DIEGO
VENTURA
Diario EL
MUNDO de Madrid
Mi historia con Don Ángel empieza en 1982, año
señalado en mi vida ya que fue el año en el que nací. Tres meses de vida me
bastaron para que ese Genio de La Puebla se cruzara en mi camino. Desde ese
mismo instante ya creo que mi vida empezaba a tomar un rumbo...
El maestro contrató a mi padre, Joao Ventura, para
trabajar en su casa y torear una serie de corridas en España. Mi padre como
rejoneador en Portugal nunca tuvo la suerte de tener ayuda, ni nadie que
apostara por él; Don Ángel sí lo hizo.
Llegué a casa del Genio de la Puebla con 3 meses,
y mi vida transcurrió allí a su lado hasta los 12 años. Puedo decir que gracias
a mi padre hoy en día soy quien soy, pero sin lugar a dudas gracias a Don Ángel
fuí rejoneador. Él fue quien me montó por primera vez a caballo y la vida q
tuve allí con él en su casa, fue la que marcó mi infancia para que tuviera
claro que quería ser de mayor.
Con 5 años me puse delante de mi primera
becerra...Cada vez que toreaban vacas me ponía en la misma puerta de la plaza
para ver si algún día me decían "Venga Dieguito, pasa". Y así fue,
Don Ángel me dijo esas palabras que yo tanto esperaba y ahí comenzó mi
trayectoria y mi vida como torero a caballo. Jamás olvidaré aquello, Maestro...
Doce años a su lado me trajeron muchas vivencias
buenas y también duras. Estuve presente en uno de los accidentes más graves de
él, en La Zubia (Granada), la cual marcó mi niñez, ya que ver a ese genio pegar
esa caída tan aparatosa, verlo tan mal...Siempre lo recuerdo como un momento
difícil por el que tuve que pasar, pero me marcó más aún lo duro que fue él
para poder superar aquello.
Yo lo admiraba y lo idolatraba, él sin embargo me
vió crecer como hombre y como rejoneador. Estoy seguro que se sintió y se
siente muy orgulloso de que Dieguito siguiera sus pasos y más aún que
consiguiera ser figura.
Me encantaba escucharlo hablar de toros, de la
vida, de todo en general con esa humildad que le caracterizaba y le caracteriza
¡siendo quien era y quien es! era un maestro del rejoneo para mi, pero sobre
todo maestro de la vida. Tiene una sabiduría especial...a día de hoy aún me
quedo embobado escuchándolo hablar y recitar, ¡porque es un genio también de la
poesía!
Fue un "Ángel" caído del cielo en mi
vida, me marcó mucho en lo profesional y en lo personal, tanto que, a pesar de
ser muy atleta, su único vicio era comer helados de café (A mí me tocó
compartir muchos al caer la tarde en el rancho con él...) Ahora también
comparto su vicio y su oficio... cosas del destino Don Ángel.
Ojalá y le sigamos viendo en las plazas, en La
Puebla, en su Rancho... porque sigues dándole al rejoneo categoría e
importancia. Y a mí en lo personal, ganas de seguir sintiendo este arte del
toreo a caballo de esta manera tan especial.
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