En el marco de la Feria de la Virgen del Carmen
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
(SANTA CRUZ DE MORA, Enviado
Especial).- Tarde entretenida la que ha tenido lugar ayer, en el marco de
la Corrida de Toros Extraordinaria en el marco de la Feria de la Virgen de
Carmen, en la cafetera población de Santa Cruz de Mora, en la que el encierro
enviado por el ganadero Juan Campolargo ha servido para que los coletas
actuantes se encontraran a gran nivel, destacando las actuaciones de César
Vanegas (quien salió en hombros tras el corte de dos orejas) Erick Cortés y
Jonathan Guillén, estos últimos tras el corte de una oreja respectivamente.
Poco más de tres cuartos de plaza, (aproximadamente 2000
personas) las que se dieron cita en el regreso de la fiesta brava a Santa Cruz
de Mora, 22 años después de haberse realizado la última corrida en esta
conocida localidad, más prodiga de ciclistas y la siembre del café.
Abrió plaza Erick Cortés antes las nobles embestidas del
pupilo de Campolargo al que aprovechó a plenitud sobre la mano diestra, labor
que brindaría a la artífice de este regreso de la fiesta brava a Santa Cruz,
como lo es la recordada Reina del Sol 1992, Dra. Gladys Flores. Labor de gran
calado y templado trazo sobre la mano diestra, a la que incluso se le pidió el
indulto al bravo astado. El pinchazo, antes de medio espadazo fulminante, para
la concesión de una oreja.
Par de orejas las que paseó el veterano y fornido coleta de
Seboruco César Venegas, quien aprovecharía al máximo las bondades del gran
astado que supo sacar partido. Sobre ambas manos, previo brindis labor al
ciclista José Rujano, Vanegas se recreó en torear a gusto, relajado, con
técnica y oficio, para tras certero volapié cortar las dos orejas y por ende
asegurar la Puerta Grande.
Complicada papeleta la que pechó Gregorio Torres “Maravilla”
ante el serio burel que pechó en suerte, que propicio tumbo al piquero de
turno, William Hidalgo “El Llanerito”. Intenciones y valor las que demostró el
mencionado coleta, ante un ejemplar que marcó pronto querencias a tablas. Fue
silenciado tras medio espadazo fulminante.
Cerró función el emeritense Guillén quien el verdor del
oficio no le desmeritó la voluntad y deseos de triunfo que dejo patente con un
toro que exigió el rodaje que aún no tiene. Labor de intermitencias que supo cumplimentar
con la entrega que colofonó con el certero medio espadazo que dejó, ligeramente
desprendido y trasero, que caló para que la petición hiciera que el palco
asomara el pañuelo de la oreja postrera.
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