Rafaelillo |
PACO AGUADO
El joven diestro local Román Collado, que salió a hombros, y
un encastado sobrero de Luis Algarra, premiado exageradamente con la vuelta al
ruedo, se saltaron el guión de la tarde "torista" que, con los
descastados o complicados astados de Cuadri, cerró hoy la Feria de Julio de
Valencia (este).
La última tarde de la feria era la "torista", la
corrida que atrajo a esos aficionados que gustan más del toro que del torero y,
también en este caso, a muchos partidarios que, entre los aficionados al
"bou al carrer", tiene la ganadería de Celestino Cuadri en toda la
provincia de Valencia. Pero los que vinieron esperando ver casta, vieron en
cambio tres toros absolutamente desfondados, sin apenas raza dentro de sus
desmesurados corpachones, y otros tantos que, además de mansedumbre, sacaron
aviesas intenciones.
En ese contexto, era bastante improbable que aflorara un
toreo de estética y hondura, sino más bien una lidia práctica y eficaz con
recursos antiguos para dar en tierra con tan desabridos torancones. No hubo
mucho que reseñar, pues, hasta la salida del tercero, con los precedentes de
dos "cuadris" absolutamente vacíos y aplomados con los que tanto
Rafaelillo como Pascual Javier se mostraron más que dignos.
Pero ese tercero, precisamente el de menos trapío del
encierro, fue devuelto por flojear de salida y en su lugar salió un serio
cinqueño de Luis Algarra que no paró de embestir con entrega hasta su muerte. Le
faltó, eso sí, más celo en varas, en dos leves puyazos de los que salió suelto
y que demerita el exagerado premio de su vuelta al ruedo en el arrastre, pero
no por ello dejó de ser un toro de triunfo grande.
El valenciano Román le saludó con lances surtidos que ya
levantaron el nivel de las ovaciones, igual que un inicio de faena de muleta
con pedresinas, estatuarios y pases por la espalda que marcaron una de las
virtudes de su faena: la variedad. Pero también contó y mucho la frescura del
joven espada a la hora de plantear su obra, superando con aguante y firmeza
algunas imprecisiones técnicas que por momentos le impidieron apurar las
enrazadas y entregadas embestidas del de Algarra. Lo consiguió más y mejor con
la mano derecha, en una serie de muletazos de mano baja y mando total a la que
el toro respondió empleándose al máximo. Román puso a hervir definitivamente
así los tendidos, antes de que unos ayudados por bajo de mucho sabor y un
espadazo volcándose llevaran a sus manos esas dos orejas.
Pero tras el paréntesis volvieron de nuevo al ruedo la
incertidumbre y el sobresalto, en tanto que dos de los tres últimos toros de
Cuadri, además de mansos, desarrollaron un complejo sentido defensivo.
Rafaelillo, en un notable esfuerzo, se fajó con el cuarto
que, lejos de atemperarse, se puso cada vez más violento para dificultar más si
cabe el empeño del torero murciano que, sólo a base de oficio, decisión y
sudor, le pudo cortar una más que merecida oreja.
El quinto se desfondó a la misma velocidad que sus hermanos
anteriores, dejando sin opciones a Pascual Javier. Y el sexto, quizá para
compensar la buena suerte de Román con el sobrero, fue un manso que más que la
casta que no tuvo hizo valer la violencia de sus 640 kilos, usándolos para
defenderse y quitarse de en medio, con arreones y cabezazos, todo lo que le
molestara. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Cinco toros de Celestino Cuadri,
de muy hondo volumen, a lo largo y a lo ancho, de juego descastado y sin fondo,
aunque también los hubo mansos con sentido y acusadas complicaciones. Y un
sobrero de Luis Algarra (3º), que
sustituyó a un titular devuelto por flojo, sin celo en varas pero con casta y
transmisión en la muleta, premiado exageradamente con la vuelta al ruedo en el
arrastre.
Rafaelillo, de nazareno y oro: dos pinchazos y
estocada desprendida (ovación tras aviso); estocada (oreja).
Pascual Javier, de añil y oro: media estocada desprendida
y tres descabellos (silencio); estocada baja (silencio).
Román, de verde botella y oro: estocada tendida (dos orejas); tres
pinchazos, media estocada baja y tres descabellos (silencio tras aviso). Salió
a hombros.
Entre las cuadrillas, Raúl
Martí, El Sirio y José Mora
saludaron en banderillas.
Cuarto y último festejo de la Feria de Julio de Valencia, con medio
aforo cubierto.
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