena escalofriante por
lo mucho que arriesgó ante un toro que no acababa de pasar, y con el hándicap
añadido del viento, una apuesta, además, con significado personal: "no
me podía dejar comer el pastel en México por mis compatriotas. Traigo mucho pique con Diego Silveti y Juan
Pablo Sánchez. Creo que somos ahora mismo los tres toreros que más rivalizamos
unos con otros en México, y después de la oreja que cortó el otro día Diego, no
podía quedarme atrás", señaló a EFE al finalizar el
festejo.
Aunque para eso tuviera que jugarse la vida como si nada,
con una quietud y una serenidad apabullante, a pesar de que el lucimiento fue,
más que nada, la emoción que transmitió. "Pienso que no ha sido mi mejor tarde
en Madrid en lo artístico, pero en cuanto a actitud nadie me puede reprochar
nada, pues creo que hay que tener en cuenta lo mucho que ha molestado el
viento, y aún así he pisado unos terrenos de mucho riesgo. Todo sea por Madrid
y por su afición, que me lo han dado todo desde que empecé",
aseguró Saldívar.
El primer espada, Sergio
Aguilar, no pudo lograr el objetivo marcado para una tarde "muy
importante" para él, en la que tenía depositadas "todas
las ilusiones", pero, al final, se fueron al traste por culpa de
los toros que le tocaron en suerte. "No ha habido opción a nada. El primero
ha sido un toro facilón, que se dejaba, pero insuficiente para lograr el
triunfo que uno siempre busca en Madrid; y el cuarto pensaba que podía servirme
aunque fuera con su inercia de manso, pero enseguida se ha venido abajo. Una
pena", señaló Aguilar.
"Lo único que podía hacer -dijo para finalizar- era
matar bien a los dos, por arriba, y creo que en ese aspecto si he estado a la
altura", finalizó.
Miguel Ángel Delgado
acudía a Las Ventas con la vitola de posible "tapado" de la Feria, después de las dos buenas
actuaciones cosechadas la pasada temporada en esta misma plaza, en las que
perdió el triunfo por culpa de la espada, pero esta vez, aunque dejó "cositas" sueltas y saludar
una ovación, no pudo ser. "Pienso que la actitud ha sido buena
toda la tarde, pero eso no da de comer. Necesitaba un triunfo importante para
ponerme a funcionar de una vez por todas; pero por falta de oponente en mi
primero, y otra vez por culpa de la espada en el quinto, al final, me voy como
he venido", confesó el sevillano. / EFE
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