A sus 100 años, el único testigo
gráfico de la muerte del 'Califa' regresa al ruedo de Linares en el 66
aniversario de la tragedia y visita el mausoleo del ídolo en Córdoba.
Una tormenta de recuerdos rondando su cabeza apenas había
dejado dormir a Cano en una noche en la que el cielo de Linares descargó una
tremenda tromba de agua como si de un llanto honor a Manuel Rodríguez,
Manolete, se tratara. Esa misma madrugada de hace 66 años, pasadas las cinco se
certificaba la muerte del Monstruo tras varias horas de agonía sin vuelta atrás
después de ser corneado por «Islero» de Miura. Cano madrugó ayer sin apenas
descansar un día de sentimientos encontrados en torno al mito caído y no dudó
en viajar hasta Córdoba para visitar el mausoleo de su ídolo y amigo. El
silencio solenme se apoderó del momento. Y volvieron las lágrimas...
Ha sido muy, muy triste. He pasado una mañana durísima, me
he arrodillado frente a su tumba, le he dejado un ramo de flores y no he parado
de llorar. Para mí era el mejor amigo y el mejor torero. Y verme ahí, cara a
cara, con mis 100 años... Parecía que estaba con él de nuevo.
- ¿Y qué se han
dicho?
He vuelto a hablar con él y he revivido aquel rato de más de
una hora en su habitación antes de la corrida fatídica. Recuerdo que Manolete
bromeaba con mi edad, se interesaba por el número de hijos que tenía y me
preguntaba qué tipo de torero había sido yo. Le dije que fui torpe porque me
cogían todos los días. Y me respondió: "No era por torpe, era porque te
quedabas quieto". Y eso para mí es el mayor piropo que he recibido en toda
mi vida.
- El tiempo pasa y
usted sigue llorando a Manolete...
A Manolo le sigo llorando todos los días y lo seguiré
haciendo hasta que me muera.
- Unas horas antes,
la tarde de ayer [por el miércoles] en Linares, usted recibió el homenaje de la
afición y volvió a pisar la arena, el escenario de la tragedia. ¿Qué sintió?
Pasé un día horrible. Me homenajearon, estuve en el patio de
cuadrillas como entonces y salí al ruedo.... Los toreros y los compañeros me
aplaudieron... Fue muy emocionante. No dejaba de pensar lo que aquí viví. Fue
una pena muy grande.
- Aquel 28 de agosto
de 1947 usted no iba a estar en Linares.
Luis Miguel toreaba ese día y me debía varios reportajes.
Dominguín, que era mal pagador pero pagaba, me dijo: "Vente conmigo a
Linares y allí te liquido". Así que la casualidad quiso que presenciara la
muerte de mi amigo y que hiciera aquellas fotos, las únicas que existen y las que
más dinero me dieron, pero las que nunca querría haber hecho.
- Una fotografía suya
generó una historia con José Tomás.
Siempre he dicho que «Islero» cogió a Manolete por un error
suyo al matarlo en la suerte contraria. Un día, en Palencia, José Tomás me lo
recriminó y yo le mandé callar. Se enfadó, pero a los 15 días me llamó y me
pidió la mejor foto que hubiera de Manolete. Se la vendí en Sevilla por 50.000
pesetas y al cruzarnos en el callejón me dijo: "Es la mejor sin
duda". Hoy cuelga sobre el cabecero de su cama.
- Camino de los 101
años, Cano y su gorrilla siguen de plaza en plaza.
Ya no hago fotos, pero sigo trabajando con mis exposiciones.
Es mi vida, es mi pasión y no renunciaré a ella hasta que muera.
**** Este martes en la madrugada Canito, murió…
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