El
rejoneador de La Puebla afronta mañana en Espartinas un reto trascendental para
su carrera. Se encerrará en solitario con seis toros de distintos hierros y
ganaderías en un pronunciamiento personal que va más allá del puntual
distanciamiento con la empresa Pagés.
ÁLVARO R.
DEL MORAL
@ardelmoral
Correo de
Andalucía de Sevilla
Todo está a punto. Diego Ventura ha preparado con
mimo el gesto de rejonear seis toros de distintos encastes y ganaderías en la
plaza de Espartinas. Será el mismo día y a la misma hora que se celebre el
festejo ecuestre de la Feria de Abril pero el pronunciamiento del jinete
cigarrero pretende ir más allá de ese desencuentro.
—El gesto
de este domingo va a convertirse en un homenaje inesperado a don Ángel Peralta.
Las cosas han venido así y tenemos que tirar para
alante. No podemos venirnos abajo pero el pensamiento estará puesto en él. Si
llega el triunfo será en su honor.
—¿Qué
necesita demostrar Diego Ventura a estas alturas de su trayectoria?
Si realmente te sientes figura debes dar un paso
más en cada tarde. He conseguido hacer cosas muy importantes pero matar seis
toros de distintos encastes es un reto personal. Quiero estar a la altura de
esos seis toros y triunfar con ellos.
—Hablar de
encastes nos lleva al trasfondo de este gesto: la negativa a lidiar la corrida
Bohórquez en Sevilla y abrirla a otras sangres.
Ahí esta el referente de Ángel. Nos ha enseñado a
todos y quiero seguir esos pasos: marcar diferencias y conseguir cosas
importantes en beneficio de la Fiesta y el rejoneo. Tenía que ser este año y es
por bien del aficionado.
—Los
aficionados veteranos hablaban de la reedición del espíritu de la guerrilla de
Palomo y El Cordobés.
Todo el mundo podría pensar que lo hago por
fastidiar a la empresa de Sevilla pero no es así. Lo hago porque me habría
gustado hacerlo en Sevilla; porque hay mucha gente que me sigue y espera verme
en Sevilla. No podía dejarlos en la estacada. No podía quedarme quieto. Ojalá
se llenen Espartinas y Sevilla y que mis compañeros salgan a hombros. Sería
bueno para el rejoneo. Eso es lo que de verdad importa. Lo hago pensando en el
futuro del rejoneo y el público.
—¿Habría
estado dispuesto a encerrarse en solitario en Sevilla de nuevo?
Claro que sí. Veinte años de alternativa sólo se
cumplen una vez y no es fácil tener la cuadra que yo tengo en estos momentos ni
alcanzar el nivel de preparación que tengo ahora. Son momentos de afrontar
gestas. En mi cabeza estaba afrontarlas en Sevilla, Madrid y Lisboa. En Sevilla
no ha podido ser pero sí será en Espartinas.
—En Madrid
sí le esperan seis toros en Otoño...
Ya está hecho. Falta Lisboa.
—Da la
sensación de que no está satisfecho interiormente con sus últimas actuaciones
en la Maestranza.
He tenido actuaciones más redondas en otras ferias
que en Sevilla. Volvemos a lo mismo. Por culpa de la corrida no he podido estar
a esa altura que sí he conseguido con la misma ganadería en otros sitios como
en Málaga. Pero en Sevilla no ha habido suerte estos años. No ha salido ese
toro que transmita y que se mueva y me permita hacer mi espectáculo. Esa es mi
única guerra: llevar a la plaza el toro con emoción y poder demostrar a la
gente el momento que atravieso. No hay más ni me interesa. Pienso en el
aficionado antes que en mí y si no lo hiciera no me afrontaría las dificultades
de esos seis toros en Espartinas.
—En la
rueda de prensa en la que presentó este gesto aludió al futuro del negocio con
mucha preocupación.
