A punto de llegarse
a la final del certamen veraniego de noveles en las Ventas, no se adivina ni
posible triunfador ni siquiera una terna para la final del domingo próximo.
BARQUERITO
El certamen anual de novilladas nocturnas de
Madrid está resultando este año accidentado y decepcionante. En cada una de las
tres novilladas celebradas –tres domingos de julio- ha habido partes de guerra.
El día 1 resultó herido de gravedad en los dos muslos el barcelonés Jesús Fernández; el domingo 8, el
colombiano Juan Viriato cobró
también dos cornadas severas; el pasado domingo fue el sevillano Juan Ortega quien salió alcanzado en
una pantorrilla.
No ha habido ningún triunfo de entidad y las
puertas para acceder a la final del 29 de julio están abiertas a una posible
repesca. En el festejo del domingo que viene, con ganado de La
Guadamilla –antes encaste Santa Coloma, y ahora Domecq-,
están anunciados dos de los favoritos del concurso: el madrileño Fernando Adrián y el francés –de Arles-
Juan Leal. Con ellos, el venezolano César Valencia. Quien se proclame
ganador de la final tendrá puesto en la novillada de la Feria de Otoño.
Ese premio es una tentación arriesgada. El
riesgo reside en que los novillos de Madrid son de una exigencia excesiva para
toreros noveles. La imagen difundida en Internet de los seis novillos de Javier
Molina jugados el 9 de julio ha dejado pasmado a todo el mundo. Tres de
los toritos de Murteira Grave que abrieron la serie de cinco festejos tenían
hechuras sobresalientes. Por razones distintas no han toreado ni van torear el
concurso ninguno de los novilleros más en boca de la gente: Gómez del Pilar, Álvaro Sanlúcar, Curro de
la Casa, Alberto Durán, Rafael Cerro, Gonzalo Caballero o Román Collado, que se anuncia Román a secas.
El concurso de novilladas nocturnas se
instauró hace casi dos décadas y ha contado con el patrocinio del Canal
Plus. Hasta el último ejercicio han convivido en Madrid dos certámenes
para noveles: éste del mes de julio y un
segundo en septiembre, llamado de las Ocho
Naciones por estar abierto a representantes de los ocho países donde está
viva la tauromaquia: España, Francia, Portugal, México, Colombia, Perú,
Venezuela y Ecuador. El ganador del Ocho Naciones tenía asegurada una plaza en
el abono de San Isidro del año siguiente. Ahora se han fundido en una sola las
dos competiciones.
En un año en que el número de novilladas
picadas va a derrumbarse a causa de la supresión de subvenciones públicas, el
recorte de Madrid no hará sangre porque el calendario de novilladas de
septiembre –cuatro festejos en domingo- se mantiene en vigor. Solo que ha
pasado a dar protagonismo a los hierros. Se trata de experimentar con
ganaderías ajenas al circuito de ferias españolas y la opción se sirve a “encastes minoritarios”, que dan nombre
al programa de septiembre. Pablo Romero (Partido de Resina), Veragua (Prieto de la Cal)…
El palmarés más reciente de triunfadores del
concurso clásico no es desdeñable: Daniel
Luque, Rubén Pinar, Javier Cortés, Javier Herrero, Arturo Saldívar, Conchi Ríos.
La idea de refrescar hierros y divisas será polémica, pero el hecho mismo de
que provoque polémica debe entenderse como positivo. Lo que de momento no cabe
es casar los encastes minoritarios con los toreros en agraz o meros proyectos
de torero.
El balance de los nueve aspirantes que ya han
desfilado por las Ventas no invita a aventuras. El más preparado, el catalán Jesús Fernández, pagó con sangre. El de
corte más artístico, Juan Ortega, de
temple natural, no parece el más ambicioso. El más resuelto, el colombiano Viriato, no es el más refinado. El
portugués Días Gomes ha dejado
impresión de forcado más que de torero clásico. Al franco-lusitano Thomas Cerqueira le falta bastante; el
cordobés Mazzantini, de regusto clásico, está sin hacer o por ver, o las
dos cosas; y lo mismo le pasa al jerezano Ángel
Puerta, reciclado en el circuito torista de la Alcarria; el valenciano Pascual Javier es, de momento, puro
torero de oficio, que no es poco pero tampoco suficiente. Luis Miguel Castrillón, colombiano de Medellín, toreaba su primera
novillada picada en España justamente el pasado domingo. No caben juicios, por
tanto.
Pese a los recortes, septiembre volverá a ser
el mes de los novilleros y las novilladas: los abonos de Arnedo, Algemesí,
Arganda del Rey, Villa del Prado, Moralzarzal o Guadarrama serán criba y
estímulo. El trono de la novillería está vacante. Salvo que Juan Leal dé en Madrid un aldabonazo el
domingo que viene.
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