JAVIER
LÓPEZ
El novillero Ángel Téllez dejó hoy una grata
impresión en la tarde de su presentación en Las Ventas, en la que Carlos Ochoa
dio una solitaria vuelta al ruedo, premio de poco peso a tenor de los méritos
contraídos durante la faena.
El frío se adueñó de Madrid por el mes de abril.
Una temperatura gélida, insufrible para aguantar las casi dos horas y media que
duró el espectáculo de hoy en Las Ventas, en el que hubo que esperar al final
para vivir lo que, a la postre, fue lo mejor la función.
Fue la faena del debutante Ángel Téllez al sexto,
labor que, sin ser tampoco de triunfo grande, ni mucho menos, al menos dejó en
la retina del aficionado un concepto, unas cualidades que hacen atisbar en él
un futuro prometedor. Le falta rodaje, sí, adquirir mayor oficio, también, pero
cuidado con él cuando lleve quince o veinte novilladas más a sus espaldas. Fue
un fogonazo en el ártico.
Porque tiene el toreo bueno metido en la cabeza.
Lo demostró con ese sexto novillo, al que toreó con aplomo y buen gusto en una
primera parte de faena de corte vertical, tratando siempre de engancharlo (al
novillo) por delante para llevarlo por abajo y escupirlo detrás de la cintura.
Esa es la teoría que el madrileño busca poner en
práctica. Otra cosa es que le falte todavía para exhibirla en todo su
esplendor. Pero la idea no puede ser mejor. Luego también tiene firmeza de
plantas, y valor, mucho valor, para aguantar parones y acabar resolviendo con
notable suficiencia en la distancia corta con el animal ya venido a menos.
Quede dicho que todo esto debe pulirlo. El tiempo
y los paseíllos que haga será cruciales para coger ese oficio que necesita y
desenvolverse con más soltura tanto con el bueno como con el malo, pues con el
tercero, al que le faltó más clase y entrega, no pasó de correcto en una labor
un tanto fría, de esas que no llegan a despegar por mucho que insistiera.
Lo preocupante, en cambio, fue lo de Carlos Ochoa,
que debió estar mucho mejor con el lote más propicio de una novillada muy
toreable en líneas generales de Fuente Ymbro.
Pero no. Ochoa no acabó de aprovechar ni al
bonancible segundo ni al buen quinto. Todo lo que les hizo a ambos fue por las
periferias, sin hondura, sin reunirse en ningún momento con ellos. Es verdad
que tiene cosas buenas este novillero, sobre todo un gran sentido del temple y
un larguísimo trazo del muletazo; pero hay que reunirse más con los astados y
no abusar tanto del hilo del pitón en los cites.
Es verdad que en su primero le pidieron la oreja,
y que dio al final una vuelta al ruedo que tampoco tuvo el valor de este tipo
de recompensas en la primera plaza del mundo, pero es mejor, en estos casos,
decirle las cosas a las claras para que corrija cuanto antes y pueda poner en
alza las virtudes que tiene su toreo.
A Isiegas, en cambio, le tocó bailar con la más
fea, con un primero manso y distraído, que cobró la primera cornada de la
temporada a Madrid al subalterno Jesús Montes cuando trataba de resguardarse en
el burladero. El animal le hizo presa justo en la tronera, levantándole de muy
feas formas y mandándole directamente a la cama.
El aragonés no pasó de los detalles sueltos en
éste, como tampoco pudo pasar de dispuesto con un cuarto que enseguida se
apagó. Una lástima, pues se le esperaba con ganas después de la gran impresión
dejada el año pasado en este mismo ruedo. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Novillos de Fuente Ymbro, bien presentados y de juego variado. Destacaron los
manejables segundo y sexto, y, sobre todo, el buen quinto, aplaudido en el
arrastre. Noblotes y mansurrones, el resto.
Jorge
Isiegas, de azul noche y oro:
bajonazo (silencio tras aviso); y casi entera muy baja y atravesada (ovación).
Carlos
Ochoa, de azul celeste y oro:
pinchazo y estocada fulminante (vuelta al ruedo tras petición insuficiente); y
dos pinchazos, media desprendida y descabello (silencio tras aviso).
Ángel
Téllez, de verde hoja y oro:
estocada desprendida (ovación tras aviso); y pinchazo y estocada tendida
(ovación tras dos avisos).
En la enfermería fue intervenido el
banderillero Jesús Montes de
"cornada en tercio inferior, cara interna del muslo izquierdo con dos
trayectorias: Una hacia atrás de 15 centímetros que alcanza cara posterior,
fémur, y contunde nervio ciático y arteria poplítea; y otra hacia arriba de 15
centímetros que produce destrozos en fascia lata, vasto interno e
isquiotibiales. Pronóstico menos grave".
Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto
de silencio en memoria del rejoneador Ángel
Peralta, fallecido ayer en Sevilla a los 93 años de edad.
La plaza registró algo más de un cuarto de
entrada (6.577 espectadores, según la empresa) en tarde gélida.
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