Lo veo complicado. Mi carrera está encauzada pero
no puedo ser partícipe del juego si siguen haciendo las cosas como ahora. Me
gustaría que las cosas se hicieran con rivalidad en la plaza, emoción en el
toro... el público tiene que percibir el peligro y sentir que allí hay un toro
bravo. Pero el sistema está de otra manera que no es la que yo he aprendido.
Cuando vivía en la casa Peralta y veía a esos rejoneadores antiguos, las
corridas que salían antes... no era lo mismo que ahora. No considero que exista
esa rivalidad ni la fiereza necesaria en algunas ganaderías. Yo intento
cambiarlo pero lucho contracorriente. Los compañeros no quieren afrontar esas
dificultades y algunas empresas se han acomodado a una serie de ganaderías y
sus precios. Cambiarlo no es fácil.
—Es que en
el rejoneo se ha llegado a cotas impensables pero las diferencias de nivel
entre la cabeza y el pelotón son tremendas.
Totalmente. Antes había seis o siete rejoneadores
como Javier Buendía, los Peralta, Moura, Vidrié, Alvarito... y más
recientemente los Domecq, Hermoso, Fermín Bohórquez, Ginés Cartagena... veías
una variedad, rejoneadores de personalidad muy diferenciada que daban su
espectáculo. Había emoción, rivalidad... pero a día de hoy no lo veo así como
aficionado. Quitando algunas corridas dentro del encaste Murube como Capea, Los
Espartales, Guiomar o Ángel Sánchez hay otras muchas que no transmiten esa
emoción. Y en el caso de los compañeros no sé si se han acomodado o tienen sus
temporadas hechas por las empresas que los apoderan. No siento la rivalidad ni
la competencia.
—Resulta
difícil de creer que haya plazas que no cuentan con Ventura por sistema.
Entre 25 y 30 ferias importantes. Por eso digo que
el negocio no se lo están cargando los antitaurinos, nos lo cargamos nosotros
mismos. A día de hoy, con la cuadra que tengo y el momento que atravieso es el
momento de torear en esas ferias. Llevo cinco años sin ir a Jerez. Pero hay
otras plazas como Valladolid, Palencia, Bilbao, Salamanca, Nimes, Zaragoza o
Logroño y Pamplona en las que ni siquiera he debutado. Eso demuestra quién hace
el daño.
—Pero más
allá de las miserias del negocio sí puede presumir de un reconocimiento
unánime.
Eso es lo único que me mantiene vivo y con ganas
de torear y salir a la plaza para demostrar que soy el mejor. Los aficionados,
los periodistas y profesionales hablan de uno y por lo menos ya dicen lo que
está pasando. Antes no era así. Estoy satisfecho de ese reconocimiento y los
aficionados ya saben cual es el malo de la película.
—Ha
conseguido otra cosa muy complicada: a Espartinas irá mucha gente que no es
asidua a los rejones.
Me lo ha dicho mucha gente: «no acostumbro a ir a
los rejones pero quiero ver lo que estás haciendo, los cambios que quieres
traer...». Son mensajes que me han llegado por muchos sitios. Me enorgullecen y
harán que el día de Espartinas salga como un chaval que empieza.
—Se le nota
ilusionado.
Mucho y por muchas razones. Las sensaciones
vividas en los últimos años y los últimos meses están ahí. El otro día ya pude
dar un toque de atención del momento que atravieso en Arlés. Hay mucha gente
que me ha tirado a degüello para bajarme de la cima pero cuanto más me aprietan
más me motivo. Mi carrera ha sido siempre igual desde los inicios. A día de
hoy, con 20 caballos figuras, preparado físicamente y con la edad que tengo me
salto cualquier traba. Sólo quiero ser mejor cada día. Llego a Espartinas con
una ilusión tremenda.
—Pues la
cita está ahí...
No hay vuelta atrás. Los caballos están andando
muy bien con las vacas y he escogido una corrida seria, un punto por encima de
lo que debería ser para Espartinas. En el envío hay toros de plaza de primera.
La plaza se va a llenar y eso me da una moral tremenda.
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