JOSÉ LUIS VADILLO
Foto: EFE
PAMPLONA.- Los 'cebadagagos' no fallan. Son un clásico
en Pamplona tanto por el número de años que hace que son fijos en los
sanfermines como por su comportamiento, espectacular para el espectador,
peligroso y emocionante para el corredor.
La clave en los
encierros está en los conceptos. Por ejemplo, el concepto de 'toro suelto'. Un animal que se queda
rezagado de la manada por un motivo u otro. Pues hoy ha habido toro suelto
desde el primer instante. Cuando todavía no había acabado la empinada cuesta de
Santo Domingo, uno de los 'cebadas'
ha tropezado y ha visto alejarse a los compañeros de manada. Desde ahí, ha
protagonizado un encierro que poco se ha parecido a los actuales sanfermines.
Parecía un encierro de hace 30 o 40 años, o una carrera típica de los pueblos
de Navarra, Castilla, Valencia o Madrid. Un toro, pocos corredores delante y
mucho espacio para correr.
Por delante, la manada
no se ha hermanado en ningún momento. Desde el inicio se ha estirado y dos o
tres toros se han repartido la delantera desde Santo Domingo. Al llegar a
Mercaderes, a buen ritmo pero sin excesiva velocidad, ya se podía correr
delante de un astado negro y otro castaño.
Lo mismo ha ocurrido
en la Estafeta, donde los mozos han aprovechado la distancia entre unos y otros
para dar varias carreras en una. Se podía correr unos metros con un toro y
reengancharse después con el tercero o el cuarto de la manada. Una gozada para
los navarros que hoy se han visto más desahogados tras la avalancha del fin de
semana.
El trote de los 'cebadagagos' era muy noble, sin lanzar
miradas ni derrotes a los lados, y así han llegado hasta el tramo de
Telefónica, donde han arrollado sin querer a algún corredor, y hasta el mismo
coso de La Misericordia.
Pero quedaba por
detrás un último 'cebada', el que
tropezó al comienzo del encierro y se ha hecho él solo casi toda la marcha. Lo
ha hecho sin incidencias, también con nobleza, pero la falta de fuerzas lo ha
ido deteniendo poco a poco, hasta que se ha parado en los últimos metros del
encierro. Ahí se ha dado la ecuación perfecta: un toro suelto + tramo de
Telefónica + 'cebadagago' = corneados.
El balance médico
habla de tres corneados, la media habitual en esta ganadería. Uno de ellos se
ha producido tras una espeluznante tarascada del toro contra el vallado, donde
ha lanzado cornadas sobre el bulto de corredores caídos junto al vallado. En
total, tres minutos y medio de encierro que ha respondido a todas las
expectativas. / Diario El Mundo
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