El torero madrileño, herido de
pronóstico reservado, sufrió una tremenda paliza con el tercero. *** El matador
francés sale a hombros por dos estocadas en la suerte de recibir con el mejor
lote de la corrida de Joselito (El Tajo y La Reina).
ZABALA DE LA SERNA
Santander
@zabaladelaserna
Diario ELMUNDO de
Madrid
Foto: EFE
Brindó Gonzalo Caballero a su amigo Felipe Juan Froilán de
Marichalar y Borbón. Pipe entre troncos. Y se puso a torear. Pronto y en la
mano. Sin probaturas. Del pitón derecho del torito de Joselito prendía una
guasa sorda y mirona. Caballero lo pasaba de muleta como si la embestida no
fuera nunca metida en ella. Y así en la tercera tanda diestra lo volteó como si
lo sacudiese una descarga eléctrica. La finura de la daga parecía que había
calado en la parte posterior del muslo; en la seda había el agujero de una bala
(cornada de dos trayectorias de 10 y 12 cms, múltiples contusiones, un corte en
la mano: pronóstico reservado).
El chaval recuperó el resuello y a izquierdas se entendió
con «Musulmán», sin dobleces por ese lado. Mas a la hora de matar había que
cruzar el fielato del pitón que escondía el instinto agazapado. Gonzalo se fue
sin reservas detrás de la estocada y cobró hasta en el DNI. De muy mala manera
le crucificaron las astas el pecho. Durísima la paliza. Sin sentido el torero.
Milagrosamente (y por su poco peso) intacto regresó de la enfermería, sin
chaleco y pálido como la cal. Y volvió a tirarse a matar o morir, sin salidas.
Otro tantarantán; otra estocada que hacía guardia. Gonzalo Caballero de nuevo
herido, ahora con un corte en la mano.
Qué bello principio de faena dibujó David Mora con aquel
jabonero estrechito de sienes de Joselito. Muy torera la trinchera, elegante el
pase del desprecio y lenta y garbosa la trincherilla. Y además por la mano
derecha David acompañó la embestida de calidad más allá de lo habitual, jugando
el vuelo y la muñeca. Pero el buen fondo del toro también era cortito, y ya se
empezó a dormir por la izquierda y a parar en su vuelta a la derecha. Mora
siguió apurando. A veces casi más importante que empezar es saber acabar. Una
estocada devolvió la vida a los tendidos. El palco sin embargo miró hacia otro
lado (tampoco hubiera pasado nada si se concede la oreja) y la fuerte petición
se quedó en una vuelta al ruedo. Luego sólo pudo recoger una ovación con la
dormidera del colorado quinto.
Juan Bautista se mató un toro de piel melocotón que era un
tío cuajado desde la culata al morrillo. Un trapío que dejaba atrás toda la
corrida de El Tajo y La Reina. Su bondad apenas duró en la muleta tres tandas.
Otra cosa fue el cuarto. Buen toro. Bautista arrancó faena de rodillas y siguió
por una y otra mano fácil, aseado y monótono. El adornado epílogo dijo más. Y
la estocada en la suerte de recibir lo elevó todo hasta la oreja.
En ausencia de Caballero a Juan Bautista le correspondió el
bondadoso y grandón sexto. Fue como la repetición de la faena anterior, incluso
en la coda, sólo que ahora el espadazo recibiendo se hundió por los blandos.
Dio lo mismo: otra oreja. Puerta grande a usted debida, Joselito. Y a la flor
de Bautista.
EL TAJO Y LA REINA | Bautista, David Mora y Gonzalo Caballero
Plaza de toros de Cuatro Caminos. Viernes, 29 de julio de 2016. Sexta
de feria. Media entrada.
Toros de El Tajo y La Reina (Joselito), serios -bajaron 2º
y 3º-; bueno el 4º; apuntaron sin duración 1º y 2º; manejable pero con sordo
peligro por el derecho el 3º; dormido el 5º; bondadoso el 6º.
Juan Bautista, de tabaco y oro. Pinchazo hondo y cuatro descabellos
(silencio). En el cuarto, estocada atravesada en la suerte de recibir y
descabello (oreja). En el sexto, estocada baja recibiendo (oreja). Salió a
hombros.
David Mora, de purísima y oro. Estocada suelta
(petición y vuelta al ruedo). En el quinto, estocada rinconera (saludos).
Gonzalo Caballero, de canela y oro. Dos estocadas que hacen
guardia. Descabelló Bautista. Aviso (silencio).
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