KIKE ROSALES
@kikefutbol
El 23 de julio la plaza de Pueblo Nuevo tuvo vida taurina,
un espectáculo que contaba con el “respaldo” del colegio de abogados se
realizó.
Tres becerros de Juan Campo Largo se lidiaron, el primero le
correspondió al aficionado práctico merideño Giovani Rivas, quien no ha
olvidado su pasado novilleril y que en reminiscencias de lo aprendido disfrutó
la nobleza del astado, nobleza y recorrido que fueron aprovechados con
sentimiento torero.
El otro aficionado practico fue Ronald López, quien ante
otro noblón mostro el gusto que siente al torear, “ese dejarse ir” sacar el
alma del cuerpo para que sea el sentimiento el que torea lo mostró en momentos,
por demás plenos de buen gusto.
Dentro de los alumnos de la escuela taurina "Cesar
Faraco", dirigida por el maestro Ramón Álvarez “el porteño”, hay que
abrigar la esperanza que uno espera que salga un torero.
Curro González gustándose a la verónica, toreando con temple
en tandas por demás inolvidables con la muleta dejando, en la boca de los pocos
aficionados que fuimos, un gusto al buen torear.
Sepúlveda “el nazareno” que muestra al igual que Rando
Miguel que es de a poco esto, que es un proceso de aprendizaje donde los
errores en vez de decepcionar son lecciones, para eso se está en una escuela,
para aprender, el último de los alumnos fue Carlos Enrique que también dejó
sabor de querer hacer un toreo de riñones encajados y gustándose frente a la
cara de los astados.
Lo malo de ese acto es que la comisión taurina ni se
apareció, ni siquiera un asomó de estar en el palco presidencial; la razón es
que San Cristóbal no tiene en estos momentos, finalizado el periodo de la
anterior no se ha nombrado otra, lo que quiere decir que la autoridad taurina
esta acéfala; entonces, viendo el viaje de Rivas y López desde Mérida y
Maracay, los golpes que sufrió “el nazareno” y la burla de lo taurino ante la
ausencia total de la comisión taurina es que cabe una pregunta: carajo a esa
gente ¿no le presentarán al menos una disculpa?.
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