viernes, 13 de julio de 2012

SÉPTIMO ENCIERRO: Veloz encierro de los "juampedros", sin heridos por asta de toro


PAMPLONA.- Los toros de la ganadería de Juan Pedro Domecq protagonizaron hoy el penúltimo encierro de los Sanfermines con una rápida carrera en la que ningún corredor resultó corneado, aunque varios resultaron contusionados.

Dos minutos y veintitrés segundos tardaron los astados en completar el recorrido, siendo el segundo más veloz de los siete encierros corridos hasta ahora.

La manada partió de los corrales de Santo Domingo agrupada y encabezada por los mansos, aunque nada más enfilar la cuesta dos toros se adelantaron unos metros y mantuvieron las distancias hasta el final.

Ambos animales imprimieron una gran velocidad al encierro, aumentando también la emoción al dejar huecos entre ellos y permitir acercarse a los mozos, que les condujeron hacia la plaza del Ayuntamiento, atravesándola sin más incidencias.

Uno de los dos astados que abrían la carrera resbaló al llegar a la curva de Mercaderes y chocó ligeramente contra el vallado, pero sin perder el ritmo ni separarse de su hermano.

Mientras tanto, el resto de los "juampedros" seguían agrupados junto con los cabestros, aunque rápidamente uno de color melocotón se adelantó unos metros, lo que hizo que el grupo se dividiera en tres por este tramo.

Este mismo astado perdió las manos en la Estafeta, pero se levantó sin problemas para seguir hacia Telefónica, donde uno de los negros que iba en cabeza arremetió contra los mozos que se encontraban junto al vallado, creando momentos de peligro y tensión.
Los mozos protagonizaron bonitas carreras delante de los animales, sin más incidencias que las típicas caídas y trompicones, que requirieron en varios casos la asistencia de los servicios sanitarios.

Poco antes de llegar al callejón de acceso a la Plaza de Toros, uno de los morlacos de la cabeza resbaló, con el consiguiente peligro para los corredores, aunque se levantó rápidamente, mientras era adelantado por el de color melocotón.

Estos tres toros pisaron la arena los primeros, seguidos de cerca por el resto de la manada. En vez de entrar directamente en chiqueros, como los demás, uno de los toros negros se volvió y, cuando parecía que iba a hacer por los mozos, el capote de uno de los dobladores consiguió llevarle a los corrales. / EFE

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