sábado, 30 de julio de 2016

FERIA DE SAN IGNACIO / AZPEITIA, GUIPÚZCOA – PRIMERA CORRIDA: Brava corrida de Ana Romero

Tres toros jugados bajo un diluvio. Espectáculo de gran seriedad. *** Juan Bautista, templado y sabio con notable lote, pero desafortunado con el descabello. *** Brillante Daniel Luque con un toro pastueño. *** Entrega, resolución y carácter del joven Borja Jiménez.

BARQUERITO

A LAS ONCE EN LA PARROQUIA de Soreasu un concierto de órgano del joven Iñaki Arakistáin. A las doce el chupinazo desde el balcón del Ayuntamiento y, al mismo tiempo, la gran campanada de la parroquia, anual coincidencia singular. Los honores de lanzar el cohete de las fiestas fueron para la Banda Municipal de Azpeitia, que ha cumplido ciento cincuenta años de vida, y para el grupo de arqueólogos de la Casa Antxieta. Y en seguida, la marea “arroxa”, grana o fucsia, que el color de las camisetas que luce los tres días y medio de sanignacios la gente joven. Un golpe de color. Lucía un sol espléndido y suave.

No tan suave a las seis y media, la hora del paseíllo. Entró el viento marítimo, se cerraron los cielos y a las siete de la tarde cayó un diluvio. Jarros de agua durante la lidia de tres toros –segundo, tercero y cuarto- que dejaron el piso de la plaza en pésimo estado. Demasiada arena tal vez, el drenaje no dio de sí. Charcos, zonas enfangadas. La gente huyó de los tendidos cuando la tormenta adquirió en el tercer toro caracteres bíblicos. Se planteó la posibilidad de suspender el festejo antes de soltarse el tercero y luego de arrastrado. Los toreros decidieron llegar hasta el final. Un gesto.

Brava, seria, hermosa y bella la corrida de Ana Romero. Es regla casi exacta que los toros de sangre santacoloma embistan con particular son los días de viento norte en el Golfo de Vizcaya y el Cantábrico oriental. No sería solo eso. Fue corrida de variadas hechuras. De gran hondura un cuarto espectacular, enlotado con un primero de menos cuajo que los demás. Tanto el soberbio cuarto como el lindo primero galoparon de salida. Lo hicieron también segundo y tercero. No tanto los dos últimos, que fueron los más castigados en el caballo. Un solo puyazo, pero puyazo interminable, en zona blanda y de hacer muchísima sangre, sangre que se empapaba en los charcos.

Los seis toros pelearon en el caballo con diferente entrega. Cobraron los seis. Muy certeros los dos picadores de la cuadrilla de Juan Bautista, Paco María y Puchano. En banderillas apretaron todos los toros sin excepción. Las dimensiones reducidas del ruedo de Azpeitia acentuaron ese detalle. El suelo enfangado fue para los banderilleros trampa de alto riesgo.

En la muleta se movieron con fijeza y motor, sin desmayo, los seis toros. Con calidad distinguida un primero casi dulce y un segundo pastueño. Con ritmo fino un cuarto al que hubo que convencer. El tercero respiró con el aire de los santacolomas guerreros. El quinto, sangrado brutalmente en varas, llegó a derrumbarse por eso hasta dos veces, y a desplomarse sobre un lecho de fango. Se levantó, con todo, para seguir peleando pero sin romper como cualquiera de los cuatro primeros. El sexto se enganchó con el correaje del estribo derecho, cobró el puyazo recostado y con la cara muy arriba, también sangró lo indecible y sacó en la muleta son celoso, prontitud de bravo y una o dos gotas de listeza. Fue, por todo eso, corrida del gusto de un público muy atento al toro que sea.

Estuvieron más que bien los tres espadas. Las dos lidias de Juan Bautista fueron modélicas: sobrias, precisas, ni un capotazo de más, sentido de la oportunidad. Con el ruedo pesadísimo, Juan Bautista tuvo el detalle generoso de hacerse cargo en banderillas de la brega del cuarto. A los dos toros les dio el torero de Arles cumplida fiesta. Dos profusas faenas, muy bien armadas las dos, distinguidas una y otra por la ligazón, el encaje, el trato suave. La ciencia. El trato con el cuarto, resistido de partida, fue soberbio.

En las dos faenas, tan precisas como las lidias previas, abundaron los muletazos de compás. Con la mano izquierda, hubo momentos exquisitos, de toreo despacioso y bien rematado. Contra costumbre de Juan Bautista, las dos faenas pecaron de largas. Estaba casi a placer el torero. Y contra costumbre también, no entró la espada ni a tiempo ni en el sitio debido. Muy tendida la estocada del primero, que no descubrió, y Juan Bautista no acertó hasta el sexto golpe de verduguillo. Un aviso antes de la igualada del cuarto al que quiso matar recibiendo tras un pinchazo arriba en corto y por derecho. Las dos reuniones a recibir se saldaron con pinchazos en la yema. Fue laborioso el descabello. El toro no descubría y se arrancaba con fiereza. Sonó el segundo aviso. Sacaron a Juan Bautista a saludar a pesar de todo. Un balance nada acorde con dos entregas de tanta y tan sabia categoría.

Daniel Luque se acopló en seguida con el buen segundo, lo tuvo en la mano casi desde que lo recibió de capa con lances vistosos, lo trajo y llevó sin apuros en reuniones de ajuste, remató faena con esa cadena de muletazos cambiados y con las vueltas que pareció inventarse y no patentar un día ya lejano. Con el quinto, tan regañado, no cupo tirar de invento ni patente, sino abreviar después de haber encontrado el único hueco medio seco de la plaza.

Fueron conmovedoras la entrega y la entereza de Borja Jiménez. No solo por tener que torear en el momento más duro de la tempestad, y a un tercer toro que en la distancia se daba pero en corto no tanto. También por lo mucho que arriesgó y la cantidad de recursos que halló para plantarle al sexto muy serio combate. Faena de emoción y resolución. No tanto de calidades. Pero no se trataba de eso. No les vio la muerte a ninguno de los toros. Espada mal afilada, la suerte solo a medias.

POSTDATA PARA LOS ÍNTIMOS.- El olor del heno recién segado en la subida a Olatz, el del color de las piscinas levantadas frente a la colonia de Uribitarte, el de las brasas de los asadores del arrabal. Todos esos aromas se los lleva el viento marinero que, dicen, aquí, viene de Zumaya río arriba y cruzado los montes sin ser visto. El viento que seduce a los toros. Es un aire salino y húmedo. Quién sabe. En la parroquia el concierto íntimo de órgano.

FICHA DEL FESTEJO
Sábado, 30 de julio de 2016. Azpeitia (Guipúzcoa). 1ª de feria. 2.000 almas. Descargó una tormenta severa durante la lidia de segundo, tercero y cuarto. La lluvia dejo el piso encharcadísimo. Dos horas y cuarto de función.
Seis toros de Ana Romero.
Juan Bautista, silencio tras un aviso y saludos tras dos avisos.
Daniel Luque, una oreja y ovación.
Borja Jiménez, silencio y vuelta tras un aviso.
Picaron muy bien a primero y cuarto Paco María y Puchano.

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