JUAN MIGUEL NÚÑEZ
Fotos: EFE
PAMPLONA.- Los rejoneadores Pablo
Hermoso de Mendoza y Roberto Armendáriz
abrieron hoy la Puerta Grande en la corrida de la especialidad celebrada en
Pamplona (norte de España), en la que Sergio
Galán, que cuajó una soberbia actuación, fue ninguneado por un "palco" que le birló la salida
triunfal a hombros.
Hermoso lo es todo en Navarra, su tierra, y no se diga cuando
actúa en la plaza de Pamplona en corrida con ambiente "sanferminero". Todo gira en torno a él. Y la verdad que
también el jinete navarro se esfuerza una barbaridad por hacer las cosas bien y
agradar. De hecho en su primer toro cumplió una actuación muy completa sobre la
base del valor, la técnica y el lucimiento artístico. Hubo un aparatoso
revolcón a su caballo "Disparate"
tras clavar el primer rejón de castigo. Pero se sobrepuso el hombre montando a "Chenel" e "Ícaro" en banderillas, en
ajustados galopes a dos pistas, cambios de pitón por dentro y quiebros. Faltó
sólo la rúbrica del rejón final. Sin embargo, en el cuarto, con menos toro y
una faena también de corto recorrido, al matar a la primera la plaza se volcó
en la petición del doble trofeo que finalmente paseó.
Lo triste fue que un chauvinismo malentendido ha
borrado a Sergio Galán de la foto de
la Puerta Grande. Está bien que el paisanaje se vuelque con Hermoso, que más que local es un ídolo
mundial. Pero los reconocimientos a él no deben ir en detrimento con los
compañeros, en este caso Galán, a
quien se le negó un trofeo en el segundo después de que Pablo hubiera pinchado en el toro anterior. Y no sólo eso, pues en
el quinto, después de una faena con muchos méritos para las dos orejas, le
disimularon también la segunda.
No se entiende que después de las dos faenas más
certeras y equilibradas de la tarde, de un absoluto dominio y torería, le
hicieran esto a Galán. Más que
aspavientos, el valor de Galán y sus
caballos fue atacar en corto para clavar al estribo y no irse de la cara hasta
adornarse poniendo el caballo por delante, de costado y a la grupa, como en el
arrimón del toreo a pie. Lástima que los toros no acompañaron, pues esta misma
primera faena de Galán tuvo una
segunda mitad prácticamente sin enemigo.
En el quinto, tanta maestría y valor sin alharacas,
haciendo la suerte con mucha templanza, dejándose ver. Un par a dos manos,
sencillamente perfecto. Lo mató arriba. De nuevo la pregunta, ¿Por qué no le
dio el presidente las dos orejas?
Cerraba cartel Roberto
Armendáriz, que lucía brazalete negro en señal de luto por su padre
recientemente fallecido. Brindó el primer toro al cielo y el otro a su hermano
en un ambiente muy emotivo.
Armendáriz es también de la tierra, de un pueblo a 5 kilómetros
de Pamplona, Noaín, y alumno aventajado de Pablo
Hermoso. Aunque quizás no tan aventajado por la inseguridad que demostró en
su primero, el único toro castigado con dos rejones de salida, que terminaría
acusando mucho.
En el sexto anduvo más confiado en faena de menos a
más, en la que se apuntó cosas notables como una banderilla tras galope de
plaza a plaza, reuniéndose en los medios y clavando arriba. En los adornos, más
o menos. Mató a la primera, y ahí se vio definitivamente la desventaja de Galán con sus compañeros de cartel,
pues le dieron dos orejas no se sabe cómo y porqué. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Cinco toros de San Pelayo y uno -el sexto- de Carmen Lorenzo, grandes y afeitados, y
en el límite de la raza y de las fuerzas.
Pablo Hermoso de Mendoza: medio rejón trasero y atravesado, rejón corto y
nuevo rejón (silencio); y rejón bajo con vómito (dos orejas).
Sergio Galán: rejón (aviso y palmas tras petición de oreja); y rejón en dos tiempos
(oreja con petición de la segunda).
Roberto Armendáriz: dos pinchazos (ovación); y rejón (dos orejas).
La plaza se llenó en tarde
agradable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario